Diez años de ciencia y diseño: el pasado, el presente y el futuro del proyecto El Gato y la Caja

En un mundo que avanza a toda velocidad, comprender y debatir desde una mirada científica es muy necesario. De contagiar curiosidad se encarga esta plataforma multimedia.

Créditos: El Gato y La Caja.
Créditos: El Gato y La Caja.

“El arranque de Gato fue desde el interior. Con Juan (Garrido) identificamos una necesidad que teníamos y corrimos detrás de esa intuición”, cuenta Pablo González. En 2014 junto con Juan Garrido y Facundo Álvarez Heduán fundaron “El Gato y la Caja”, un sitio web interactivo de divulgación científica, pero sobre todo, un camino para pensar y debatir los procesos sociales desde una perspectiva distinta. A diez años de su nacimiento, la Agencia de noticias científicas de la UNQ recorre su camino.

Ingresar al sitio web de El Gato y La Caja es arriesgarse, tal como dicen ellos, a correr el mayor peligro de todos: contagiarse de curiosidad. Como si de Marvel se tratara, es un multiverso de ciencia que incluye artículos, entrevistas, podcasts, libros, audiolibros, experimentos y experiencias online que invitan a participar gratuitamente a los y las lectoras. Pero si el público recorre el portal, las emociones no descansan: a tono con la época, también se puede hablar con los libros mediante un chat GPT.

Una de las líneas que atraviesa el trabajo de El Gato y La Caja es la interdisciplina. Si bien la iniciativa surgió a raíz de las inquietudes de dos personas, hoy en día el equipo lo conforman más de veinte que vienen desde campos tan variados como la ingeniería en sistemas, la comunicación, la ciencia o el diseño. Ante la Agencia, la ingeniera en sistemas e integrante de El Gato y La Caja, Laura González, explica: “Buscamos complejizar la mirada: partimos de la ciencia y el diseño pero unimos otras disciplinas para tener múltiples perspectivas a la hora de mirar un problema. Así, podremos entender las variables y buscar soluciones”.

“A la hora de comunicar evaluamos quién tiene el problema, a quién se lo queremos contar y así definimos el tipo de soporte que usamos, si será un podcast, un libro o las redes sociales por ejemplo”, detalla.

Herramientas para comprender el mundo

El Gato y La Caja parte de dos territorios de conocimiento: la ciencia y el diseño. “Juan es diseñador y yo me dedicaba a la investigación científica, pero sentíamos que había que hacer algo que tuviese un impacto directo en la sociedad. Lo que yo veía muy ausente es la construcción de sentido desde una perspectiva científica para la toma de decisiones y comprensión del mundo”, recuerda Pablo.

Y continúa: “Juan me decía que el diseño se puede entender como resolución de problemas y construcción de sentido. Es decir: la ciencia te puede decir cómo es el mundo pero no cómo lo hacemos y el diseño nos puede decir cómo podemos hacer algo pero no te informa cómo el mundo es. Cuando unimos esas dos caras, todo lo demás vino como consecuencia e hicimos El Gato y La Caja”.

El crecimiento de la plataforma no se debe solo al cruce entre dos disciplinas que, en principio, parecen no tener nada en común, sino que también lo acompaña el uso de las herramientas tecnológicas que están a disposición en cada época. Así, pasó de ser un sitio web que solo contenía texto e ilustración a convertirse en un espacio que incluye videos, podcasts y gráficos. Incluso, suman la tecnología que está en boca de todos en el último tiempo: el chat GPT. Hablar con esta inteligencia artificial permite a los y las usuarias explorar, por ejemplo, el contenido del libro “Clima”.

El equipo de El Gato y La Caja en la presentación de su libro "Clima" en el Centro Cultural de la Ciencia. Créditos: El Gato y La Caja.
El equipo de El Gato y La Caja en la presentación de su libro “Clima” en el Centro Cultural de la Ciencia. Créditos: El Gato y La Caja.

“El Gato que empezamos a hacer no se parece en nada al Gato que hacemos ahora, ¡por suerte! Es extremadamente dinámico”, enfatiza Pablo. El equipo habla de la plataforma como si fuese, en términos suyos, “un organismo vivo hecho de personas” y que se transforma en base a una premisa: nunca quedarse quieto. Así, comenzaron con coberturas de temas científicos que hacían otros, luego siguieron con experimentos propios y ahora buscan articular con distintos profesionales para evaluar qué productos son necesarios y pueden hacerse. 

“Siempre tratamos de evitar volvernos peligrosamente pasivos en un entorno que avanza a toda velocidad y donde los dueños de los sistemas hablan estos idiomas y muchos más”, afirma Pablo, y define: “Argentina tiene un ecosistema de innovación disruptiva hermoso y buscamos poner a El Gato y La Caja a disposición de ellos para que eso florezca. Se tratan de cosas nacionales y con perspectiva latinoamericanista para el mundo”. En suma, a lo largo de diez años y en una transformación constante, El Gato y La Caja invita a repensar el mundo actual desde una perspectiva científica y colectiva.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).