Luis Wall: “Para menospreciar a las ciencias sociales hay que ser muy ignorante”

El lunes 25 de agosto a las 18 horas, el biólogo abrirá de manera formal el segundo cuatrimestre en un ciclo de conferencias en el Aula Magna de la UNQ.

Créditos: Agencia de Noticias Científicas UNQ.
Créditos: Agencia de Noticias Científicas UNQ.

Luis Wall es uno de los científicos y docentes más destacados de la Universidad Nacional de Quilmes. Sus estudios sobre la biología de los suelos le valieron diferentes premios y reconocimientos internacionales. Entre otros galardones, el investigador fue nombrado como embajador del año en 2024 por la Sociedad Internacional de Ecología Microbiana. Además, fue distinguido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, que estudia suelos de todo el planeta a partir de un índice de biofertilidad desarrollado por Wall y su equipo. Con estos laureles, el investigador abrirá el ciclo de conferencias en el Aula Magna de la Universidad Nacional de Quilmes el lunes 25 de agosto a las 18 horas.

En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Wall habla de la importancia de pensar y utilizar argumentos para debatir. También, el investigador reflexiona sobre la actualidad política, la división entre diferentes ramas de la ciencia y su esperanza en los jóvenes universitarios. 

-¿Qué implica esta invitación para iniciar formalmente el segundo cuatrimestre en el Aula Magna? 

-Significa un reconocimiento de la Universidad que no esperaba. Realmente me puso muy contento, porque hace como 32 años que estoy acá. Cuando me lo dijo el rector, como dirían los españoles, me dio mucha ilusión. Además, es un desafío y una responsabilidad, porque nunca di una charla de comienzo de cuatrimestre.

-¿Se puede saber un adelanto de lo que hablará?

-Siempre hablo del suelo, de las plantas y de las interacciones con la microbiología. Sin embargo, será una excusa para plantear que lo más importante es pensar. Los temas importan en algún punto, pero en otro no.

-¿En qué sentido?

-El tema puede ser cualquiera, mientras tenga un significado para el resto de la sociedad o para la generación de un conocimiento. Para mí, lo más importante es usar el tema para aprender a pensar, para desarrollar pensamiento crítico, propio y colectivo. Entonces, ahí es donde digo que el tema de alguna manera no importa. Esto lo aprendí con mi maestro en el doctorado, cuando tuve que cambiar de tema sobre la marcha. Me frustré un poco en ese momento, pero mi maestro me dijo que lo importante era aprender a pensar, no el objeto de estudio. Eso me quedó marcado y cada vez lo entiendo más.

-Se lo nota entusiasmado…

-Sií porque en general mis charlas son técnicas. Entonces, me gusta el desafío de hablarle a todos, no solo a estudiantes y docentes de ciencia y tecnología. De todas maneras, hace poco me invitaron a la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, para dialogar en una cátedra de Filosofía, porque empieza a aparecer la creación de conocimiento en conjunto desde distintas disciplinas, que es algo que vengo pensando hace un montón de tiempo. 

-¿Cómo ve a los estudiantes en este último tiempo, después de más de 30 años de docencia?

-Los veo bien, me cambiaron por completo la forma de pensar. Creo que hoy en día, si tengo esperanza en la humanidad, es por lo que veo en la gente más joven, los menores de 30 años, que tienen un pensamiento crítico nuevo, novedoso, como en todas las épocas. Siempre es la gente joven la que plantea algo nuevo, y algo de eso empieza a pasar.

-Aunque usted viene de la rama de las ciencias naturales, también podría decirse que es una ciencia social, en la medida en que ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas.

-Exactamente, incluso tengo ese debate con mis propios colegas en el Conicet, donde hay científicos que piensan distinto. Para mí es una locura, porque todas las prácticas que tienen que ver con el uso de la biología generan problemas éticos, de derechos y de calidad de vida. Quienes profundizan esos temas son los especialistas en ciencias sociales. Me parece un disparate la división entre ciencias sociales y ciencias naturales.

-Y el ataque del gobierno nacional a las ciencias sociales, ¿qué opinión le merece?

El menosprecio a las ciencias sociales es un disparate todavía peor. Uno puede discutir temas prioritarios, pero nunca dejar afuera a una rama del conocimiento. Además, es una señal de la ignorancia de la gente que nos gobierna, porque para menospreciar a las ciencias sociales hay que ser muy ignorante.

-Hace un año le escribió una carta pública al gobierno…

-Estaba muy enojado con todo lo que estaba pasando, y mis hijos y mi mejor amiga me dijeron que la mejor manera de resistir es cuidarse. Entonces, en este último tiempo, sostengo la pelea, pero sin gritar. Parece que no, pero es medio enfermizo. Por lo tanto, hay que refugiarse en lo que uno defiende: en la lectura, en pensar, en disfrutar del arte y en seguir generando conocimientos, aunque a veces nos falta la plata.

-Sin gritar, ¿cómo continúa la pelea?

-Hay que enfrentarlos con argumentos. Por eso a mí también me interesa debatir y generar argumentos. No se trata de utilizar slogans, sino datos. Sin embargo, también es muy difícil, porque hoy también se discute sobre la veracidad del dato, y es una novedad de la época.

-¿Y algo positivo que haya notado en este tiempo?

-Lo que rescato es que este problema generó una unión entre mucha gente, en defensa de valores que van más allá de lo político partidario. De hecho, hace pocos días se revirtieron en el Congreso las medidas contra la destrucción del INTA y del INTI, y se aprobó la Ley de Financiamiento Universitario. Eso no se logró por los partidos políticos, sino por la presión de los damnificados, que hicimos mucha campaña para tratar de mostrar que lo que hacemos importa para la salud, la ciencia y la tecnología del país.


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