¿Musk rendido ante Brasil?: La regulación de X que podría ser un antecedente para el mundo

Tras desafiar al poder judicial, el magnate cumplió con las órdenes para que la red social vuelva a funcionar. “Podría ser el fin de una era”, dice el especialista Agustín Espada.

Elon Musk es dueño de X (ex Twitter) desde 2022. Créditos: Sipa/AP.
Elon Musk es dueño de X (ex Twitter) desde 2022. Créditos: Sipa/AP.

Elon Musk dio el brazo a torcer ante el Tribunal Supremo Federal de Brasil, luego de haberse burlado de la institución y del presidente Lula Da Silva, haber cerrado la oficina de X en el país y acusarlos de censura. Con el fin de que X vuelva a funcionar en el país sudamericano, el magnate dueño de la red social volvió a poner una representante legal en suelo brasileño y cedió a cerrar perfiles que son investigados por difundir fake news e incentivar el intento de golpe de Estado de 2022. El mundo mira de cerca estos hechos que dan cuenta de un versus histórico entre los Estados reguladores y los gigantes tecnológicos. 

“Es un mensaje para el mundo que demuestra que los Estados tienen soberanía sobre la vida social y política también en las plataformas digitales al poder imponer regulaciones. Desde hace años no se ve un caso similar en la región por lo que se plantea como un antecedente para Latinoamérica y para el mundo porque estamos hablando de una de las potencias más grandes a nivel económico y demográfico”, explica Agustín Espada, director de la maestría en Industrias Culturales de la UNQ, a la Agencia de Noticias Científicas.

La polémica comenzó cuando el Tribunal le pidió a Musk, en el marco de una investigación, el cierre de determinados perfiles acusados de ser difusores de fake news y atentar contra la democracia. Ante la negativa del empresario que los acusó de falta de libertad de expresión, la corte advirtió que la única representante legal de X en el país podía ser arrestada si no cumplían las órdenes. En consecuencia, Musk quitó la oficina en Brasil, despidiendo a todos sus empleados y el Tribunal decidió suspender la red social. Por su parte, los usuarios rápidamente migraron a otras plataformas similares, como Threads. 

En los últimos días, se dio a conocer que Musk retrocedió en su jugada y suspendió las cuentas que el juez brasileño Alexandre de Moraes exigió, pagó las multas que debía y volvió a colocar una representante legal en el país, adecuándose así a la regulación del país vecino. En el perfil de X de Musk, donde antes hubo múltiples frases desafiantes ante la ley brasileña, ahora hay silencio al respecto.

“Este caso demuestra que si se toman decisiones firmes, si hay regulaciones y visión de poderes, se puede anteponer el interés público al interés privado comercial que dirige el accionar y la forma de desarrollarse de las plataformas digitales”, afirma Espada.

El acatamiento de las órdenes fue leído por algunas personalidades ultraderechistas, línea política a la que Musk adhiere, con una mirada crítica. Un ejemplo fue el caso de Paulo Figueiredo, un periodista de derecha que acusó al magnate de doblegarse y planteó que era “un día muy triste para la libertad de expresión”, aunque luego se redimió y dijo que lo que hacía Musk era lo mejor para la plataforma y para Brasil.

El fin de la era de la inocencia

Además de Brasil, hay otros Estados que actualmente buscan regular el avance sin freno de las redes sociales, como es el caso de Francia con Telegram o la Unión Europea con Tik Tok. “De la pandemia para acá se ve de manera mucho más clara que se terminó la era de la inocencia en términos de las plataformas digitales. Los Estados están siendo conscientes del tiempo que perdieron y del perjuicio que trajo como consecuencia en materia de regulación económica, política y social”, relata el especialista.

Según detalla Espada, el proceso de limitar el terreno y accionar de las redes sociales comenzó con las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 cuando Facebook se metió en el juego político al vender datos de sus usuarios para ser utilizados en las campañas electorales. El cruce entre las plataformas y la política también quedó evidenciado cuando Musk compró X e hizo uso de la red en favor de un proyecto político de derecha.

“Además, hay una cuestión de la dimensión económica que alcanzaron estas plataformas en los últimos años que empieza a arrojar preguntas acerca de la facturación de estas empresas, dónde tributan, qué tipo de prácticas anticompetitivas tienen o cuáles son los efectos de la concentración económica“, analiza.


Últimas noticias de la sección Tecnología:



¿Te gustó esta noticia? ¡Compartila!

Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).