Científicos argentinos y franceses avanzan en el desarrollo de un medicamento para combatir al cáncer de páncreas
Las pruebas en animales fueron exitosas. Según las últimas estadísticas, entre el 80 y el 90 por ciento de los pacientes que son diagnosticados fallecen por esta causa.
Científicos de la Red Franco-Argentina para el Estudio del Cáncer de Páncreas crearon un medicamento para combatir a una proteína clave en el desarrollo de adenocarcinoma ductal pancreático (PDAC, por sus siglas en inglés), el tipo de cáncer de páncreas más frecuente y letal. El trabajo fue publicado en la revista Scientific Reports y representa un hito para el tratamiento de una afección que tiene altos índices de mortalidad. Según las últimas estadísticas, entre el 80 y el 90 por ciento de los pacientes que son diagnosticados fallecen por esta causa. Hasta el momento, las quimioterapias solo ofrecen mejoras en la supervivencia y no suelen curar a las personas. A pesar que todavía resta probar su eficacia en seres humanos, la investigación representa una esperanza contra esta enfermedad.
“El desafío fue tratar de conseguir un medicamento que sea capaz de hacer inactiva esa proteína llamada NUPR1 y fue bastante laborioso porque tiene particularidades bioquímicas muy específicas. Entonces nos costó mucho tiempo, mucho dinero y mucho esfuerzo encontrar un inhibidor. Luego desarrollamos una serie de herramientas con modelos animales y celulares que nos permitieron validar que el compuesto es capaz de inhibir el desarrollo de tumores”, detalla Juan Iovanna, líder del trabajo, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
Junto al glioblastoma, el tumor cerebral más frecuente y agresivo, el PDAC es el de peor pronóstico y la única manera de curarlo hasta el momento es mediante cirugía. Sin embargo, solo se puede aplicar al 15 por ciento de los pacientes y son pocos los que logran sanarse. Para encontrar un medicamento capaz de la proteína NUPR1, los especialistas trabajaron con más de 10 mil opciones y probaron una por una cuál era la más eficaz.
“Encontramos uno que nombramos como AJO14 que tenía buenas propiedades pero no eran suficientes. Para mejorarlo, nos juntamos con un grupo de gente que trabaja en biología, síntesis química e inteligencia artificial. De esta manera, logramos optimizar ese AJO14 y multiplicamos por 10 su eficiencia”, relata Iovanna, quien trabaja en el Centro de Investigación en Cancerología de Marsella.
A pesar que el compuesto denominado LZX-2-73 fue exitoso en los ensayos realizados con animales, todavía resta probarlo en humanos. En este sentido, los resultados podrían demorarse hasta 10 años y, aunque parece un tiempo largo, el investigador aclara que son los tiempos normales y prudentes de la medicina.
“Al medicamento no le encontramos ninguna toxicidad cuando lo probamos en animales, pero un ratón no es un hombre. Cuando se prueba un fármaco en personas se debe tener el cien por ciento de las probabilidades de que no le haga nada tóxico, que sea solo benéfico. Y eso lleva tiempo. De otra manera, puede haber consecuencias drásticas para la gente que participa del estudio”, señala.
Además de Iovanna, del trabajo participaron integrantes de la Red Franco-Argentina para el Estudio del Cáncer de Páncreas, un equipo compuesto por investigadores de ambos países del cual forma parte la Universidad Nacional de Quilmes a través de Juan Garona.
“Habernos integrado a esta Red y empezar a colaborar permite el acceso a expertos a nivel internacional en la temática, abre la puerta a colaboraciones nacionales e internacionales, herramientas de financiamiento, conocimiento y recursos que, si uno trabaja solo, no tiene disponible. Por lo tanto, este tipo de propuestas consolida las líneas de investigación en cáncer pancreático que tenemos tanto en el Hospital como en la Universidad”, resalta Garona, representante de la Unidad de Investigaciones Biomédicas en Cáncer del Hospital “El Cruce“ e integrante senior del Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la UNQ, en conversación con la Agencia.
La esperanza para el futuro
Desde 1997 Iovanna trabaja en la detección de una cura para el cáncer de páncreas. Junto a otros colegas descubrió que había una proteína llamada NUPR1 que hacía que el tumor se mantuviera vivo, crezca, se prolifere e invada otras zonas del cuerpo. Dicha proteína además hace que la enfermedad sea resistente a los tratamos convencionales. De esta manera, el desafío fue encontrar un medicamento capaz de desactivar a NUPR1.
Así lo explica el investigador: “Esta proteína tiene propiedades bioquímicas muy particulares y defiende a la célula. Aunque parezca mentira y el tumor crezca, las células tumorales crecen en un contexto que no le es óptimo y la mayoría se mueren. Entonces, lo que hace NUPR1 es permitirle a la célula tumoral no morirse, le da propiedades de supervivencia más importantes, la defiende de los tratamientos quimioterapéuticos, le permite que las células se despeguen del tumor primario y se vayan a invadir tejidos un poco más lejanos”.
Para inhibir esta proteína, la Red Franco-Argentina identificó a la molécula AJO14, la cual se une a NUPR1 e induce la muerte de células del cáncer de páncreas estudiado. De este modo, sobre la base de AJO14 diseñaron diferentes variantes que aumentaran la potencia anti-tumoral y reduzca posibles efectos adversos inespecíficos. El compuesto elegido fue el LZX-2-73, que interfiere la actividad de la proteína e impide la interacción con otros factores necesarios en la resistencia tumoral.
El desarrollo del LZX-2-73 es esperanzador ya que, en estudios con modelos animales y celulares, logró reducir significativamente el crecimiento tumoral, inhibir la metástasis y aumentar la sensibilidad a quimioterápicos como la gemcitabina, que habitualmente se utilizan en la terapia. Además, los estudios iniciales lo posicionan como un candidato para su evaluación en ensayos clínicos con pacientes.
Pese a que los investigadores pensaban que esta proteína era específica del cáncer de páncreas, descubrieron que la mayoría de los tumores humanos usan el mismo mecanismo para tratar de defenderse. Si bien el medicamento está pensado para esta enfermedad en particular, podría aplicarse a otros tipos de cánceres.
Un modelo internacional para una enfermedad mundial
La Red Franco-Argentina para el Estudio del Cáncer de páncreas fue creada por científicos y médicos franceses y argentinos, y emerge como una estrategia transformadora basada en la colaboración internacional. Su enfoque multidisciplinario y binacional ofrece un modelo único para enfrentar este tumor desde perspectivas innovadoras y complementarias. Uno de sus pilares es el intercambio de talentos científicos a través de programas de capacitación, becas y estancias de investigación. A su vez, no solo busca avances en el ámbito académico, sino que también busca generar impacto en las políticas de salud pública. Por eso, los hallazgos científicos se trasladan al diseño de estrategias de prevención, diagnóstico y tratamiento, con el objetivo de beneficiar tanto a las poblaciones locales como a la comunidad global. La Red es patrocinada por organismos franceses de ciencia y tecnología, el Conicet, la UBA, la Universidad Nacional Arturo Jauretche, la Embajada de Francia en Argentina, y el Hospital de alta complejidad El Cruce. A través del apoyo público-privado apunta a ser un referente nacional e internacional en la lucha contra el cáncer de páncreas.