Científicos chinos proponen un nuevo calendario con otro sistema de medición del tiempo

Los investigadores plantean utilizar el centro de masa del sistema solar como origen de las coordenadas para determinar ubicaciones en el espacio.

El calendario gregoriano es el más utilizado en el planeta. Créditos: Pixabay
El calendario gregoriano es el más utilizado en el planeta. Créditos: Pixabay

Un grupo de científicos espaciales chinos sugirió un nuevo calendario y un nuevo sistema de medición del tiempo anclado en el sistema solar. La razón que aducen es la complejidad para realizar cálculos que guían las naves e instrumentos enviados al espacio. En un artículo publicado en el Journal of Electronic Measurement and Instrumentation, advierten que es imposible determinar la hora exacta en Marte, por ejemplo, sincronizándola con la Tierra. Así, las señales de radio enviadas entre ambos planetas tardan entre tres y 22 minutos en viajar dado el constante cambio en la posición relativa y la velocidad de los dos. Por eso, piden utilizar el centro de masa común del sistema solar como principio de las coordenadas para definir ubicaciones en el espacio.

En este sentido, plantean que “el comienzo de los tiempos podría definirse como el momento en que una señal elegida de un púlsar de milisegundos, una estrella de neutrones altamente magnética que pulsa cientos de veces por segundo, alcanzó el baricentro”, afirmaron. El baricentro es el centro de masa común (el centro exacto de todo el material del que está hecho un objeto) donde orbitan los planetas y las estrellas. El centro de masa de un objeto es el punto en que el objeto se puede equilibrar.

A lo largo de los siglos existieron muchísimos calendarios, su organización histórica tuvo diversas variaciones basadas en distintos fenómenos físicos. El calendario romano o el maya son un ejemplo de ello. Ni siquiera hoy el mundo tiene un solo calendario, sino que se habita en años distintos.

“Esto siempre tiene un componente arbitrario, que en general es religioso. El año cero de nuestro calendario no tiene por qué ser la misma referencia para otra religión, y eso no cambiaría en nada en lo que hace a la cuestión física”, destaca Diego Luna, doctor en Física y responsable del Laboratorio de Tiempo y Frecuencia del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ

La medición del tiempo

En la actualidad, la hora mundial está regida por el Tiempo Universal Coordinado (UTC, por sus siglas en inglés). A partir de mediciones remotas con satélites, se comparan 400 relojes atómicos que hay distribuidos en todo el planeta y se realiza una especie de promedio. A su vez, dicho promedio está realizado según la definición de la unidad de segundo, basada en el átomo de cesio. Sin embargo, cada país adopta su propio horario en función de su conveniencia y de sus características; en el caso de Argentina, la hora actual es la UTC-3.

De esos 400 relojes distribuidos a escala global, seis son argentinos: tres del INTI, uno del Observatorio Naval de Buenos Aires, otro del Instituto Geográfico Nacional y el restante del Observatorio Argentino Alemán de Geodesia.

Otra definición del segundo

Hasta finales de la década del 60, el segundo se definía con la rotación de la Tierra, la forma más exacta que se conocía hasta entonces. Los científicos decían que si una vuelta de la Tierra alrededor de su eje son 24 horas, entonces una fracción de todo eso correspondía a la unidad de tiempo del segundo. Más tarde, lo que se vio es que esa rotación de la Tierra no era lo suficientemente estable, sino que se podía generar una forma de medir el tiempo con mayor exactitud.

En esa búsqueda se descubrió que la oscilación asociada a los átomos de cesio tenía mayor precisión, entonces se cambió la definición y se pudo realizar la unidad de segundo con más justeza. Hoy en día, hay nuevos experimentos que sugieren que otros elementos podrían utilizarse en vez del cesio para tener un segundo con una exactitud todavía mayor.

El iterbio y el estroncio son los elementos de la tabla periódica que pican en punta para ver si se puede realizar la unidad de segunda más exacta y con menor incertidumbre. “En el futuro probablemente surjan nuevas aplicaciones que nos digan que hay una forma mejor de determinar el segundo. Siempre se está en búsqueda de mayor precisión”, cierra Luna.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.