Ni huracán ni bomba: ¿De qué se trata el fenómeno meteorológico que afecta a Buenos Aires?

La especialista Cindy Fernández explica que es algo habitual y puede suceder varias veces por año. El detalle de lo que hay que saber al respecto.

Se estiman lluvias y ráfagas de viento de hasta 90 kilómetros por hora. Créditos: Telam.
Se estiman lluvias y ráfagas de viento de hasta 90 kilómetros por hora. Créditos: Telam.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) mantiene la alerta amarilla para Buenos Aires, Entre Ríos, el sur de Santa Fe y el este de Córdoba. Los “fenómenos meteorológicos con capacidad de daño y riesgo de interrupción momentánea de actividades cotidianas”, según explica el SMN en su página web, están marcados por descenso de temperatura, fuertes ráfagas de viento y lluvias persistentes. Ante definiciones como ciclón extratropical, huracán o “bomba meteorológica”, la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes conversó con Cindy Fernández, vocera del Servicio Meteorológico Nacional, para disipar dudas y dar cuenta de las características de este fenómeno cuyo origen se debe a la formación de un sistema de baja presión.

Aunque algunas personas dan a entender que se trata de un huracán, en realidad se está formando un sistema de baja presión que es algo normal y sucede unas cuantas veces al año. A pesar que también se lo menciona como un ciclón, en realidad esta palabra es una clasificación técnica usada para englobar a todos los fenómenos relacionados con las bajas presiones”, afirma la comunicadora del SMN.

Si bien se espera su llegada al Gran Buenos Aires y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, su paso por Mar del Plata dejó árboles, postes con cables, carteles y semáforos caídos. En este sentido, se registraron ráfagas de viento de 100 kilómetros por hora y lluvias intensas. A su vez, el Servicio de Hidrografía Naval advirtió la crecida de un metro del nivel del mar sobre la costa atlántica bonaerense.

Según detalla Fernández, en la costa bonaerense se formó un área de baja presión denominada ciclogénesis. “El planeta está lleno de zonas de altas o bajas presiones, que pasan por su ciclo de nacimiento, maduración y muerte. Durante la ciclogénesis la presión se desploma y la atmósfera ‘tiene que reacomodarse’ a la nueva presión. De esta manera, el aire se mueve y produce viento. Cuanto más rápido baja la presión, más rápido se reacomoda el aire y por eso se asocia con viento”, destaca.

Por su parte, el Servicio Meteorológico Nacional emitió en la mañana del jueves un Sistema de Alerta Temprana para el centro y el este de Buenos Aires por lluvias (prevé la caída de 40 a 70 milímetros de agua) y ráfagas de viento que oscilen entre 65 y 90 kilómetros por hora.

Desde el miércoles se está formando un sistema de baja presión en el este de la provincia de Buenos Aires y este proceso genera algunas ráfagas de viento y lluvias débiles a moderadas, pero persistentes, así que puede haber acumulados de entre 40 y 70 milímetros de agua en todo el evento”, resalta Fernández.

Sensación térmica y ciencia

El ingreso de aire frío y viento intenso desde la costa bonaerense producirá el descenso de temperatura en el centro del país. Aunque el termómetro marque una cifra determinada, los días ventosos son una variable fundamental para que la sensación térmica sea más baja.

“El calor de nuestro cuerpo pasa al aire que está en contacto con la piel, proceso que se conoce como conducción. Cuando hay poco viento, se forma una pequeña capa de aire a nuestro alrededor que recibe el calor y aumenta su temperatura haciendo que la pérdida de calor del organismo disminuya. Pero cuando las condiciones se tornan ventosas, constantemente se elimina la fina capa de aire caliente que se encuentra sobre la piel. Cuanto más fuerte sea el viento, más calor se perderá y más frío se sentirá”, subrayan desde el Servicio Meteorológico Nacional.

La sensación de frío se produce cuando el calor escapa del cuerpo. Cuanto mayor sea la diferencia entre la temperatura de la piel y del ambiente, más calor se escapará y más frío se sentirá. Para cuantificar esa diferencia entre el sentir y lo que marca el termómetro se utiliza la sensación térmica: “Su función es dar una idea del grado de confort que siente el cuerpo, o dicho de otra manera, expresa de una forma más fidedigna la temperatura que sentimos al estar al aire libre”, explican desde el SMN.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.