Carlos Castro: “La mayor conquista del cine documental es la subjetividad que imprime”

Su documental “Regreso a Coronel Vallejos” ganó el premio a mejor película de no ficción en Ventana Bonaerense del Instituto Cultural de la Provincia. Curiosidades, desafíos y anécdotas.

Castro es cineasta y docente en la Universidad Nacional de Quilmes. Imagen: Guadalupe Lombardo
Castro es cineasta y docente en la Universidad Nacional de Quilmes. Imagen: Guadalupe Lombardo

Este viernes, el documental “Regreso a Coronel Vallejos”, realizado por el docente y director Carlos Castro con apoyo de la Universidad Nacional de Quilmes, ganó el premio a mejor película de no ficción en Ventana Bonaerense del Instituto Cultural de la Provincia. En “Regreso a Coronel Vallejos”, Patricia Bargero, una mujer en silla de ruedas y con un pasado trágico, busca construir un puente entre Coronel Vallejos –el pueblo en que el autor Manuel Puig inserta las novelas “La traición de Rita Hayworth” y “Boquitas Pintadas”– y General Villegas, para intentar reconciliar al escritor con el lugar. 

Entrevistado por la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, Carlos Castro, también oriundo de General Villegas, narra cómo fue la relación entre Puig y su ciudad, cuál fue el mayor desafío a la hora de dirigir esta película y brinda detalles sobre la producción del cine documental.

 -Cuando eras chico, ¿escuchabas o veías esa tensión entre Puig y el pueblo?

-Las tensiones son más de generaciones pasadas. En la sobremesa, siempre escuchaba a alguna tía que hablaba sobre los chismeríos del pueblo o del mismo Puig. Entre ellos, aparecía algunas frases del estilo “¿cómo ese flaco escribió cosas en un libro que se llamó Boquitas Pintadas?”, o contaban que una familia había quedado ofendidísima. También, había leído algún diario que decía que Puig había sacado todos los trapitos al sol y no era muy bienvenido en el pueblo. Generacionalmente, nosotros leímos “Boquitas Pintadas” en la secundaria pero no había un vínculo directo con los personajes en los que supuestamente se basó Manuel Puig. Pero sí sabíamos que había habido cierta tensión.

-De hecho, la película fue prohibida en 1974… 

-Habían amenazado al dueño del cine con ponerle una bomba si la pasaba. Después vino la dictadura, que prohibió a Puig por una cuestión moral más que por una cuestión ideológica o política estrictamente. La película se pudo ver recién con la llegada de la democracia.  

Tres maestras de General Vallejos dialogan sobre Puig y los chismes del pueblo.
Tres maestras de General Vallejos dialogan sobre Puig y los chismes del pueblo.

-Había un rechazo hacia Puig, sin embargo, cuando salió la película “Boquitas Pintadas” la gente fue a ciudades cercanas a verla…

-La doble moral. Lo atractivo de leer un libro prohibido es, por un lado, que tenga esa característica, y por el otro, que en un pueblo todo el mundo se conoce y la gente quiere saber de la vida del otro. Lo único que hacía este libro era mostrar cómo funcionaban las relaciones en un pueblo, que podría haber sido cualquier otro de la pampa bonaerense, pero le tocó a General Villegas. Estos pueblos tienden a ser conservadores, reaccionarios, machistas.

-Cuando leíste a Puig en el secundario, ¿qué te despertó? 

-Estuvo bueno porque sabíamos que todo se desarrollaba en el pueblo y podíamos encontrar lugares comunes. Pero, el paisaje humano y las tensiones ya eran parte de generaciones pasadas. Al pasar el tiempo, comenzó a correrse ese velo porque lo empezamos a consumir como ficción; en cambio, antes se consumía como una realidad. Para mí, es uno de los grandes escritores de habla hispana y su literatura sigue siendo muy fresca, a diferencia de otros escritores que han tenido que pagar tributo a la coyuntura, como Cortázar o García Márquez. 

La heroína de Puig

-La historia del documental es narrada por Patricia Bargero, ¿a qué se debe la elección?

Hace mucho tiempo que quería hacer un documental de Puig y no encontraba el dispositivo narrativo. Una vez, fui al pueblo a visitar a mi familia y me encuentro con Patricia, la bibliotecaria. Era una mina misteriosa, con un pasado trágico y una de las heroínas de las que hablaba Puig: era ella la que tenía que contar la historia. Me pareció mucho más atractivo que hable una mujer de un pueblo chico y que, de alguna manera rara, también se debe haber sentido como se sintió Puig cuando vivía allí. Él veía la vigencia total del machismo. Desde esa perspectiva, Patricia nos permitía hacer una película narrada desde una mirada mucho más puigiana

"Patricia nos permitía hacer una película narrada desde una mirada mucho más puigiana"
“Patricia nos permitía hacer una película narrada desde una mirada mucho más puigiana”

-Además, representa la relación que tuvo el pueblo con Puig porque ella no lo leía y, sin embargo, terminó leyéndolo e instalándose en su antigua casa…

-Claro, ese es el gancho que tiene como personaje. En algún momento, ella despreció a Puig por frívolo, por cholulo y por las cosas que había escuchado sin leerlo. Y después que sufrió el accidente, lo leyó y se produjo ese despertar sobre ese personaje.

-¿Cuál fue el mayor desafío de este documental?

Construirlo a partir de la figura de Patricia y el montaje. Lo que pasa es que el documental no es ni la biografía de Patricia ni la de Puig ni la relación de Puig con el pueblo, aunque bien podría ser cualquiera de esas. Son varias temáticas que se mezclan a partir de distintos relatos y personajes. El desafío fue no caer en una biografía tradicional de Manuel Puig. La idea era generar el clima de pueblo y tratar de trasladarlo a la pantalla: las relaciones interpersonales, la siesta, el chisme y el rumor. 

Cartel en la entrada de General Villegas reza: "General Villegas, la ciudad del escritor Manuel Puig."
Cartel en la entrada de General Villegas reza: “General Villegas, la ciudad del escritor Manuel Puig.”

 -¿Y que seas de allí? 

-Eso también fue difícil. Viví en General Villegas hasta los 18. Recuerdo que estábamos haciendo el documental y uno me decía “yo conozco a tu viejo” o “yo conozco a tus abuelos”. Fue también un reencuentro mío con el pueblo.

Construir una historia

-El documental es un recorte, ¿qué lugar tiene la subjetividad?

Tiene todo el lugar. No existe una verdad objetiva en el cine documental, eso es una falacia que tomó este tipo de cine porque la palabra que lo define como recurso cinematográfico (documental) es muy dura. La mayor conquista del cine documental es la subjetividad que imprime, es decir, un punto de vista para contar una historia. ¿Qué es la realidad en términos cinematográficos o televisivos? ¿Es un recorte? Pensemos en la angulación, la postura del plano, lo que queda afuera y adentro. La cámara es una herramienta mecánica, la subjetividad la imprime el hombre. Es imposible ser imparcial.

-¿Y qué lo diferencia de la ficción? 

-El formato documental permite que uno pueda construir la historia de diversas maneras, a través de distintas propuestas estéticas y narrativas, que son mucho más jugadas y jugosas y con más perspectiva que la ficción. Además, se hace con menores recursos y con la realidad entre comillas pero realidad al fin. En el caso del Regreso a Coronel Vallejos, los personajes son personas que viven en esa ciudad. Los tratamos como personajes y construimos, a partir de su realidad, una historia. Me parece mucho más atractivo que la ficción. Me divierto, no sé hacer otra cosa que esto.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).