Científicos del Conicet investigan qué sucede en Chivilcoy, Buenos Aires. Se calcula que 1 de cada 167 personas padece esta enfermedad en Argentina.

La enfermedad celíaca es una enfermedad crónica que consiste en la intolerancia del trigo, la avena, la cebada y el centeno, también conocido como gluten. Su ingestión daña la mucosa del intestino y disminuye su capacidad de absorber nutrientes. Esta intolerancia puede aparecer en cualquier momento de la vida, desde que se incorpora el gluten a la alimentación, y es más frecuente en mujeres que en hombres. Para detectarla, son necesarios un análisis de sangre y una biopsia intestinal. El tratamiento es una dieta libre de gluten.
Mauricio De Marzi, líder del proyecto de investigación, y su equipo notaron que algunos marcadores serológicos que detectan la enfermedad (como el anticuerpo anti-transglutaminasa IgA) daban positivo en personas que no la tenían diagnosticada. Es decir, podían tanto ser como no ser celíacos.
En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas, De Marzi señala: “Algunos esperaban la confirmación de la biopsia, pero otros no tenían ningún tipo de síntoma, y eso nos despertó la duda. ¿El marcador es un falso positivo? ¿Hay pacientes que no están diagnosticados? Y fuimos más allá, ¿hay factores ambientales o geográficos que incidan en esto?”.
Y continúa: “Pensamos en esta posibilidad porque un gran porcentaje de estas personas vivían cerca de los molinos donde se produce el trigo”, acota. De esta manera, en primer lugar realizaron muestras para verificar que había partículas de trigo en el aire. Una vez demostrado esto, comenzaron el análisis de la presencia de la harina a través de muestreos en distintas partes de la ciudad y a cada hora de la semana.
Así lo explica De Marzi: “Todo esto está asociado a una estación meteorológica. Para entender cómo se distribuye la harina, necesitamos saber la dirección de los vientos, las temperaturas, la humedad y las precipitaciones. Queremos analizar en qué momento del día, del año y en qué zona de la ciudad hay más presencia o ausencia de las partículas de trigo”.
De esta forma, podrán no sólo identificar por qué algunos marcadores serológicos figuran elevados, sino también proporcionar respuestas a aquellas personas que sufren algún malestar. Según el grado de intolerancia de la persona celíaca, la presencia de harina en el aire puede hacerle mal ya que no estaría cumpliendo de alguna manera con su dieta libre de gluten.
“Inclusive, hay reportes de personas que tuvieron problemas bronquiales y su malestar bajó con esa dieta. Por lo cual, ya vemos una asociación entre el aire y el gluten. Las diferentes mucosas, como la respiratoria o la intestinal, tienen ciertas conexiones y características comunes que pueden generar que lo que reacciona en un lado se verifique o se refleje en otro”, detalla el experto a la Agencia.
Un kit nacional de diagnóstico
El equipo de De Marzi investiga hace tiempo la celiaquía; de hecho, en mayo de este año, lanzaron un kit de diagnóstico nacional que reemplaza los productos importados que son más costosos y, en ocasiones, no hay stock.

