Desarrollan un sensor para diagnosticar una enfermedad que suele pasar desapercibida

Se trata de Aspergilosis Invasiva, una afección que ataca a las personas con defensas bajas y cuyos síntomas son similares a la tuberculosis.

Sofía Piguillem fue la encargada de llevar adelante el trabajo. Créditos: Prensa UNSL.
Sofía Piguillem fue la encargada de llevar adelante el trabajo. Créditos: Prensa UNSL.

El Laboratorio de Bioanalítica de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) fabricó un biosensor para diagnosticar la Aspergilosis Invasiva (AI), una enfermedad que afecta a personas inmunosuprimidas con defensas bajas o nulas. Este hongo, que genera síntomas similares a los de la tuberculosis, suele pasar desapercibido porque hay pocas maneras de diagnosticarlo, lo cual provoca una tasa de mortalidad de entre 30 y 50 por ciento. Por ahora, aunque el aporte se encuentra en la etapa de desarrollo, el objetivo es que pueda estar disponible en todo el país a mediano plazo. Al momento, el único kit que existe en Argentina solo se encuentra en algunos laboratorios de Buenos Aires y es importado. Además, es menos sensible, menos confiable y más lento que el de la Universidad.

“El armado del biosensor es sencillo porque generalmente se hace en una placa de vidrio y puede detectarse electroquímicamente o por fluorescencia. Pero lo interesante de este trabajo es que se incorporaron nanopartículas de cobre, magnéticas y nanoflores de óxido de zinc para aumentar la sensibilidad del método porque los materiales tienen muchísima más área de reacción”, cuenta Sofía Piguillem, doctora en Química que lleva adelante la investigación.

De esta manera, el sensor detecta la enfermedad a partir de un componente llamado galactomanano que se encuentra en la pared celular del hongo en cuestión, el Aspergillus. La concentración de esta molécula en el suero del paciente indica la carga del hongo y se puede determinar si tiene AI. Si la detección es precoz, la persona puede recibir el tratamiento adecuado y curarse.

Ágil y eficiente

La idea comenzó en 2017 cuando Piguillem empezó su tesis doctoral enfocada en desarrollar un sensor que detecte galactomano. El resultado fue un pequeño dispositivo portátil que puede manejar un técnico y requiere de un volumen chico de muestras y reactivos. Además, es económico de fabricar y los tiempos de reacción disminuyen en comparación a la opción que existe hasta ahora.

En la actualidad, en el mercado existe una sola técnica de detección que se denomina kit ELISA. El tiempo total de análisis es de cuatro horas y se comercializa en Francia, por lo que hay que importarlo para que llegue al país y su valor es alto. En cambio, gracias a los nanomateriales que aumentan la sensibilidad del equipo, el argentino detecta desde 0,7 a 0,23 nanogramos por mililitro y el resultado final tarda menos de 45 minutos.

Buscamos una alternativa que se realice en menos tiempo total de reacción y que también sirva en el país para poder detectar esta enfermedad”, subraya la científica. Aunque también existen otro tipo de técnicas para detectar al galactomanano, se trata de opciones invasivas que se utilizan cuando la persona se encuentra en un estado avanzado de la enfermedad.

Una enfermedad peligrosa

La Aspergilosis es un conjunto de enfermedades producidas por diversas especies del hongo denominado Aspergillus. Dentro de la clasificación de este grupo se encuentra la Aspergilosis Invasiva, que es el tipo más grave del abanico. Esta afección sucede cuando la infección del hongo se disemina desde los pulmones hacia el flujo sanguíneo y luego son atacados los riñones, el hígado, la piel y el cerebro.

“Las enfermedades a causa de este hongo se desarrollan cuando inhalamos las esporas del hongo o ingerimos alimentos que estén contaminados. Una vez que lo tenemos en nuestro organismo es una importante causa de morbilidad y mortalidad. Principalmente ataca a personas con las defensas bajas o nulas, ya sea por enfermedades pulmonares crónicas, quimioterapias, tratamientos con corticoides o quienes tuvieron un trasplante de órgano”, señala Piguillem, investigadora en el Instituto de Química de San Luis que depende de la UNSL y el Conicet.

Los síntomas no son iguales en todos los casos sino que dependen de los órganos afectados. Aunque al principio puede parecerse a una gripe, luego aparece fiebre, escalofríos, tos con sangre, falta de aire, dolores en el pecho, en la cabeza, en los ojos y hasta lesiones en la piel. Una vez que la enfermedad está avanzada comienzan a fallar los riñones y el hígado hasta llegar a una hemorragia masiva. Aquellas personas que tienen asma, tuberculosis, fibrosis quística o pulmonar pueden presentar un cuadro muy parecido.

Hongo de interior y exterior

El Aspergillus es un hongo que se encuentra en las plantas, en la tierra y en los vegetales en descomposición. Sin embargo, también puede habitar en el interior de los hogares, ya que puede crecer en el filtro del aire acondicionado cuando su limpieza no es correcta, en especias alimenticias molidas y en materiales para la construcción.

Según la Organización Mundial de la Salud, el hongo Aspergillus está en el podio del ranking de los 19 más peligrosos para la salud pública. En este sentido, un estudio llevado a cabo por especialistas del Hospital Francisco Javier Muñiz y del Centro de Estudios Micológicos de Buenos Aires coincide en que el diagnóstico “es un desafío porque los signos y síntomas no son específicos y a menudo se retrasa porque la sospecha clínica es baja”.

Por este motivo, las estadísticas sobre casos de Aspergilosis no abundan: hay pocos métodos de detección y sus manifestaciones se confunden con otras enfermedades. De aquí que el aporte realizado desde la Universidad Nacional de San Luis podría resultar fundamental.

* Nota publicada originalmente en Página 12


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.