En este breve artículo, Alicia Fuentes reflexiona sobre su trayectoria personal en la UNQ y deja un mensaje de cara al 1° de mayo.

En octubre de 2008 me gradué en la UNQ. Mientras anunciaban mi nombre en la colación de grado, pensaba en todo lo que me estaba llevando de la UNQ en ese título. Había libros de autores brillantes, manuales editados por la universidad, algunas clases maravillosas dictadas por docentes que me mostraron un mundo nuevo. Esos pasillos con olor a café y tostado de la tarde. Y los árboles, esos hermosos árboles que se veían de los ventanales de las aulas.
Pero hay algo que también está en ese título. Lo primero. En 1998 entré al edificio de la UNQ con miedo a no poder. El temor de ese primer día desapareció cuando en el aula destinada para la orientación de los y las ingresantes, una mujer amable, con una amplia sonrisa nos decía cómo completar los formularios y que no nos preocupemos, que le consultáramos todo lo que fuese necesario, que ahora parecía difícil pero que todo iba a estar bien. Gracias Yoli, tenías razón.
Yoli es Yolanda Alegre, trabajadora Nodocente del área de alumnos. El conocimiento de su trabajo y su dedicación fue para todas las personas que estábamos en esa aula, una ayuda invaluable.
El trabajo del Nodocente es un trabajo que no queda escrito, documentado o firmado, que se da por sentado y que no aparece en casi ningún lado. Un trabajo que está en los eventos, en los proyectos de investigación y de extensión, en las prácticas de laboratorio, en el uso de las instalaciones, en la edición de los libros, en la compra de equipamientos, en todo. Un trabajo que, en muchos casos, no refleja los conocimientos aplicados. Como los conocimientos de Yoli, que están en mi título, pero ella no aparece.
*Alicia Fuentes se desempeña como personal Nodocente en la Secretaría de Investigaciones de la UNQ.