Claudio Martínez: “Responder a la violencia con un tono moderado y pacífico es parte del secreto”
El realizador de ciclos como La Liga de la Ciencia y La Educación Presidencial reflexiona sobre los desafíos para generar contenidos entretenidos sin perder rigurosidad.
Claudio Martínez es periodista hace más de 40 años y hace más de 20 que trabaja en la creación de ciclos vinculados a la divulgación de la ciencia en Argentina. Científicos Industria Argentina (que tuvo 16 temporadas ininterrumpidas y fue conducido por Adrián Paenza), Alterados por Pi y La Liga de la Ciencia, son solo algunos trabajos que llevan su sello. En diálogo con Al borde del precipicio, el programa de la Agencia de Noticias Científicas que se emite por UNQ Radio y se encuentra en Spotify, el exdirector ejecutivo de la TV Pública brinda su mirada sobre el rol de los medios públicos y el desafío de entretener. Además, aborda los retos que existen a la hora de comunicar y sus nuevos proyectos (La Educación Presidencial en redes sociales y Laboratorio de Ideas en Radio Provincia) donde discute sobre política científica.
-Como exdirector, ¿qué opinión le merece la nueva gestión de la TV Pública?
-Están haciendo lo que dijeron que venían a hacer. O sea, están recorriendo el camino del cierre o la venta de los medios públicos. Si bien la Ley Bases no salió como ellos querían y no está aprobada la venta del canal tal como la planteaban, me parece que siguen en esa ruta. Ellos tomaron esta decisión y están llevándola a cabo como pueden. Obviamente, no estoy de acuerdo con lo que veo, me parece que no es el sentido que tiene que tener un medio público.
-¿Cuál es el sentido para usted?
-Un medio público tiene que estar al servicio de las políticas públicas, lo cual no quiere decir que estén haciéndole prensa a un gobierno, a un ministro, a un presidente, o lo que fuera. Un medio público tiene que estar comunicando políticas públicas, articulándolas con las herramientas que los productores, los realizadores y los periodistas tenemos para que eso sea entretenido, divertido, visible, y que no sea un embole. Pero la TV pública tiene que hablar de derechos humanos, de cultura, de literatura, de ciencia, de salud y de turismo. Tiene que ser profundamente federal porque así está pensado el sistema.
-Una de las excusas para el cierre es el poco rating que tiene y que no la mira nadie porque sus contenidos no son entretenidos.
-Es difícil porque muchas veces son temas que están atravesados por la solemnidad y no es fácil salir de ese lugar. Es complejo hacer que los científicos salgan de ese molde y ayudarlos a comunicar, porque la lógica de la ciencia es la del paper. Mientras que la ciencia es desarrollo, la televisión es síntesis. Ahí hay un problema de base que lo aprendimos cuando arrancamos con Científicos Industria Argentina.
-¿En qué aspecto?
-Nosotros necesitábamos meter un montón de temas en una hora de programa, y entonces no podíamos hacer monografías. Cuando hacíamos las entrevistas o los informes con los científicos, se editaban y a veces arbitrariamente cortábamos partes que para ellos eran relevantes. Crear contenidos de divulgación científica, que requieren cierto desarrollo porque son complejos y hay que explicarlos, es un enorme desafío.
Volver al ruedo
-¿Por qué regresó a la comunicación de la ciencia tras su gestión como director ejecutivo de la TV Pública?
–Tenía mucho deseo de volver a trabajar en ese mundo y para mí es un activo que cuidé mucho e hice crecer durante 20 años con Adrián Paenza en Científicos Industria Argentina, Alterados por Pi, La Liga de la Ciencia y todos los programas que realizamos no solo en la TV pública, sino en Canal Encuentro, Pakapaka y TecTV, por ejemplo.
-Y navega entre dos códigos completamente diferentes…
-En la tele no había espacio y me gustaba la idea de explorar y de revincularme con la radio. De lo cómodo que me sentí con el contenido y de la reconexión con el mundo del conocimiento que se dio rápidamente, empezó a surgir esta idea de ir a las redes y de indagar otros formatos. Soy un tipo de 61 años y estoy grande para ser influencer, pero alguien me dijo que podía ser un creador de contenidos digitales en lo que ya tengo cierta especialización y, especialmente, credibilidad.
–¿Cómo se hace para generar contenido teniendo tanta segmentación de audiencia y tantos canales de distribución diferentes?
-Cuando empezó Científicos Industria Argentina en 2003, todavía la televisión abierta convocaba, generaba conversación y mucho interés, y las redes sociales aun no nos conducían. De todos modos, creo que todas las plataformas tienen su importancia, su peso y su capacidad de comunicación, yo diría que no hay que despreciar a ninguna.
De las redes a la radio
-¿Cómo surge Educación Presidencial, la serie de videos en X divididos por clase que ya tienen miles de vistas?
-La inspiración viene del discurso que dio Javier Milei en el Foro de Madrid realizado en el Centro Cultural Kirchner. Si bien viene atacando a los científicos con el recorte de las partidas presupuestarias para la investigación y los salarios en las universidades, esta vez fue un paso más allá, y dijo que son parte de la casta y que vayan a trabajar en el sector privado. Entonces, no solo me pareció una exageración, sino sobre todo un error y una falta de información en relación a lo que hacen los investigadores.
-¿Y cómo lo encaró? Porque las palabras del presidente se pueden responder desde diferentes aristas.
-Primero hice una lista de los desarrollos científicos que generan valor. Entonces, solo lo puse en el plano del dinero para hablar de plata. Traté de no referirme ni a la soberanía, ni a conceptos en los cuales no nos vamos a poner nunca de acuerdo. Entonces, la idea fue mostrar qué producen las personas y las instituciones. Hicimos tres videos y más adelante volveremos a hacer otros.
-¿Le sorprendió la cantidad de vistas que tuvo?
-Sí, mucho. Me parece que no tiene que ver tanto con lo que hicimos, sino con el momento que se está viviendo y los límites que el presidente está cruzando día a día en sus políticas y en su narrativa violenta, que impacta de forma negativa en mucha gente. Creo que responder a esa violencia narrativa en un tono moderado y pacífico, con algo que se parece a una clase y que busca tener incluso mucha cercanía con el personaje, es parte del secreto de esto.
-¿Tiene asesoramiento de científicos para verificar la información?
–Tengo un chequeo de contenido científico. Antes de grabar cualquiera de estas piezas, lo hago ver por personas que tienen un conocimiento más profundo porque, en definitiva, nosotros somos periodistas y trabajamos en la periferia de la cultura. De algunas cosas podemos saber un poco más, un poco menos, pero abordamos tantos temas que a veces es necesario someter el contenido a alguien que tiene una visión muy clara.
-¿Y en la parte audiovisual tiene injerencia?
-Lo hago con Nacho Martínez Gerber, que es realizador. Yo estoy totalmente entregado a lo que él propone, porque tiene 29 años y se formó dentro de la comunicación en redes sociales. De hecho, tiene una especialización en la realización de reels para Instagram. Yo, que tengo 40 años de televisión, me entrego totalmente como si fuera un locutor recién recibido. Sé qué es lo que quiero decir y cómo lo quiero decir, ahora bien, todas las tomas, los encuadres y las locaciones las elige él. Aunque se me puede ocurrir algo para sugerir, en general son malas ideas.
-Además, en otro formato distinto al de las redes, realiza Laboratorio de Ideas junto al científico y exfuncionario Diego Hurtado. ¿De qué se trata?
-Laboratorio de Ideas es un programa de radio que arrancó en abril y va los sábados de 15 a 17 horas en Radio Provincia. Aunque no menosprecio la divulgación y hay colegas que lo hacen fantásticamente bien, en el momento que estamos viviendo es necesario aclarar el panorama en torno a la discusión de la política científica. Recorremos los institutos, las universidades y todo lo que tiene que ver con el sistema de conocimiento en la Argentina, para ir iluminando las distintas experiencias que se están viviendo en este inédito gobierno libertario que nos preside.
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