Franco Marsico: “La búsqueda de la verdad no se agota con el tiempo”

En un nuevo aniversario del golpe militar, el científico de la UNPaz describe en qué consisten sus investigaciones que vinculan ciencia y derechos humanos.

Banco Nacional de Datos Genéticos de Argentina.
Banco Nacional de Datos Genéticos de Argentina. Diseño: Alma Ríos. Créditos: https://distintaslatitudes.net/

Argentina es pionera en investigaciones científicas que ayudaron a esclarecer casos de violaciones de los derechos humanos. Desarrollos como el índice de abuelidad y la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) hacen que el país se encuentre a la vanguardia en el rubro. Con motivo de un nuevo aniversario del golpe militar, la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, conversó con Franco Marsico, biólogo e investigador de la Universidad Nacional de José C. Paz (UNPaz), quien participa en proyectos conjuntos con el BNDG.

La ciencia forense dentro de una computadora

El índice de abuelidad es la fórmula estadística que indica la probabilidad de parentesco entre una abuela y su nieto o nieta. Fue desarrollado por la genetista Mary Claire King y constituye la piedra fundacional del Banco Nacional de Datos Genéticos. Este Banco, único en el mundo, guarda datos genéticos de las Abuelas de Plaza de Mayo a la espera de ser comparados. Actualmente existen tres líneas de trabajo conjunto entre el BNDG y la UNPaz.

Por un lado, se trabaja en la generación de algoritmos para optimizar la toma de decisiones en casos de búsqueda de personas desaparecidas, así como también, en la formalización de la evidencia recolectada durante distintos pasos de la investigación. Por último se estudia la aplicación de herramientas que permiten orientar el proceso de búsqueda de evidencia, intentando predecir donde es plausible encontrar más información.

Según Franco Marsico, es notable el crecimiento de las bases de datos, lo cual impone la necesidad de formalizar procesos, y esto difiere a lo que tal vez se tiene en mente cuando se piensa en un forense. “Hoy en día, el espacio de análisis ya no suele ser una habitación, con imágenes en corchos de pared y pinches, como las que vemos en las películas. Hoy el espacio es la computadora, donde mucha información se pone bajo análisis”, explica.

Al ser tan grande el volumen de información que se maneja, estudiar caso por caso es muy complejo. Según Marsico, es necesario producir reglas que permitan orientar la búsqueda y la toma de decisiones. La referencia es para los algoritmos. Al respecto, el investigador cuenta: “No es una tarea sencilla, pero es una gran oportunidad para repasar y establecer normas de lo que son buenas y malas prácticas en los procesos de búsqueda”.

Una búsqueda que no se agota con el tiempo

El científico desarrolla herramientas matemático-computacionales para la búsqueda de personas desaparecidas. Por un lado, inicia desde el reconocimiento por parte de familiares, allegados, o la misma comunidad, vinculados a una persona que falta; y, como complemento, también intenta ubicar a aquellos individuos cuya identidad se desconoce, como es el caso de los nietos apropiados. “El caso de Abuelas, que no es único pero sí pionero, busca recuperar la identidad biológica de personas a las cuales se las privó de la verdad”, detalla Marsico.

La identificación mediante información genética ocupa un rol central. Sin embargo, hay muchos mas datos que surgen de las desapariciones. Además de los datos genéticos, se suma otro tipo de información de la persona buscada, como fecha de nacimiento, sexo biológico y rasgos físicos. En la UNPaz se enfocaron en desarrollar modelos matemáticos para incorporar formalmente todos estos datos de contexto a la búsqueda. El propósito es “calcular probabilidades de que la persona que estamos analizando sea realmente la persona que buscamos”, agrega el científico.

Según explica, depende mucho del contexto y la cantidad de información de la que se dispone. “Hay casos como desapariciones en contextos de migraciones donde se puede recopilar mucha información de la persona rastreada, debido a que es adulta y la buscan familiares directos; pero en otros casos se vuelve más difícil. El principal desafío es generar herramientas que sean lo suficientemente generales para poder ser adaptadas a la heterogeneidad de los contextos, sin perder información útil”, sostiene.

Es mejor en comunidad

Para Marsico, la búsqueda de respuestas y de la verdad es algo que no se agota con el tiempo y que, por el contrario, lleva a hacerse mas preguntas. Además, es el producto de un trabajo social. “Cuando la comunidad forma parte de la búsqueda, se torna algo colectivo que se comparte por todos y todas; tanto en dolor por las pérdidas como en la alegría de los reencuentros”. Y remata: “Podríamos decir que la gente no desaparece por azar; hay patrones, estructuras y hay poblaciones más vulnerables que otras. Hoy en día mucha gente continúa desapareciendo, y la ciencia forense ocupa un rol fundamental en intentar recuperar esas historia e identidades”.


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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas