
El área más afectada de la UNS fue su sede principal ubicada entre los arroyos Napostá y el canal Maldonado. Según se detalló en las cuentas oficiales, el agua afectó 5 mil m2 del predio y alcanzó insumos y equipos de laboratorio de Ingeniería, Física e Ingeniería eléctrica únicos en el país. Además, de 150 mil volúmenes que poseía la biblioteca, 70 mil quedaron bajo el agua y buscan restaurar algunos ejemplares únicos. Mientras la universidad se recompone, las clases fueron suspendidas hasta el 31 de marzo.
“El predio sufrió la mayor inundación, tanto en subsuelos como en el primer piso. Afectó la infraestructura edilicia, el servicio eléctrico, aulas, laboratorios y se perdió la disponibilidad de agua al tapar los tanques”, cuenta Pablo Marinangeli, secretario de Relaciones Institucionales de la UNS, a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.
En este marco, la comunidad busca donaciones a través del sitio web reconstruir.uns.edu.ar, donde figuran dos códigos QR para hacer donaciones directas mediante Mercado Pago o PayPal. También, aportan un cbu y alias para transferencias bancarias. “Todo ayuda por mínimo que sea para poder recuperarnos poco a poco”, afirma.
Entre los productos que necesita la comunidad bahiense, los alimentos no perecederos y aquellos de limpieza son los más urgentes.
Muchas manos para ayudar
Desde un primer momento, la comunidad universitaria y la bahiense en general trabajan en conjunto para poder salir adelante. Según el funcionario de la UNS, se calcula que dos mil personas se presentaron como voluntarias para ayudar, entre docentes, nodocentes y estudiantes.
“La situación fue muy compleja porque toda la ciudad quedó sin electricidad e incomunicada. Todos mostraron su solidaridad e interés por colaborar, mientras que solucionaban también su problema particular. Se empezó por enviar cuadrillas para ayudar a los miembros de la comunidad universitaria, gente que vive sola o que son mayores. Se hizo la limpieza de casas, se sacó el agua y el barro”, relata Marinangeli.

Una vez pasada la emergencia de cada familia, se continuó con la Universidad. “Participaron todos, pero destaco a los estudiantes porque hicieron tareas en áreas que muchas veces les resultan ajenas, como los laboratorios, y estaban dispuestos a dar una mano. Estábamos todos muy golpeados ante semejante destrucción en la ciudad, pero rápidamente la respuesta fue: ‘¿cómo podemos ayudar?’”, agrega ante la Agencia.
Asimismo, enfatiza la importancia que tuvo la articulación entre las diferentes universidades nacionales para realizar colectas y donarlas a Bahía Blanca, como la puesta a disposición de las instalaciones de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) para realizar actividades allí.