El poder de la ciencia en la restitución de identidades

Mariella Fumagalli, miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), describe la actualidad del campo y el desafío de enfrentar la incertidumbre en la búsqueda de respuestas.

El trabajo del EAAF inspira a seguir luchando por los derechos humanos y a apoyar a organizaciones que buscan un mundo más justo y equitativo. Crédito: Página 12. Anred

Por Malena Torres*

En un mundo donde la injusticia y la violencia persisten de muchas formas, a menudo se encuentran historias inspiradoras que recuerdan la importancia de la búsqueda de la verdad y la justicia. Una de estas historias es la de la antropóloga forense Mariella Fumagalli, miembro del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y coordinadora de la Unidad de Búsqueda en Argentina. Su dedicación incansable y compromiso con la causa de las personas desaparecidas llevan a reflexionar sobre la importancia de este trabajo.

El EAAF es una institución científica no gubernamental y sin fines de lucro que se dedica a la investigación, búsqueda, recuperación, identificación y restitución de personas desaparecidas. En este sentido, las labores realizadas en el marco de la última dictadura cívico-militar en Argentina es destacable. Sus integrantes trabajan en una amplia gama de casos, desde víctimas de desapariciones forzadas hasta desapariciones actuales, narcotráfico, trata, crimen organizado y conflictos armados. Sus tareas se basan en los principios de los derechos humanos y el derecho humanitario internacional. Pero lo que hace que EAAF sea aún más excepcional es su profundo respeto por las opiniones e inquietudes de las comunidades y familias de las víctimas, a quienes brindan información disponible y apoyo en momentos dolorosos.

-¿Cómo llegó al EAAF?

-En 2002, en los albores de mi trayectoria académica mientras me iniciaba en el estudio de la antropología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). A los 20 años, mi conocimiento acerca de la existencia del Equipo Argentino de Antropología Forense era prácticamente inexistente. Fue gracias a una compañera de estudios que me proporcionó la reveladora información sobre la institución y su trabajo, expresando su propio involucramiento como pasante en el Equipo. Desconociendo la naturaleza de esta organización, mi amiga y yo decidimos tomar contactar al EAAF para obtener más detalles. En consecuencia, nos pusimos en contacto con una llamada telefónica. Ambas emprendimos este camino y nos unimos como pasantes.

-¿Y su familia cómo lo tomó?

-La percepción inicial de mi familia fue positiva, en parte debido a la inquietante desaparición de un amigo de mi abuelo, una problemática que siempre había estado presente en nuestro hogar. Con el paso del tiempo, surgieron ciertas inquietudes y preguntas. Mis padres, arraigados en un modelo familiar tradicional, se cuestionaron mi elección de vida. El contraste entre sus vidas y la mía reveló una brecha generacional en nuestras perspectivas. A pesar de estas diferencias, siempre sentí su apoyo y su orgullo en relación con mi trabajo.

-¿Cuál es la percepción social sobre el trabajo de campo forense?

-Pienso que no es tan glamoroso como lo muestra la televisión. La realidad es que es un proceso lento y artesanal, con una considerable cantidad de especulación y desilusión en torno a la búsqueda de personas desaparecidas. La televisión creó una percepción irreal de la ciencia forense, con programas que presentan investigadores que resuelven casos en minutos. En la vida real, la tarea es totalmente opuesta. A pesar de los desafíos y frustraciones que experimento en la investigación, encuentro un sentido de pertenencia en la parte de mi trabajo que involucra la excavación de fosas.

-¿En qué sentido?

-Para mí, la investigación puede ser abrumadora y lenta, ya que implica coordinar esfuerzos de varias personas y recursos. Sin embargo, cuando estoy en la fosa me siento cómoda. Es un entorno en el que la metodología y la práctica son cruciales, y donde la complejidad de las relaciones interpersonales queda momentáneamente atrás. De cualquier manera, nunca puedo dejar de considerar el aspecto social y las implicaciones que siguen a este proceso.

Mariella Fumagalli: una defensora de la verdad y la justicia. Crédito: ANRED.

-¿Cuáles son las principales consecuencias emocionales de la identificación de personas desaparecidas en las familias involucradas?

-El proceso genera profundas implicaciones en la esfera emocional y relacional de las familias afectadas. Marcado por su complejidad y la incertidumbre que lo caracteriza, conlleva consecuencias significativas en la subjetividad de los involucrados. La obtención de una certeza sobre el destino de un ser querido y la posibilidad de cerrar un duelo inconcluso que se origina a raíz de una desaparición son factores cruciales que alteran la dinámica emocional y psicológica de las personas involucradas. Culturalmente, la comprensión y atribución de significado a la transición entre la vida y la muerte están intrínsecamente vinculadas al cuerpo humano. La necesidad de reconocer y certificar el tránsito de la existencia a la no existencia se manifiesta como un elemento fundamental en el proceso de duelo. La desaparición de un ser querido trunca esta secuencia natural, dejando a las familias en un estado de desconcierto, atrapadas en un ciclo de incertidumbre perpetua.

-¿Por qué es crucial la obtención de una identificación en el proceso de duelo?

-La percepción humana tiende a estar arraigada en la necesidad de ver y comprender para creer. En este contexto, la obtención de una identificación representa un punto de inflexión, un proceso que otorga tangibilidad a lo intangible y que, en última instancia, permite a las familias dar el paso necesario para asimilar la pérdida y continuar con el duelo. Las transformaciones emocionales que emergen con esta certeza son notables, reconfigurando las relaciones familiares y el entendimiento individual de la realidad.

-¿Qué tipo de conexión se establecen entre los profesionales involucrados en el proceso de identificación y las familias de las personas desaparecidas?

-A medida que se logran identificaciones surgen conexiones profundas. Estas relaciones trascienden la mera tarea de identificación y se convierten en vínculos afectivos que perduran a lo largo del tiempo. Las familias que han recuperado la identidad de sus seres queridos a menudo establecieron un contacto continuo con los expertos que participaron en el proceso. Este contacto se manifiesta a través de llamadas en ocasiones significativas como cumpleaños, Navidad y Año Nuevo.

-¿Cuál es el porcentaje promedio de identificación de personas desaparecidas?

-El éxito en la identificación de personas desaparecidas es un logro raramente alcanzado, y el porcentaje de casos resueltos es bajo. Para las familias que guardan respuestas, la espera se convierte en un desafío emocional y psicológico, y para los profesionales involucrados, la frustración de no poder brindar respuestas en todos los casos puede resultar abrumadora. La pregunta que se plantea en este contexto es hasta dónde es posible extender estas relaciones y brindar respuestas a todas las familias afectadas. El desafío de equilibrar la necesidad de cierre y certeza con la realidad de recursos limitados y una tasa de éxito modesta es un dilema ético y práctico que enfrentamos quienes trabajamos en este campo.

AulaCiencia: noticias producidas en el marco del curso de Profesionalización en prácticas periodísticas

*Malena Torres es estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social. Parte de esta entrevista fue presentada en la materia Seminario de Escritura.

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