Fútbol Libre: la batalla entre los dueños de la pelota y la TV contra sus audiencias
Un fiscal bloqueó más de 50 páginas de internet y muchas personas no pudieron ver la semifinal entre Colombia versus Uruguay de forma gratuita. Agustín Espada, especialista de la UNQ, reflexiona sobre el modelo de negocios y las nuevas tecnologías: una discusión en torno a economía, derecho y sociedad.
El Poder Judicial mendocino bloqueó más de 50 dominios de internet vinculados a Fútbol libre y Megadeportes. Además, ordenó la detención y el traslado a Buenos Aires de una persona que estaría vinculada con estos sitios. Básicamente, a través de Fútbol libre y Megadeportes cualquier persona que tenga un celular o una computadora (y datos o wifi para conectarse) puede ver los partidos más importantes de fútbol e incluso las señales de televisión vinculadas al deporte en Argentina y en otros países de América Latina. Hoy en día, un paquete para ver estos canales y los encuentros puede llegar a costar más de 40 mil pesos por mes. En medio de la crisis económica y con aumentos indiscriminados, cada vez más familias se “bajan del cable” y optan por ver la TV a través de internet y pagar alguna plataforma de series y películas. ¿Qué pasa cuando las personas quieren ver un partido de fútbol y no pueden acceder a él? ¿Cuáles son los derechos de los dueños de las transmisiones deportivas? ¿Y el derecho de los usuarios hasta dónde llega?
Para responder estas preguntas y abrir nuevos interrogantes, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes dialogó con Agustín Espada, director de la maestría en Industrias Culturales de la UNQ. “Esta discusión de los derechos nace un poco miope si no se tiene en cuenta que el fútbol necesita la televisión para subsistir tal cual como es hoy”, dice.
-¿Por qué?
-Porque estamos hablando de dos industrias y dos negocios que se encuentran. Una de las principales fuentes de ingreso en la industria del fútbol es la televisión y hay que partir de esa premisa, el fútbol necesita la televisión y ha montado un negocio en torno a los derechos de transmisión. En algún punto, este sistema llevó al fútbol a ser lo que es hoy y a diferenciarse de otros deportes que no tienen la penetración ni el clamor popular. Además, esto le permitió desarrollar prácticas económicas y financieras que no existen en otros deportes.
-¿Y el derecho de las personas que quisieron ver Colombia contra Uruguay y no pudieron?
-No me parece que sea algo para poner encima de la mesa en esta discusión porque la regulación argentina tiene mecanismos para garantizar el derecho de la audiencia y de la ciudadanía a acceder a contenidos deportivos de interés relevante, como por ejemplo los partidos de la Selección Argentina, que se reconocen como un contenido cultural y de relevancia social que se emite también por televisión abierta.
¿De quién es el problema?
La denuncia por la retransmisión online de los partidos de fútbol fue realizada a principios de 2024 por la Alianza Contra la Piratería Audiovisual, una organización sin fines de lucro “que tiene como objetivo luchar contra todas las modalidades de piratería, las cuales generan pérdidas no sólo en prejuicio de la industria sino también para los gobiernos”, según se lee en su página web. Esta ONG está integrada por los principales miembros de la industria de contenidos y operadores de TV paga en América Latina como DirecTV, Warner Bros, The Walt Disney Company, la Liga Profesional de Fútbol Argentina, Olé y Grupo Globo, entre otros.
Tras meses de investigación se realizó un allanamiento en la provincia de Mendoza que estuvo a cargo de Alejandro Musso, fiscal de Cibercrimen en la Unidad Fiscal Especializada en la Investigación de Ciberdelitos, que además contó con apoyo de efectivos de la Policía Federal y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
-¿Es piratería ver un partido de fútbol en una plataforma que no tiene los derechos y lo transmite de manera ilegal?
–Lo que demuestran estas páginas como Fútbol Libre son las fallas que tiene el mercado para satisfacer una demanda. Además, no reconoce los beneficios indirectos del acceso ilegal, que tienen que ver con llevar esos productos y esos bienes culturales a personas que, sea cual sea el valor, no lo van a pagar.
-¿En qué sentido?
-El planteo errado de esta discusión es que todas las personas que ven un partido por Fútbol Libre, por Tarjeta Roja o por otra plataforma es porque no quieren pagar. El problema es que no pueden abonar lo que se les propone o están cansados de pagar cable, de pagar una conexión a internet, de pagar un pack fútbol y aun así quedarse afuera de muchos partidos.
-¿A qué causas le atribuye esa “falla de mercado”?
-En gran medida, se debe a que no sabe gestionar la demanda y que está pensado y estructurado en torno a la televisión por cable, un modelo de negocio que está quedando viejo. Lo que más demuestra su mal funcionamiento y su incapacidad de satisfacer las demandas de un contenido tan popular como el fútbol es que a veces no se sabe por qué canales o señales van a pasar los partidos, básicamente porque el negocio está mal armado y porque el mercado funciona mal.
Soluciones viejas para problemas actuales
Aunque el fiscal ordenó la baja de 50 páginas de internet vinculadas a variables de Fútbol Libre y Megadeportes, muchas personas se las rebuscaron para poder ver el partido entre Colombia y Uruguay por la semifinal de la Copa América. En este aspecto, la legislación nacional tiene límites y su marco regulatorio sobre propiedad intelectual y derechos de autor fue pensada bajo otras condiciones distintas a las actuales, donde un usuario puede buscar un tutorial en internet para cambiar la localización de la computadora y acceder a la misma web que está bloqueada para Argentina.
“Que la final de la Copa América pueda verse por Fútbol Libre no se traducirá en menos suscriptores de televisión por cable. El marco regulatorio está mal y es una solución a medias porque es todo muy anacrónico y el contexto está absolutamente modificado. Las personas que están dispuestas a pagar para ver fútbol ya lo hacen y todavía tienen problemas para ver algunos partidos”, subraya Espada.
-¿Y la piratería no afecta las ganancias de las empresas que poseen los derechos de transmisión?
-Todas las cuentas que hacen de cómo afecta la piratería al negocio de la televisión deja porcentajes que son hípermarginales. Lo que hacen es transformar a las personas que ven los contenidos por ahí en potenciales clientes, cuando en realidad no lo son. Si quisieran y pudieran pagar lo harían porque es más fácil, acedes más rápido y no tenés que dar tantas vueltas, pero la realidad es que es absolutamente complementario del negocio.