Hernán Palermo: “YPF construyó un modelo de identidad muy potente”

A 100 años de la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, el investigador del Conicet repasa el modelo civilizatorio de la empresa y su historia.

Hernán Palermo también es director de la Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo. Créditos: Hernán Palermo
Hernán Palermo también es director de la Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo. Créditos: Hernán Palermo

Hablar de YPF es hablar de política. Repasar su historia es repasar la historia de Argentina, no solo en términos políticos, sino también sociales, culturales y económicos. Creada en 1922 durante la presidencia del radical Hipólito Yrigoyen, esta empresa de bandera fue símbolo y reflejo de las diferentes épocas que atravesó. Desde su esplendor durante el peronismo hasta su ocaso en los períodos neoliberales, Yacimientos Petrolíferos Fiscales devolvió la imagen de un concepto de país y de sociedad.

Hernán Palermo, doctor en Antropología e investigador del Conicet, dialogó con esta Agencia sobre lo que significó YPF como proyecto de país a partir de la construcción de identidades y roles determinados. 

-¿Cuáles fueron las características que distinguieron a YPF y sus trabajadores en términos sociales y culturales?  

-La primera fue su extensión territorial, en cada rincón y en los lugares más recónditos había una refinería y un asentamiento de YPF. Otra de las particularidades es que sus trabajadores podían ser trasladados de un lugar a otro, a lo largo y ancho del país. También es importante destacar el modelo civilizatorio, a partir de una construcción territorial recurrente en los lugares donde se emplazaba.

-¿Cómo se pensaba dicha construcción en los territorios?

-Además de los lugares de trabajo, estaban los barrios donde vivían los trabajadores que replicaban la organización del modelo laboral. Había barrios de obreros y barrios de jefaturas. Todos los enclaves territoriales de YPF tenían su proveeduría donde todos los trabajadores compraban. Incluso, tenían créditos con el que podían comprar a varios meses. La otra característica es que la empresa tenía una infraestructura territorial importantísima de clubes para realizar todos los deportes.

-Casi que tenían la vida resuelta…

-Se encontraban dentro de un modelo de trabajo donde la empresa brindaba una serie de instituciones que organizaban la vida de los trabajadores y sus familias. De hecho, la familia era la institución principal para el trabajo en YPF. Todo trabajador entraba únicamente por parentesco. Incluso, en los convenios colectivos estaba expreso que, para ingresar a la empresa, el primer ítem era ser hijo de un trabajador, y así se clasificaban tipos de consanguinidad para conseguir un puesto.  

-¿En qué consistía esa organización institucional además de lo que ya mencionó?

-Además de deportes, recreación, entretenimiento, vivienda y alimentación, había hospitales, jardines, escuela primaria, secundaria y hasta terciaria. La familia del trabajador tenía un hijo y sabía que iba a estar en las instituciones de la empresa. Además, sabía que ese hijo indefectiblemente iba a trabajar ahí. YPF construyó un modelo de identidad muy potente en sus trabajadores, al punto tal de autodenominarse “Ypfianos”. Es la constitución de una fuerza de trabajo arraigada a los intereses de la empresa estatal.

-Podría decirse que estaba en todo YPF…

-La empresa facilitaba todo el itinerario vital de una familia ypfiana.  Por ejemplo, te brindaba los lugares para armar el casamiento y, si planificabas tener hijos, te facilitaba el acceso a una casa más amplia.

-¿Quién pensó este modelo tan particular para sus trabajadores?

-Enrique Mosconi, hacedor de YPF en 1922, empieza un proceso de nacionalización de la empresa y de la fuerza de trabajo. Persigue a ideologías comunistas y anarquistas para inculcar una idea nacional. YPF tuvo estas características civilizatorias a partir de la década del 40, y se prolongó hasta la privatización del 90. En este sentido, el peronismo le da una potencia fuerte a este modelo de civilización dado que la idea del trabajo es central en la política peronista.  

-Imagino que, en este modelo civilizatorio que cuenta, hubo una construcción de estereotipos y roles asignados al hombre y la mujer.

YPF tenía una mirada bien marcada de aquello que debía ser la masculinidad y la femineidad. En los territorios donde está emplazada la empresa se encuentran distintos bustos de Mosconi y de trabajadores. El más icónico está en Caleta Olivia, donde hay un trabajador en una boca de pozo con el torso desnudo y una actitud resistente donde da cuenta de cómo debe ser un trabajador ypfiano.

-¿Y con respecto a las mujeres?

-Había un ritual muy popular que era la elección de las reinas y las princesas cada 13 de diciembre, día en el que se descubrió el petróleo en el país. En este evento se caracterizaba un tipo de mujer: suave, dulce, virginal y blanca. Hubo una construcción muy fuerte sobre el deber ser masculino y femenino. Por otra parte, se hacía mucho hincapié en el rol de madre porque, en el centro de la escena, estaba la familia como institución principal creadora de fuerza de trabajo.  

 

A partir del último golpe de Estado, la dictadura comenzó un proceso de privatizaciones periféricas y vaciamiento. A las empresas privadas les daban los pozos de perforación con mayor infraestructura y mayores facilidades de acceso, mientras que YPF se quedaba con los pozos menos rentables. En este período, la empresa pasó de tener más de 50 mil trabajadores en 1975 a tener 32 mil en 1983. Sin embargo, el golpe letal lo realizó el menemismo unos años más tarde.

-Decálogo menemista, Ley de Reforma del Estado… ¿Cómo fue ese proceso de privatización en YPF? 

-En 1991 hay una transformación en la composición de la empresa, pasa de Sociedad del Estado a Sociedad Anónima. Con la intervención de José Estenssoro empieza un proceso violentísimo de persecución y estigmatización de trabajadores. Miles fueron desafectados de distintas maneras, una de ellas fueron los llamados “retiros voluntarios” donde se presionaba a los trabajadores para que firmen, con la amenaza de que iban a ser despedidos y no iban a tener ni un peso. También se les decía que armen cooperativas, les vendían herramientas viejas y luego tenían que competir con Techint para ofrecer servicios.

-¿De qué manera afectó esta situación a los extrabajadores que ahora se encontraban desempleados?

-Fue tal la violencia que se accionó sobre ellos que muchos se suicidaron. Hasta la compra de Repsol, toda la década del 90 fue virulenta. Responsabilizaban a los propios trabajadores por las decisiones que tomaban luego de haber sido despedidos y los estigmatizaban. Por ejemplo, muchos se compraban taxis después de recibir la plata del retiro voluntario. Así, en Comodoro Rivadavia y en otros lugares donde estaba YPF, surgieron miles de taxis y esa oferta superó la demanda. A partir de ahí, lo apuntaban por haber tomado malas decisiones y le trasladaban la responsabilidad en medio de un país que se quebraba.

-Desde mediados de los 90 comienza un proceso de protestas con la conformación de nuevos actores. ¿Qué rol cumplieron los trabajadores despedidos de YPF? 

-Las grandes conflictividades de los movimientos de desocupados fueron en gran medida trabajadores de empresas del Estado. Cutral Co, Plaza Huincul y Mosconi, todos lugares donde estaba YPF, fueron lugares donde se desataron aquellas primeras protestas. En cierta manera, fueron vanguardia durante la lucha de los 90.

La empresa siguió un tiempo largo en manos de Repsol que, en vez de reinvertir en pozos de petróleo, fugaba las ganancias a su casa matriz. En 2012, bajo el gobierno de Cristina Fernández, se compró el 51 por ciento de YPF y se restituyó el mando de la empresa al Estado. A partir de ahí, hubo un proceso de recuperación y revitalización de muchos de los yacimientos y lugares que Repsol tenía abandonados. Sin embargo, el contexto social, histórico y cultural ya no era el de la década del 40. A pesar que se dio un vuelco muy importante, no se reconstruyó la matriz social y cultural que YPF significó previo a las privatizaciones de la última dictadura y el menemismo.

-A fines de 2015 asumió Mauricio Macri y un gobierno con una matriz económica muy similar a los dos procesos privatizadores…

-Durante el macrismo hubo mucha conflictividad e YPF no fue la empresa de bandera que había sido en el gobierno anterior. Macri y compañía tenían un proyecto sin empresas estatales. Para el modelo de país neoliberal que expresa el macrismo en todas sus facetas, YPF no tiene que estar en manos del Estado sino en manos de empresas privadas como un commoditie más del mercado. No lo piensan al petróleo como un bien estratégico, un derecho o una cuestión de autoabastecimiento y soberanía. De 2015 a 2019 retrocedimos muchísimos casilleros porque para el neoliberalismo es mucho más fácil destruir que construir.  


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.