Mujeres científicas en Argentina: luchas y conquistas en camino a la equidad

Febrero y marzo contienen fechas importantes para la visibilización de las mujeres trabajadoras. Al 8M se suma el 11F, el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Científicas de la agrupación Mujeres en CyT-UNQ

Es cierto, marzo es referido por los medios masivos y en el espacio público como “El mes de la mujer”. Sin embargo, febrero también tiene lo suyo en materia de CyT. En 2015, gracias a una resolución de la Organización de Naciones Unidas (ONU), se proclamó el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. El objetivo de esta fecha es visibilizar la brecha de género que existe en el ámbito de la ciencia y la tecnología y alentar a una mayor participación de mujeres en carreras de estas áreas.

A nivel global, las mujeres conforman un 33 por ciento de los trabajos en investigación, según datos recabados por UNESCO entre 2015 y 2018. La proporción es baja, pero fue creciendo ya que hace 5 años la participación en carreras científicas era del 28 por ciento. En Latinoamérica y el Caribe la paridad es mayor en comparación con la Unión Europea. En Argentina, los puestos disponibles en el sistema científico-tecnológico son ocupados en un 54 por ciento por mujeres. No obstante, aún perdura el techo de cristal.

Una base amplia y una cima estrecha

Las mujeres en Argentina son mayoría en investigación; sin embargo, solo el 22 por ciento de los puestos directivos en organismos de Ciencia y Tecnología son ocupados por ellas. Este número puede tener varias explicaciones. Por un lado, según datos del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, en 2015 las investigadoras recibieron un 25 por ciento menos de financiamiento para desarrollar sus líneas de trabajo en comparación con los varones.

Según Sandra Goñi, investigadora del Laboratorio de Virus Emergentes de la Universidad Nacional de Quilmes: “La ciencia es una, es hegemónica y es patriarcal. Tiene una sola manera de ser contada y una sola manera de ser regulada y transitada”. Goñi explica que el desafío es romper con esa hegemonía y se comienza por visibilizar casos de éxito de mujeres de diferentes áreas. “Esto contribuye a formar una masa crítica de personas involucradas en romper con la hegemonía”, aclara Goñi.

Estándares y roles protagónicos

Las mujeres están sujetas a estándares más estrictos para la financiación y revisión por pares. Un análisis de 3 millones de publicaciones sobre Ciencias de la Computación en Estados Unidos entre 1970 y 2018 proyecta que la paridad recién se alcanzaría en el 2100, aun teniendo en cuenta un escenario en el que las mujeres sean autoras del 90 por ciento de los artículos en los años venideros.

Con las publicaciones científicas ocurre que es menos probable que sean aceptadas aquellas que tienen mujeres en primera o última autoría. Los artículos con mujeres en roles protagónicos son menos citados, por lo tanto, las revistas no suelen elegirlos. Sin embargo, Argentina presenta datos más alentadores: el 51 por ciento de sus publicaciones cuenta con mujeres en roles protagónicos. Esto surge a partir de un informe publicado por Elsevier, una de las editoriales científicas más importantes del mundo. Para tener parámetros de comparación vale mencionar que en el mismo informe se reporta que Estados Unidos posee un 34 por ciento de mujeres desempeñando papeles principales en los artículos científicos y Japón solo un 15 por ciento. “Es necesario intervenir en todos los espacios para deconstruir esa ciencia hegemónica. Nosotras debemos deconstruirnos también ya que nos formamos en el sistema patriarcal”, amplía Goñi.

Tareas de cuidado

Otra de las razones que explica la baja proporción de mujeres en puestos jerárquicos es la dificultad para equilibrar el trabajo y la familia; muchas mujeres truncan o enlentecen sus carreras científicas debido a esto. Según Sara Pérez, docente investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la UNQ: “Las tareas de cuidado siguen estando, en la mayoría de los casos, a cargo de las mujeres y las personas gestantes.” Estas responsabilidades conllevan una presencialidad y una carga horaria que no puede ser dedicada a las actividades de investigación.

Pérez agrega: “La organización de la actividad científica y tecnológica hoy en día hace que sea muy complicado poder avanzar y cumplir requisitos pensados, diseñados y sostenidos teniendo en mente a la carrera científica de un hombre que no asume responsabilidades ni roles de cuidado.” Al momento de ser evaluadas, a las mujeres y personas gestantes se les dificulta alcanzar los objetivos de productividad científica, definidos en base a estándares y parámetros actuales. “La salida es pensar al sistema científico-tecnológico desde una perspectiva de género, incluyendo a las dinámicas de trabajo y evaluación dentro de la carrera”, aclara.

Otra circunstancia que resulta excluyente para las mujeres en el sistema científico es la violencia. Según Pérez, existen situaciones de violencia que siguen siendo toleradas o no son aún lo suficientemente visibilizadas y sancionadas. Las mujeres que atraviesan esto, usualmente optan por abandonar la carrera científica.

Empleos del futuro

Según el informe de UNESCO de 2021, en Inglaterra entre 2011 y 2017, los empleos con alto riesgo de ser automatizados eran ocupados en un 70 por ciento por mujeres. Los trabajos con bajo riesgo de automatización son aquellos que requieren altos niveles de educación y habilidades particulares. Estas ocupaciones son tomadas en un 43 por ciento por mujeres.

Los empleos del futuro, aquellos que forman parte de la cuarta revolución industrial, incluyen robótica, inteligencia artificial, matemática e ingeniería. Existe el riesgo de que estas ocupaciones perpetúen las desigualdades ya que las mujeres siguen siendo una minoría en este tipo de disciplinas. En Estados Unidos la brecha salarial que existe en el mercado digital es mínima, las mujeres ganan un seis por ciento menos que los hombres. Sin embargo, solo el 22 por ciento de las personas que trabajan en ciencias de la comunicación e inteligencia artificial son mujeres. En Argentina el número es aún menor: 18 por ciento.

Iniciativas actuales

Entre 2020 y 2021 el MinCyT implementó el Programa Nacional para la Igualdad de Géneros. El Programa tiene por objetivos hacer de las instituciones de CyT ambientes propicios para que las mujeres y personas LGBTI+ se desempeñen y progresen con igualdad y libres de violencia; integrar el análisis de géneros en el contenido de las políticas y los proyectos I+D+I desde su diseño; promover la igualdad de mujeres y población LGBTI+ en el acceso a posiciones jerárquicas; articular con diferentes organismos públicos y privados; y cooperar en el desarrollo de estudios, investigaciones y transferencia de conocimiento con estos organismos.

Estas iniciativas podrían lograr los avances necesarios para alcanzar la paridad no solo de mujeres en disciplinas relacionadas a la ciencia y la tecnología, sino también de personas de la comunidad LGBTI+. “Se ha avanzado mucho en las últimas décadas y no puedo menos que mantener un espíritu positivo. Visibilizando temas relacionados a cuestiones de género vamos a lograr modos de convivencia más respetuosos y solidarios”, concluye Pérez.


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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas