Cómo funciona la neurociencia aplicada al diseño de interiores

Métodos y tecnologías para saber cómo responde cada cerebro a los espacios construidos. Claves para asegurar entornos que mejoren la salud física y mental.

La neuroarquitectura estudia la construcción de entornos que optimicen el bienestar humano. Crédito: obras.
La neuroarquitectura estudia la construcción de entornos que optimicen el bienestar humano. Crédito: obras.

Imagine entrar a una habitación y sentir instantáneamente una ola de calma, felicidad y concentración. ¿Suena a magia? No, es ciencia. La neurociencia aplicada al diseño de interiores puede cambiar la manera en que los seres humanos perciben y viven los espacios cotidianos. Ahora, los diseñadores de interiores pueden “hackear” cerebros para crear ambientes estéticamente agradables capaces de mejorar la salud mental y física. ¿De qué se trata este fenómeno?

La Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes tuvo acceso a un estudio de la Universidad de Helwan en Egipto, que explora la convergencia entre la neurociencia y el diseño de interiores. La investigación, publicada en la prestigiosa revista DOAJ, revela cómo los entornos construidos impactan en el cerebro y el comportamiento humano, explorando cómo elementos como la luz, el espacio y la disposición pueden influir positivamente en el bienestar físico y psicológico de las personas. Según los investigadores, aplicar principios de la neurociencia en el diseño de interiores, además de embellecer los espacios puede transformarlos en entornos que mejoren significativamente la calidad de vida.

¿Cómo funciona?

Existen varias formas de adentrarse en el cerebro y conocer el impacto del diseño en la percepción, emociones o capacidad de atención y aprendizaje. Se puede estudiar el impacto de manera virtual, es decir, con una pantalla o gafas de realidad aumentada; o bien a través de un estimulo real, en un espacio concreto y tangible. Los dos enfoques recopilan respuestas neurofisiológicas y psicológicas que se combinan para comprender mejor cómo reaccionan las personas dependiendo del diseño de espacios interiores que experimenten.

En los laboratorios virtuales se simula un espacio (ya sea en video o imagen fija) de manera controlada, y se recogen datos sobre cómo se siente la persona que observa ese espacio. Para este registro se aplican conocimientos de neurociencia y se obtienen datos neurofisiológicos en reposo como, por ejemplo, el ritmo cardiaco, la sudoración, la actividad cerebral o los lugares donde se centra la mirada.

Estos datos se traducen en unas métricas que aportan valores cuantificables sobre cómo se siente la persona dependiendo del diseño de un espacio determinado. Este tipo de pruebas brindan información más objetiva y fiable que si, directamente, se le pregunta a alguien cómo se siente en ese espacio.

Crédito: Portal inmobiliario.
Crédito: Portal inmobiliario.

El análisis en entorno real también se hace de manera controlada, y al igual que en el virtual, se van modificando determinadas variables y recogiendo datos neurofisiológicos de las personas que experimentan ese espacio. La diferencia principal es que, aunque también se trata de una simulación, este entorno está construido y puede ser percibido in situ, y por tanto los datos se recogen en movimiento. Es decir, se trata de un laboratorio a escala real, en el que se puede experimentar en tiempo real lo que ocurre.

Un ejemplo es el Well Living Lab, creado en 2016 en Minnesota. Fue el primer centro de I+D centrado en las personas y en comprender la interacción entre salud, bienestar y ambientes interiores. Recientemente, llevaron a cabo un estudio sobre envejecimiento saludable donde analizan los efectos de la luz en los ritmos circadianos, el estado de ánimo, el sueño, la cognición y la conectividad social.

Según explican, la clave para obtener resultados fiables es aislar correctamente las variables de estudio (luz, color, formas y distribución, por ejemplo). Esto es más complicado y costoso de hacer en un espacio real, y por eso existen muy pocos laboratorios como el Well Living Lab. La mayor parte de los centros de investigación y de las universidades que intentan comprender la reacción de las personas ante distintas variables de diseño se llevan a cabo a través de realidad virtual.

Con todo, esta nueva corriente tiene múltiples aplicaciones en hospitales, restaurantes, hoteles y, por supuesto, lugares de trabajo, entornos educativos y hogares, donde el ser humano pasa gran parte de su tiempo. En ese sentido, seguir estudiando esta tendencia puede brindar pautas y directrices de diseño capaces de mejorar aspectos concretos de los procesos cognitivos y conductuales del ser humano.


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.