
“El principal balance de ambos satélites es la satisfacción del trabajo bien hecho, porque los dos continúan operando con el 100 por ciento de disponibilidad. Arsat I y Arsat II están en tres cuartos de su vida útil, les quedan siete y ocho años respectivamente”, explica Ezequiel Mc Govern, trabajador de la empresa y delegado de Foetra, el sindicato de las telecomunicaciones, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes. Y continúa: “Por eso, en el corto plazo tenemos que empezar a diseñar sus reemplazos, ya que tenemos que seguir dando televisión digital abierta vía satélite, que es lo que hacemos con Arsat I, y ofreciendo comunicación de calidad a toda América, que es lo que hacemos con Arsat II”.
Arsat I y Arsat II no sólo fueron diseñados y financiados en Argentina, sino que también fueron desarrollados, ensamblados y probados por científicos locales. De hecho, la encargada de construirlos fue la empresa estatal Invap y el 50 por ciento del satélite está realizado con piezas fabricadas en el país. Ambos satélites ofrecen servicios de telecomunicaciones, transmisión de datos, acceso a Internet, telefonía IP y televisión digital. La diferencia es que el primero tiene alcance a Chile, Paraguay, Uruguay y parte de Bolivia, mientras que el segundo cubre desde Tierra del Fuego hasta Canadá.
Más allá del orgullo
A pesar de la alegría que provocan ambos lanzamientos, también existe la tristeza de que ARSAT podría haber crecido mucho más. “Si tuviéramos la Ley de la industria satelital activa, que actualmente no se está cumpliendo, podríamos estar con otros seis satélites adicionales operando y dando servicios para todo el mundo”, lamenta el trabajador de la empresa.
Lejos del impulso marcado por los gobiernos kirchneristas, la actualidad es otra. Desde diciembre de 2023, ARSAT se deshizo de más de 150 empleados y pasó de 800 trabajadores a casi 650. Además del desfinanciamiento y la ausencia de un proyecto orientado hacia el crecimiento del sector, su personal denuncia que hace meses no tienen paritaria, que sus sueldos están congelados y que perdieron más del 50 por ciento del poder adquisitivo.
“El impacto de la gestión nacional en la empresa es negativo porque frenaron absolutamente todos los proyectos y todos los desarrollos. Los dólares que estaban asignados por decretos internacionales los captó el ministro de Economía y no se sabe dónde están”, advierte Mc Govern. Uno de esos proyectos es el satélite Arsat SG-I, que debió ser lanzado durante la gestión de Mauricio Macri, y que brindará banda ancha satelital confiable y de alta calidad en zonas rurales de baja densidad de población, donde no sea conveniente el despliegue de infraestructura terrestre.
“Con el Arsat SG-I estamos atrasados, la tecnología crece a pasos agigantados y nos vamos quedando obsoletos en algunas cosas. No obstante, hay que aguantar hasta que se vayan y poner al satélite en órbita cuando esté listo. Está muy claro que este gobierno quiere una Argentina subdesarrollada para siempre”, resalta el delegado de Foetra.
Con motivo de un nuevo aniversario del lanzamiento de los satélites Arsat I y Arsat II, el sindicato de las telecomunicaciones Foetra realizará un acto el 14 de octubre a las 17 horas. El objetivo del encuentro es impulsar los proyectos de Ley presentados ante el Congreso que buscan “fortalecer la soberanía nacional con la participación activa de las provincias, preservando la continuidad del desarrollo económico del país, los trabajadores que lo sostienen, dándole a las políticas de telecomunicaciones un carácter federal”.

