Referentes de la comunidad científica buscan redefinir el segundo

El Comité Internacional de Pesas y Medidas se reúne en Francia para trazar la hoja de ruta que llevará al cambio de elemento con el que se mide la unidad de tiempo.

Diego Luna es integrante de Metrología y Calidad del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Créditos: INTI
Diego Luna es integrante de Metrología y Calidad del Instituto Nacional de Tecnología Industrial. Créditos: INTI

Llegó la hora de redefinir el segundo: esta semana se realiza una reunión histórica del Comité Internacional de Pesas y Medidas, que tiene lugar en la ciudad francesa de Sèvres ubicada a mitad de camino entre París y Versalles, donde se traza el camino para redefinir el segundo de cara al 2030. Entre los 18 expertos que asisten, se encuentra el argentino Héctor Laiz, gerente de Metrología y Calidad del Instituto Nacional Tecnológico Industrial (INTI), único miembro sudamericano del Comité desde 2016.

La discusión en el mundo acerca de cómo medir el segundo es de larga data. Hasta 1972 la definición de la unidad de tiempo se regía por la velocidad de rotación de la Tierra, pero la falta de uniformidad de este fenómeno llevó a utilizar relojes atómicos basados en la frecuencia de resonancia atómica. Desde entonces y hasta la actualidad, el Sistema Internacional de Unidades determinó que el segundo se define a partir de la frecuencia del cesio, un metal que se puede hallar en la naturaleza en formaciones rocosas. 

El doctor en Física (UBA) e integrante de Metrología y Calidad del INTI, Diego Luna, explica a la Agencia de noticias científicas de la UNQ: “El segundo se mide en función de una propiedad física del Cesio 133. Los electrones de este átomo tienen diferentes niveles energéticos y la transición de un nivel a otro varía con la radiación electromagnética. La frecuencia de dicha radiación es la que se usa para definir el segundo. Se busca obtener la inversa de esa frecuencia y así se mide esta unidad del tiempo”.

Sin embargo, a través de experimentos, la comunidad científica descubrió que se puede obtener una definición aún más precisa con otros elementos. “Aún no se sabe cuál va a ser el que reemplace al cesio, pero el iterbio y el estroncio son dos de los que están en discusión. Eso es lo que se pondrá en debate en Francia”, declara Luna. Y continúa: “La diferencia entre estas nuevas propuestas de definición tiene que ver con que la frecuencia que se asocia con el método del cesio es más baja que la que se está por usar en la nueva definición: estamos pasando de una frecuencia gigahertz a una frecuencia óptica de terahertz”.

Qué cambia

La unidad del tiempo se utiliza para definir otras unidades como la tensión, las corrientes o la potencia óptica. Los cambios se verán reflejados en el campo científico: los grupos de laboratorio podrán utilizar una definición del segundo con menor incertidumbre. Sin embargo, este cambio no impactará en la cotidianeidad social ya que se busca que la nueva medida sea consistente con la actual y no genere saltos, como por ejemplo, en la duración del día.

Lo que se viene

Al estar asociadas todas las ondas electromagnéticas a una frecuencia, el cambio de elemento y la consecuente redefinición del segundo requerirá –como ya se ha mencionado– un cambio de frecuencia: se pasará de Gigahertz a Terahertz (frecuencia óptica). En ese sentido, el INTI trabaja en el desarrollo de un “peine de frecuencias”.

Luna explica que esta herramienta permite medir frecuencias que están en rangos distintos. “La nueva definición de segundo perteneciente a la frecuencia óptica se podrá ligar con la radiofrecuencia, que es la que se usa más diariamente. Al ser tan alta, es complejo hacer ese pasaje, por lo que se necesitan otras herramientas como el peine de frecuencia”, relata el físico. Y ejemplifica: “Por ejemplo, en metrología, uno puede medir una mesa con una regla de 20 cm pero, para saber la distancia entre Buenos Aires y Mar del Plata, se necesita una unidad más grande. Lo mismo sucede cuando queremos medir una frecuencia óptica a partir de una radiofrecuencia o de microondas”.

En definitiva, con la redefinición del segundo los días no serán más largos ni más cortos, pero sí permitirá la precisión más exacta en el trabajo al interior de los distintos laboratorios del mundo.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).