Casi 60 millones de personas padecen hambre en América Latina y el Caribe

El consumo insuficiente de alimentos está en su punto máximo del siglo XXI. La población que afronta esta problemática creció un 30 por ciento entre 2019 y 2020.

Un verdulero con barbijo posa entre los alimentos y sus precios. Créditos: Michel Garro / FAO
Un verdulero con barbijo posa entre los alimentos y sus precios. Créditos: Michel Garro / FAO

El hambre aumentó sustancialmente en la región entre 2019 y 2020. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 59,7 millones de personas padecen esta situación, que registra su punto más alto desde el 2000. En contexto pandémico, el porcentaje de quienes no realizan un consumo adecuado de energía alimentaria creció un 30 por ciento. Sin embargo, la causa del aumento en los números no se debe exclusivamente al Covid-19: en 2019, América Latina y el Caribe tenía 47,7 millones de personas con hambre y registraba cinco años consecutivos de incremento. En este marco, es imposible alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (hambre cero) de la Agenda 2030. Por otra parte, y a raíz de la transición alimentaria de fines del siglo XX, el hambre no es solo desnutrición y carencia sino también es exceso. Hay oferta a muchas calorías, cada vez hay más grasas y carbohidratos, pero no hay acceso a nutrientes porque cada vez hay menos proteínas.

Luis Blacha es docente e investigador de la Universidad Nacional de Quilmes, y se especializa en desigualdad nutricional y el diseño de soluciones alimentarias para la inclusión social. Al referirse al problema del hambre, sostiene que “para cambiar esta situación, no hay una receta universal sino que tenemos que ser conscientes de los casos específicos, que no todos entendemos la comida de la misma manera“.

Blacha también dirige en la Universidad el proyecto de investigación y desarrollo El poder de la dieta, un equipo conformado por ingenieros en alimentos, sociólogos, historiadores, un ingeniero químico y una nutricionista. “Entendemos que el hambre es una forma de desigualdad social muy específica y por eso hablamos de desigualdad nutricional. Lo que buscamos es combatir el acceso desigual a nutrientes a partir del diseño y la implementación de soluciones alimentarias con inclusión social. Son mejoras en la oferta que facilitan la accesibilidad. Es decir, en una oferta de muchas calorías, lo que nosotros queremos es generar soluciones alimentarias de gran densidad nutricional”, destaca.

“No es solo que no comemos lo mismo por cuestiones económicas sino que desde la oferta -y diría que desde antes de plantar la semilla- se condicionan los consumos. Cuando incorporás en el análisis la distribución, dónde vas a comprar ese alimento, con quiénes lo vas a compartir y cómo lo vas a guardar una vez abierto, te das cuenta que la alimentación necesita aportes de un conjunto de ciencias y demanda distintos tipos de tecnologías. No es solo una cuestión técnica o solo patrones culturales de consumo sino que hay muchos factores que deben ser tenidos en cuenta”, afirma Blacha.

Miradas científicas

Hablar de hambre es mucho más complejo que hablar de comida. La alimentación está ligada a lo social y tiene diversas aristas: se encuentra atravesada por factores económicos, sociales, geográficos, sanitarios y ambientales. En este sentido, en el 33° Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS) que se celebrará del 14 al 19 de agosto en México habrá un grupo de trabajo denominado Alimentación y cocina en las Américas. Uno de sus coordinadores será Luis Blacha. El objetivo del equipo, compuesto por investigadores de Argentina, México, Brasil, Perú y Colombia, es generar un dialogo entre distintas disciplinas que estudian la manera de comer y, en especial, cómo encarar el problema del hambre.

La propuesta del grupo de trabajo para este año es ampliar la perspectiva más allá de las ciencias sociales y convocar a nutricionistas, gastrónomos, ingenieros en alimentos, biotecnólogos, cocineros y distintos actores sociales vinculados tanto con la producción, como con la preparación y el consumo de alimentos.

Las líneas temáticas de Alimentación y cocina en las Américas son Hambre y Seguridad alimentaria: desnutrición y exclusión social; Soberanía, biodiversidad y sistemas alimentarios; Alimentación y estrategias alimentarias en contextos pandémicos; Alimentación saludable, salud social y malnutrición; Cocinas regionales, identidades sociales y prácticas culinarias; Políticas alimentarias entre las soluciones y los desaciertos; Culturas alimentarias tradicionales y ancestrales y Abordajes teóricos, epistemologías y metodologías de investigación social en el campo alimentario y nutricional.


Últimas noticias de la sección Salud:



¿Te gustó esta noticia? ¡Compartila!

Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.