Alicia en el país de las matemáticas

Con extraordinario talento, la científica Alicia Dickenstein reflexiona alrededor del universo de las matemáticas y advierte sobre la infinitud de enigmas por descubrir.

En 2021 ganó el premio "L'Oréal-Unesco Por las Mujeres en la Ciencia". Crédito: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).
  En 2021 ganó el premio “L’Oréal-Unesco Por las Mujeres en la Ciencia”. Crédito: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).

Es una de las voces matemáticas más destacadas del mundo. Y es argentina. Su vida está llena de guiños a la geometría, a los números, a los teoremas y a las estructuras. Doctora en Ciencias Matemáticas, profesora universitaria e investigadora del Conicet, esta mujer de ciencias duras, formada en la Universidad de Buenos Aires (UBA), fue merecedora de varios premios nacionales e internacionales por sus aportes a esta disciplina. En 2015 recibió el de la Academia Mundial de Ciencias y, el año pasado, fue galardonada con el L’Oreal-Unesco “Por las mujeres en la ciencia” por su contribución fundamental a la geometría algebraica y sus aplicaciones. En diálogo con esta Agencia, Alicia Dickenstein reflexiona sobre la inagotable y fascinante usina de saberes que ofrece la matemática y advierte sobre la infinitud de cosas por descubrir.

–¿Qué es lo que inspira a una matemática?

–No puedo responder por todos y todas, pero creo que lo que nos inspira es la curiosidad de saber y las ganas de entender; es muy placentero entender. Hay algo muy humano en las matemáticas porque es algo que todos los seres humanos compartimos, independientemente de la raza, género, el estatus social, cultural y religioso.

–¿Cómo piensa una matemática? ¿Qué preguntas se plantea? 

–Lo que hacen las matemáticas es tratar de entender la estructura de las cosas, es decir, cómo están relacionados los objetos para poder predecir qué va a pasar cuando no los observemos. Pueden ser objetos de la realidad u objetos que creamos con nuestra cabeza. Muchos se preguntan por qué si las matemáticas son algo que sacamos de nuestro cerebro, tienen que ver con la realidad. La explicación que yo encontré es que, más allá de cuáles sean las leyes del universo, nuestro cerebro está adentro; es decir, las mismas leyes que hicieron todo, son las mismas leyes por las que se rige nuestro cerebro. Por eso, cuando ponemos en palabras lo que pensamos, tiene que ver con todo lo que está afuera. Lo que hacen las matemáticas es tratar de abstraer lo superfluo, entender qué es lo fundamental de las relaciones y extraer consecuencias. 

–¿Cuáles son las razones principales por las cuales un ciudadano común y corriente debe aprender matemáticas para desempeñarse en su vida diaria?

–El lenguaje de las matemáticas no solo sirve para pensar y explicar cosas que vamos imaginando en nuestra cabeza, sino también para explicar cosas muy prácticas de la realidad. Es decir, te habilita a entender, por ejemplo, las noticias de la pandemia relacionadas con porcentajes y probabilidad de enfermos. Pero, también, el pensamiento crítico que genera esta ciencia nos sirve para estar alerta a las famosas fake news. Muchas veces las noticias falsas sacan cosas mínimas y las ponen como importantes. Y es ahí donde uno debe preguntarse sobré el qué y el porqué de lo que están informando.

–¿A qué se puede dedicar una matemática?

–Puede dedicarse a hacer investigación en organismos como el Conicet, INTI, INTA, el Ministerio de Salud y el Servicio Meteorológico Nacional, por ejemplo. Pero también hay un campo laboral muy amplio en empresas financieras, de seguros, de computación, en ciencia de datos e inteligencia artificial. 

La científica es autora de varios libros que buscan transmitir la disciplina a niñas y niños. Crédito: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).
La científica es autora de varios libros que buscan transmitir la disciplina a niñas y niños. Crédito: Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (UBA).

–Las matemáticas: ¿las inventamos o las descubrimos?

–Creo que las descubrimos. Sin embargo, hace falta mucha creatividad para descubrir las matemáticas. Hay tanta información que si no usamos la creatividad, es imposible extraerla. Se descubre lo que ya está.

–Galileo aseguró hace ya varios siglos que el universo está escrito en el lenguaje de las matemáticas. ¿Es así?

–La matemática es una ciencia mucho más social de lo que el imaginario social piensa, intuye o cree. Es, esencialmente, un lenguaje universal. A través de esta ciencia es facilísimo comunicarse con cualquier persona, de cualquier lugar del mundo, de cualquier cultura y edad. 

–¿Qué nos queda por saber de este mundo?

El mundo de las matemáticas es interminable: en cada cosa que uno ve, aparece una pregunta nueva. Nos movemos de una búsqueda a la otra; es una gran construcción social donde cada uno pone sus ladrillitos. Y en cuanto se pone uno, se destapa el otro. 

–¿Teme encontrar un misterio irresoluble?

–La matemática está llena de problemas irresolubles y cada uno tiene una manera distinta de abordarlos. Lo importante es aprender y no frustrarse. Por eso trato de no obsesionarme con el mismo problema mucho tiempo: si no lo puedo resolver, lo dejo y hago otras cosas; y luego de un tiempo, vuelvo a intentar. De esta manera voy haciendo avances. 

–¿Qué le gustaría descubrir?

–Algo que vengo pensando intermitentemente desde hace varios años es lo siguiente: René Descartes, un filósofo, matemático y físico francés, propuso en 1637 una regla muy sencilla e interesante sobre las soluciones de polinomios en una variable. En muchas variables no hay aún una generalización completa.  Una parte del trabajo del matemático es demostrar, y otra es conjeturar qué es lo que vale. En este caso, ni siquiera hay planteado un enunciado de qué es lo que puede suceder. Me encantaría poder encontrar el resultado general que valga para cualquier número de variables.

–¿Cuál fue su momento eureka?

–Cuando me convencí de que podía refutar un teorema ruso muy famoso. Me había puesto a trabajar en un tema con un alumno y de golpe encontramos cinco soluciones para un teorema de unos rusos muy famosos que decían que, en ese caso, no podía haber más de cuatro soluciones. Lo más grandioso fue el haberme dado cuenta de que yo no estaba equivocada. 


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.