Científicas del Conicet descubrieron que el coronavirus viaja a través de los glóbulos rojos
El hallazgo demuestra que el Sars-Cov-2 es algo más que un virus respiratorio y que se trata de una enfermedad que puede infectar diferentes órganos. El estudio podría servir para llevar adelante nuevas estrategias de intervención en casos de covid prolongado.
Científicas del Conicet demostraron que el coronavirus circula en el cuerpo a través de los glóbulos rojos y que se trata de una enfermedad que puede infectar diferentes órganos. En este sentido, para frenar su avance, las especialistas utilizaron cloroquina (un medicamento que se usa contra la malaria) en ensayos con animales y los resultados fueron positivos. El estudio fue publicado en el portal de Nature, una de las revistas más prestigiosas en el mundo, y confirma que la covid no es solo un virus respiratorio, sino que es una enfermedad sistémica que puede atacar a la mayoría de los tejidos del cuerpo. El trabajo fue realizado durante la pandemia y participaron más de 30 especialistas de Argentina, Canadá, Estados Unidos, Italia y Uruguay.
“Mucha gente sigue reportando síntomas como dolores en los músculos, problemas respiratorios o problemas en otros órganos, y la clínica lo sigue asociando a la covid. Entonces, no es menor saber que todavía hay reservorios virales en otros órganos y que la sangre juega un rol importante. Es algo que no se observaba y es bueno tener en cuenta los parámetros de la sangre para este tipo de enfermedad”, señala Geraldine Gueron, directora del trabajo, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
“El trabajo ratifica que la covid no parece ser sólo una infección respiratoria, sino una enfermedad con características multisistémicas, es decir, que a partir de la puerta de entrada respiratoria, con todos los síntomas y con los riesgos a nivel pulmonar que se conocen, también puede diseminarse hacia el cuerpo. En este escenario, lo que muestra el estudio es que el virus puede viajar en los glóbulos rojos de la sangre para transportarse y diseminarse”, explica Daniel Alonso, integrante del estudio y primer director del Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la Universidad Nacional de Quilmes, en conversación con la Agencia.
En este sentido, el especialista destaca que, al causar la destrucción de los glóbulos rojos y los glóbulos blancos, que son los que deberían actuar como mecanismo de defensa, la covid podría sacar ventaja porque, asociado a un derivado de la hemoglobina (proteína que está en el interior de los glóbulos rojos cuya función es transportar oxígeno desde los órganos respiratorios hacia los tejidos), puede volverse más agresivo.
Además de los investigadores canadienses, estadounidenses e italianos, del proyecto participaron científicos del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (Iquibicen, que depende de la UBA y el Conicet), el Instituto Pasteur de Uruguay y la Universidad de la República de Uruguay.
Del fracaso al éxito
El proyecto nació en plena pandemia cuando todos los científicos intentaban sumar su granito de arena para estudiar y brindar posibles soluciones al coronavirus. En este contexto, Gueron probó una droga llamada hemina (un antiinflamatorio que se utiliza para estudiar posibles soluciones en cáncer de próstata) y la aplicó en animales infectados covid. A pesar de que nunca habían tenido problemas con este fármaco en animales, los ratones fallecieron en menos de una semana.
“Como estaba todo medio cerrado por la pandemia, Daniel Alonso nos contactó con el Instituto Pasteur de Montevideo y realizamos las pruebas allá. Cuando murieron los animales nos dijeron que nuestras ideas estaban erradas, pero nosotras creíamos que la droga no era lo que estaba matando a los animales, que tenía que haber algún tipo de sinergia entre el virus y la droga”, recuerda Gueron, directora del Laboratorio de Inflamación y Cáncer, que pertenece al Iquibicen.
Lo que pasaba era que el medicamento le permitía adaptarse al virus y que se desplazara por el cuerpo de forma más eficiente. “El resultado era descomunal y la infección era tremenda. El éxito viene de ir de fracasos en fracasos sin perder el entusiasmo”, subraya la investigadora.
Luego, las investigadoras pidieron ayuda a virólogos uruguayos para analizar la presencia del virus en los glóbulos rojos, pero primero los resultados fueron tomados con cierta desconfianza, como si fuera algo raro. Sin embargo, Gueron y su equipo siguieron adelante y demostraron que no solo estaba la covid en los glóbulos rojos, sino que tenía la capacidad de infectar. Como todavía tenían dudas de que esto fuera cierto, realizaron distintas pruebas y ensayos que finalmente comprobaron la hipótesis.
No obstante, la científica pone paños fríos y aclara que se debe seguir investigando las consecuencias del covid prolongado. “La verdad es que no sabemos qué significa que queden estos reservorios virales en los órganos porque nadie se va a realizar una biopsia sin necesidad. Por ahí no significa nada, pero puede traer problemas posteriormente. Son todas preguntas que aparecen y que tenemos que hacerlas. Sigue habiendo casos de covid con gente que sufre muchísimos problemas y todavía no hay solución para eso. Hay paliativos, pero no para terminar con estos problemas”, afirma.