Ciencia ciudadana, un camino para que la sociedad participe del conocimiento
Se realizó el Primer Encuentro Nacional sobre este paradigma que propone incorporar a las personas civiles en el diseño y desarrollo de proyectos de investigación académicos.
Hace tiempo que la ciencia ocupa un lugar central en la mesa de los y las argentinas, desde el paso por una pandemia que dejó a la vista cómo funcionan los procesos científicos hasta la discusión acerca del valor que tiene el Conicet, la institución de ciencia y tecnología más importante de Argentina, en la construcción de un país. En ese marco, pensar la producción científica como algo ajeno a la sociedad es equívoco y así lo plantea un paradigma que busca hacerse lugar en las distintas partes del mundo: “ciencia ciudadana”. Se trata de la incorporación de personas que no pertenecen al ámbito académico en la construcción del conocimiento científico. Pero, ¿cómo funciona esto?
“La ciencia ciudadana es la participación activa del público que no está especializado en actividades científicas. De esta manera se diversifica la forma de acceder a la ciencia, se toma en cuenta la opinión y los saberes de mucha gente”, afirma Diego Golombek, divulgador científico y director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes a la Agencia de Noticias Científicas de esta casa de estudios.
Las personas u organizaciones pueden aportar preguntas, saberes a partir de su experiencia, o hasta métodos que utilicen en su vida diaria para resolver problemas cotidianos. Según el Laboratorio de Aceleración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Argentina, la participación ciudadana en la ciencia “favorece la visibilidad de temáticas que los espacios tradicionales de investigación podrían pasar por alto y/o la generación de políticas públicas”.
Abrir las puertas de la ciencia
De manera reciente, se realizó en el Centro Cultural de la Ciencia el Primer Encuentro Nacional de Ciencia Ciudadana llevado adelante por Programa Nacional Ciencia Ciudadana del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación. Allí, la Universidad Nacional de Quilmes se hizo presente con dos talleres coordinados por los docentes de carreras de Programación Informática, Diego Torres, Julieta Lombardelli y Mara Dalponte Ayastuy, y con la participación de Golombek en el panel “Oportunidades y desafíos de la Ciencia Ciudadana para fortalecer la democracia”.
“La ciencia ciudadana es un fenómeno democrático porque, al participar, la gente sabe qué está pasando con la investigación. Es muy diferente que te cuenten una investigación científica a que participes directamente en una, te sentís parte y se democratizan así los saberes”, plantea el científico.
Y continúa: “Esto es importante en este momento que se pone en cuestión la misma esencia de la ciencia como un fenómeno para conocer el mundo e incidir sobre la naturaleza y, desde ahí, mejorar la calidad de vida de la gente y llevarlo hacia el sector productivo. Hay una interpelación por parte de la sociedad acerca de la actividad científica y está muy bien que así sea, pero también está muy bien que nosotros respondamos a esa interpelación. Una de las formas de hacerlo es que la gente sea parte de esto, no sólo hay que contar la ciencia sino también que sean parte de la construcción del conocimiento científico“.
Mediante charlas, capacitaciones y talleres, distintos científicos y científicas se reunieron con ciudadanos y organizaciones civiles para intercambiar experiencias, saberes y aprendizajes y evaluar los desafíos que tiene por delante la ciencia ciudadana para ganar espacio en el enfoque de los proyectos de investigación, como la federalización del Programa Nacional de Ciencia Ciudadana y el acercamiento a otros espacios, como las escuelas.
Mara Dalponte Ayastuy, licenciada en Informática y docente de la UNQ, detalla a la Agencia: “En el encuentro se cruzaron diferentes proyectos relacionados, por ejemplo, a la biología, la veterinaria y la sociología. También, desarrollamos talleres orientados a la comunicación de la ciencia ciudadana y a mostrar los errores o tropiezos que hubo en distintas etapas de los proyectos de investigación para que se vea que no sólo hay que mostrar los logros de la ciencia, sino también los experimentos fallidos“. Además, la científica llevó adelante la capacitación “Ludiciencias: generando Ciencia Ciudadana a través del juego”, enfocada en generar nuevas herramientas que permitan despertar el interés por la investigación.
Golombek manifiesta que el objetivo más importante es mantener la convocatoria. “La calidad de los proyectos de ciencia ciudadana en Argentina es de gran nivel, incluso muchos llegan a publicaciones científicas. Se debe mantener esta forma de apropiarse de la ciencia como política de Estado. En un momento en que estamos defendiendo la ciencia, hay que apoyar también los programas que hacen a esta política, uno de ellos es el de la ciencia ciudadana”, enfatiza.
Soluciones para necesidades locales
En su último informe, el PNUD identificó que la ciencia ciudadana puede favorecer el desarrollo del país, por ejemplo, a través de la recopilación de información por parte de la sociedad para un campo de estudio académico específico, la educación científica de la ciudadanía que participa en estos proyectos, la incorporación de saberes que las personas aplican de manera cotidiana o el establecimiento de alianzas entre diferentes sectores de la sociedad, como el público, privado y civiles, para evidenciar problemas y ofrecer soluciones.
El rol de la ciudadanía en la construcción de conocimiento científico es clave al punto de que, bajo este paradigma, los proyectos a tratar pueden surgir desde el ámbito académico, desde la sociedad civil o de manera colaborativa entre ambos actores. Según el PNUD, en Argentina los proyectos más preponderantes nacen desde el sector académico que involucra a la ciudadanía en el diseño o en la recolección y análisis de datos.
Generalmente, las líneas de investigación académicas apuntan a aportar evidencia para la formación de políticas públicas, aunque puede también no hacerlo. En cambio, los proyectos que trae la ciudadanía parten de la necesidad de encontrar soluciones a problemas locales que la afectan. “La participación que surge de una necesidad de la sociedad civil suele ser de suma importancia e, inclusive, en la mayoría de las ocasiones, una condición excluyente para el éxito y la perduración del proyecto”, describe el informe.