Ventriloquía: El arte (y la ciencia) de hablar sin mover los labios y dar vida a un muñeco

Combina un trabajo fundamental de respiración, con un control de movimientos musculares y talento artístico. La importancia del guion y de la formación continua.

Chirola, el muñeco argentino que brilló en los escenarios y en la televisión, no hablaba de política, fútbol ni religión. Tampoco decía malas palabras. Crédito: Palabras.

Guillermo habla hasta cuando está callado. Y es que, cuando sus labios parecen estar quietos, sus palabras fluyen a través de la boca de Simón, su muñeco. ¿Cómo lo hace? Aunque es mago, no es la magia lo que le permite hablar sin mover los labios, sino el arte de la ventriloquia. ¿De qué se trata? 

En diálogo con la Agencia de noticias científicas de la UNQ, el ventrílocuo Guillermo Guardia, presidente del Círculo Ventrílocuos Argentinos (CIVEAR), una asociación cultural que agrupa a los ventrílocuos del país, lo explica así: “La ventriloquia consiste en darle vida, desde la voz y desde el movimiento, a un objeto inanimado”. Según explica, tiene que ver con la capacidad de variar la voz, de producir palabras y sonidos distintos a los propios, en timbre y tono; con los dientes ligeramente separados y sin mover los labios y el maxilar inferior. “También tiene que ver con modificar vibraciones de las cuerdas vocales, por asunto de resonancia, la posición de la boca y de la lengua”. Y, sobre todo, el arte de la ventriloquia se relaciona con crear, creerse y hacer creer la ilusión de que la propia voz no sale del aparato vocal, sino de otro objeto que, generalmente, es un muñeco. 

“Ser ventrílocuo es una habilidad que se adquiere para generar voces o sonidos modificados, generando la ilusión de que esto no proviene de un mismo ser sino de otro lugar”, dice Guardia. Y agrega: ”Muchas personas creen que sólo los dotados de capacidades especiales pueden hacerlo. Pero esto es un error: la ventriloquía se aprende, y cualquiera puede convertirse en ventrílocuo”.

Cómo ser un un buen ventrílocuo

Guardia combina las funciones de titiritero y de actor, y de esta manera interpreta él mismo un papel en el espectáculo que representa. Por tanto, debe manipular el personaje sobre sus rodillas o sus brazos, mientras cautiva al público lo suficientemente como para crearles la ilusión de que el títere vive y habla de verdad. ¿Cómo lo hace? “Hay que mirar en otra dirección, hablar con gestos y animar un diálogo (escrito o improvisado) en calidad de actor al mismo”.

Según explica, al muñeco hay que crearle una historia y una personalidad. En ese sentido, la voz que se elija, permite ampliar su personalidad y hacer que cobre vida. Por otro lado, hay que elegir con cuidado la voz “de ventrílocuo” con base en el muñeco que se haya elegido. Esto es, considerar si el personaje del muñeco tendrá un acento o hablará de una forma diferente. Por ejemplo, en caso de que la personalidad del muñeco sea ser inteligente e ingenioso, se puede hacer que hable de una forma elocuente sin tartamudear, mientras que, si es lento o poco inteligente, podría hablar con una voz baja y no muy rápida. ”La gente le habla al muñeco, no me habla a mí. Por eso es importante que el muñeco tenga su propia historia y la mantenga en el tiempo”.

Para el presidente del CIVEAR, es importante convencerse de que el muñeco tiene vida y tratarlo como si formara parte de la familia, en lugar de como un muñeco o un juguete. “Los ventrílocuos vemos a los muñecos como personas, como seres que tienen vida y que transmiten cosas. Por eso los integramos a nuestras familias y hasta los llevamos a las reuniones familiares”, dice. Y cuenta que su muñeco Simón tiene todo un guardarropa a su disposición, acorde a la estación del año. “Si hace calor, no lo visto con ropa abrigada. Y si estamos en casa, está vestido con ropa sport”, relata.

La importancia de un buen guión

Quienes practican este arte, aseguran que, sobre el escenario, es necesario tener una conversación realista con el muñeco. Por eso es muy importante idear un diálogo creíble. “Hay algunas personas a las que les resulta fácil elaborar un show improvisado, pero lo mejor es preparar con tiempo el guion y practicarlo”. En ese sentido, es importante trabajar en proyectar la voz y hablar sin mover los labios, así como también en mover el muñeco de una forma realista y hacer que siga el ritmo de lo que “diga”. “No es fácil armar un buen guion. A veces me manejo con guionistas profesionales para armarlo para determinado evento”, cuenta. Y resalta: “Las palabras que va a decir el muñeco tienen que ajustarse a las palabras más fáciles. Tratamos de evitar aquellas que tengan muchas letras ‘m’ o ‘p’, porque sabemos que van a ser difíciles de decir, sin mover los labios”.

Educarse en la ventriloquía

Para ser ventrílocuo es recomendable tomar algunas clases, donde se aprende sobre los tipos de muñecos y también a moverlos de una forma realista. Además, se hace foco en las técnicas de la voz y se puede ayudar a aprender a hablar sin mover los labios. También, sirve tomar clases de teatro, improvisación, música o actuación, canto, comedia o escritura cómica: cosas que serán de gran ayuda para elaborar un espectáculo. “Los que quieran iniciarse en la ventriloquia, en el CIVEAR pueden encontrar varios ventrílocuos profesionales que enseñan el arte”, apunta. 

Cuando un amigo se va

¿Qué pasa con el muñeco cuando el ventrílocuo muere? “En otros países los muñecos se donan cuando muere el ventrílocuo. Algunos se entierran juntos en el ataúd, otros van a museos”, cuenta Guardia .

En Argentina, Mr. Chasman y Chirolita fue una de las expresiones más perfectas y armónicas de un ventrílocuo y un muñeco. Antes de morir, Chasman registró el nombre y la imagen del muñeco para cederlo a su familia. Hoy, el muñeco más famoso del país está guardado en una caja de seguridad de un banco. El nombre y la dirección de ese sitio donde descansa el maletín forman parte de un secreto inquebrantable desde que murió Chasman. Aunque, para muchos, Chirola sigue vivo y, quien sabe, siga hablando desde el más allá.


Últimas noticias de la sección Sociedad:



¿Te gustó esta noticia? ¡Compartila!

María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.