¿Por qué sigue habiendo tantos mosquitos en el AMBA si ya bajaron las temperaturas?
La gran cantidad de lluvias que se registró a lo largo del año permitió que sigan naciendo nuevos insectos capaces de adaptarse a la llegada del frío.
A pesar del marcado descenso de las temperaturas en los últimos días, sigue habiendo una gran cantidad de mosquitos en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Al menos, la especie que predomina en esta zona no es la que puede transmitir enfermedades como dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla. Sin embargo, la presencia del Aedes Albifasciatus es una molestia para las personas que ni siquiera pueden disfrutar de un parque o una plaza durante el otoño invernal. ¿Se trata de una nueva especie, de una que ya existía pero ahora logró adaptarse a estas temperaturas, o siempre hubo mosquitos y nadie se había dado cuenta?
“No son ‘supermosquitos’, sino que estamos en un año con mayores lluvias hasta ahora, con intervalos adecuados para que se desarrollen estos insectos”, señala Juan Manuel Carballeda, investigador del Conicet y divulgador científico, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
Una de las claves que permite entender este fenómeno es la cantidad de lluvias que azotaron al AMBA en lo que va de 2024. “Las hembras de esta especie colocan los huevos sobre la tierra húmeda en las orillas de los charcos y pueden resistir sequías y sobrevivir varios meses. Luego de una lluvia, cuando los charcos se inundan y los huevos se mojan, nacen las larvas. Como esto ocurre en varios lugares al mismo tiempo, pueden emerger muchos mosquitos adultos juntos”, explica María Sol de Majo, investigadora del Grupo de Estudio de Mosquitos en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (UBA-Conicet), en conversación con la Agencia.
Aunque el sentido común indica que los mosquitos están presentes cuando las temperaturas son elevadas, lo cierto es que el Aedes Albifasciatus tiene la capacidad de adaptarse y sobrevivir a las bajas temperaturas. Por eso, este insecto puede encontrarse desde el sur de Brasil y Paraguay hasta Tierra del Fuego.
“Se trata de un mosquito adaptado a climas templados y fríos. Estamos atravesando un año donde tenemos muchas más precipitaciones y las larvas de esta especie suelen desarrollarse especialmente en charcos de agua”, subraya Carballeda. Por lo tanto, mientras haya períodos de lluvia, estos insectos seguirán permaneciendo de forma abundante. Para que disminuya su cantidad es necesario que continúen las bajas temperaturas y no llueva por varios días.
El Aedes Aegypti, mosquito transmisor de dengue, zika, chikungunya y fiebre amarilla, es una especie que sí se ve afectada por las bajas temperaturas y es por eso que los casos de dengue disminuyeron en las últimas semanas. “Mientras que el Aedes Aegypti es más chico, su picadura es menos intensa porque chupa menos sangre y se llena la panza picando a varias personas, el Aedes Albisfasciatus es mucho más grande y fácil de matar ya que se llena en una sola picada”, resalta el divulgador científico.
Además de ser molesto, este tipo de mosquito puede ser transmisor de enfermedades como la Encefalitis Equina del Oeste, que afecta principalmente a los caballos pero también a las personas. Durante 2024 se registraron casos en CABA, Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Santiago del Estero. Sus síntomas pueden ser dolor de cabeza seguido de decaimiento, escalofríos, fiebre, mialgias y malestar general. En cuadros más graves, puede causar meningitis aséptica y encefalitis. Incluso, si no se trata, puede afectar el sistema nervioso central.