Ciudad confinada, el libro que explora las experiencias urbanas durante la pandemia

Con aportes de un equipo de especialistas de la UBA y el Conicet, la obra aborda cómo la covid transformó las condiciones de vida de las personas.

Ciudad confinada. Experiencias urbanas durante la pandemia. Editorial: Teseo. Créditos: GECU.

Por Diego Vazquez*

A más de tres años de su emergencia, cuando la cifra diaria de contagios y muertes, los barbijos, y los nombres de empresas farmacéuticas comienzan a ser recuerdos fantasmagóricos de un tiempo extraño, el libro Ciudad Confinada. Experiencias urbanas durante la pandemia -coordinado por la investigadora del Conicet Juliana Marcús y editado por Teseo-, plantea nuevas preguntas que buscan profundizar la relación entre la pandemia de covid-19 y la ciudad. ¿Cómo se readecuó la vida urbana en el espacio doméstico durante el aislamiento estricto? ¿Cómo se re-imaginaron y se representaron los espacios exteriores y los espacios interiores? ¿Qué pasó con las prácticas cotidianas en los espacios urbanos? ¿La pandemia llegó para igualar las condiciones de vida de todos y todas o más bien a profundizar desigualdades de género, clase, edad y hábitat?

Durante las primeras semanas de la pandemia en marzo de 2020, cuando las calles del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se habían casi vaciado de personas, de objetos y de prácticas, el Grupo de Estudios Culturales y Urbanos (GECU) del Instituto de Investigaciones Gino Germani comenzó a reunirse -virtualmente- y a diseñar una investigación que analizara los impactos de la crisis sanitaria y de las medidas adoptadas por el Gobierno Nacional y los gobiernos locales en la vida cotidiana de los habitantes del AMBA.

Ciudad confinada es el resultado de esta sociología de emergencia que se gestó desde el confinamiento en sus hogares de estos académicos como una forma de comprender lo que estaba sucediendo en tiempo real. La pandemia y el aislamiento estricto era un tema ineludible para todos: la vida cotidiana se había transformado y las prácticas científicas no podían permanecer ajenas. Por el contrario, desde aquellas primeras reuniones el GECU había comenzado a preguntarse cuáles podrían ser sus aportes como científicos sociales a esta nueva situación.

Así nació un diseño de investigación que desde el interior de las viviendas se planteaba abordar esta realidad distópica. En los siguientes meses, todavía confinados, elaboraron y distribuyeron dos encuestas autoadministradas en formato virtual que podían ser respondidas desde un celular, una computadora o una tablet y recolectaron casi 5 mil respuestas. Simultáneamente, a través del teléfono o de las populares aplicaciones de videollamadas realizaron dos tandas de entrevistas con los mismos habitantes del AMBA para profundizar algunas dimensiones relevadas en las encuestas.

Ya en 2021, con la reapertura de los espacios urbanos exteriores, el GECU salió a hacer observaciones en parques y plazas de distintos distritos del AMBA y de Santa Fe. Finalmente, para completar la investigación se decidió abordar publicaciones de gobiernos locales sobre la pandemia y el confinamiento que llegaban principalmente por vías virtuales: sitios webs y redes sociales.

De este modo, Ciudad confinada se sumerge en estos datos producidos en medio de la crisis sanitaria (2020 y 2021) pero desde una cierta distancia temporal que ha sido clave para comprender mejor no sólo las transformaciones que trajo la pandemia, sino también las continuidades que reforzó. En este sentido, tanto el habitar de los espacios exteriores como el de los espacios domésticos se vieron trastocados y era necesario un análisis articulado para entender los cambios en sus usos y valoraciones, las formas de sociabilidad que permanecieron, los sentidos construidos que se reforzaron y las condiciones sociales, urbanas y habitacionales desiguales que se profundizaron.

A través de los capítulos del libro, los autores proponen una exploración histórica de la relación mutuamente constitutiva entre ciudad, salud y enfermedad y los futuros urbanos que se despliegan a partir de la pandemia de covid-19 (Joaquín Benítez); el paso de una urbanofobia a una urbanofilia en las formas de practicar y representar los espacios urbanos durante la crisis sanitaria (Martina Berardo y Diego Vazquez); los cambios y las continuidades que se registraron en los usos de los parques y las plazas de distintas ciudades (Dianela Gahn; Lucia Gamino y Marcos Jaramillo); la manera en que ciertos atributos vinculados al género, la edad, la maternidad/paternidad y las formas de inserción en el mercado de trabajo configuraron prácticas y percepciones diferenciales en el espacio doméstico, así como distintos modos de vincularse con el espacio público (Agustina Márquez y Emilia Tamburri); y las especificidades de las experiencias vividas por las personas que atravesaron el aislamiento en hogares unipersonales interpretada como terreno de posibilidad para el surgimiento de nuevos modos de vivir y de habitar el espacio urbano (Martín Boy y María Agustina Peralta).

En conclusión, Ciudad confinada es una excelente oportunidad para repensar las experiencias urbanas de la pandemia en el AMBA, interrogarse por la permanencia de transformaciones en las prácticas y en las representaciones de los espacios públicos y domésticos que se registraron en ese contexto y rastrear las huellas que ha dejado la covid en la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad.

*Docente e investigador, becario doctoral del Conicet en el GECU, Instituto Gino Germani.


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