Una mirada para tratar el Chagas con mayor consciencia social

La implementación de programas de vigilancia, prevención y control requiere de un enfoque integral, tanto en contextos rurales como urbanos.

El equipo del proyecto GeoVin utiliza su app de georreferenciación de triatominos durante un viaje a la provincia de Córdoba. Crédito: GeoVin.
El equipo del proyecto GeoVin utiliza su app de georreferenciación de triatominos durante un viaje a la provincia de Córdoba. Crédito: GeoVin.

El Chagas es un fenómeno complejo y multidimensional en el que se entrecruzan factores políticos, económicos, ambientales, biomédicos, epidemiológicos, psicológicos y socioculturales. En Argentina, esta afección que se transmite a través de los insectos conocidos como “vinchucas” infectadas con el parásito Trypanosoma cruzi, se constituye como una de las principales enfermedades endémicas.

Según datos brindados por la Asociación Civil por la Igualdad y Justicia y otras organizaciones, más de 1 millón y medio de personas vive con esta enfermedad potencialmente mortífera. Y se estima que “nacen cada año 1.500 niñas y niños con Chagas, de los cuales tan solo el 30 por ciento accede al diagnóstico y, por consiguiente, a la posibilidad de recibir el tratamiento correspondiente, que en esas edades tiene hasta un 95 por ciento de efectividad”. Estas cifras convierten al Chagas en uno de los problemas de salud pública más críticos de Argentina.

¿Cómo revertir esta endemia?

“A lo largo de la historia se concibió al Chagas como una cuestión biomédica y se minimizó a las otras dimensiones, pero mientras tengamos una mirada incompleta del problema, no vamos a poder resolverlo. En ese sentido, es clave la participación integrada de diversos actores de múltiples niveles de acción, información y educación”, asegura Carolina Carrillo, investigadora del Conicet y miembro del grupo: ¿De qué hablamos cuando hablamos de Chagas?, una asociación civil formado por personas con y sin Chagas provenientes de distintos espacios, con diferentes recorridos y variada pertenencia institucional. Desde hace varios años, el grupo que integra Carrillo promueve el abordaje de la problemática del Chagas desde una perspectiva integral e innovadora en diversos diversos contextos educativos y comunitarios.

En diálogo con esta Agencia de Noticias Científicas, la investigadora explica el carácter complejo de la problemática del Chagas en la que intervienen condiciones de vida, dimensiones culturales como creencias, representaciones sociales de las personas y comunidades afectadas. “Es importante considerar el Chagas como un problema presente, tanto donde hay vinchucas como donde no las hay”, enfatiza la investigadora. Y agrega que “las acciones deben estar orientadas a la instalación del tema en tanto problemática social vigente y presente en todo el territorio nacional y en el mundo, tanto en contextos rurales como urbanos”.

En ese sentido, se necesita de un abordaje comunicacional integral que desarrolle acciones masivas, interpersonales y comunitarias para garantizar la instalación de esta problemática en la agenda pública y favorecer la construcción de procesos locales que promuevan cambios en conocimientos, actitudes y prácticas.

La ley

En 2007, el Congreso Nacional sancionó la Ley de Prevención y Control del Chagas (N° 26.281) que asigna carácter prioritario a las políticas sanitarias que abordan esta problemática. Sin embargo, a 15 años de su sanción sigue sin reglamentarse, generando graves problemas para implementar políticas públicas orientadas a su prevención, detección y tratamiento.

“Si bien es una ley que tiene puntos muy interesantes y favorables, al no estar reglamentada no tenemos recursos para exigir el cumplimiento”, plantea Carrillo. Para revertir esta situación es urgente que se reglamente la normativa, y garantice y ejecute los recursos económicos suficientes para implementar políticas públicas adecuadas.

Diagnóstico, síntomas y tratamientos

Es causado por el parásito Trypanosoma cruzi y se transmite a los seres humanos principalmente por las heces u orina de insectos triatominos, conocidos como vinchucas o chinches. También lo puede transmitir una persona infectada en la gestación o parto de su hijo o contagiarse por la transfusión de sangre infectada, el trasplante de órganos provenientes de alguien con Chagas, consumo de alimentos contaminados por T. cruzi o por accidentes de laboratorio.

En días posteriores al ingreso del parásito en el organismo, aproximadamente el ocho por ciento de las personas infectadas, presenta manifestaciones clínicas generales como fiebre prolongada, diarrea, dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, vómitos, falta de apetito, malestar general. Sin embargo, en la mayoría de los casos, esta etapa inicial pasa desapercibida y sin síntomas.

El modo de detectar si la persona está infectada con el T. cruzi es realizar un análisis de sangre (método directo o serología para Chagas). Se promueve realizar el diagnóstico a toda persona que haya vivido en una zona donde hay vinchucas o que su madre o abuela materna hayan vivido en un área con vinchucas o tenga Chagas. El acceso al diagnóstico es fundamental para poder realizar el tratamiento correspondiente, ya sea medicación específica para eliminar el T. cruzi (Benznidazol o Nifurtimox) o algunas otras intervenciones médicas destinadas a disminuir los daños ocasionados por el parásito.

Fomentar múltiples formas de mirar, entender y abordar la problemática del Chagas desde el trabajo colectivo, es mucho más que hablar de una enfermedad. De hecho, podría ser el camino que permita avanzar en su tratamiento.


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.