

Para vender las 34 hectáreas, el Ejecutivo argumentó que esas naves están en desuso, que “no afecta ninguna política pública en curso de ejecución, ni serán utilizadas para futuros estudios”. No obstante, los trabajadores del INA desmienten esta versión y detallan que en la nave de estudios marítimos hay un generador de olas multidireccional para el estudio de problemas costeros marinos. En este sentido, algunas de las investigaciones están relacionadas con la creación de nuevos puertos, la erosión costera y el aprovechamiento de energías marinas.
“En este momento estamos muy activos en grandes temáticas para el país: la construcción de un puerto en el Golfo San Matías (provincia de Río Negro), el estudio de 32 tomas de agua potable en el río Paraná, y los modelos para pronósticos vinculados a inundaciones urbanas como la que sufrío Bahía Blanca”, resalta el jefe de Hidráulica Computacional del INA.
Pese a todos los proyectos en curso, la motosierra hace estragos en el Instituto. Mientras que en diciembre de 2023 estaba compuesto por 332 personas, ahora está integrado por 254. Es decir, se fueron 78 trabajadores en 20 meses y el INA perdió alrededor del 25 por ciento de su personal. “Hay gente muy capacitada que ya no está. La desmotivación y el desmantelamiento de los grupos de trabajo generan una situación bastante hostil como para seguir trabajando”, sostiene Re.
Además de los bajos salarios, el gobierno nacional le quitó la personería jurídica al Instituto Nacional del Agua a mediados de junio, que pasó de ser un organismo descentralizado, a depender del ministerio de Economía. De todas maneras, la responsabilidad ahora la tiene el Poder Legislativo, que el próximo miércoles tratará el decreto 396/2025 y podrá derogarlo si obtiene la cantidad de votos necesaria.
El Instituto Nacional del Agua es el organismo de ciencia y tecnología aplicado a este recurso clave. No solo se vincula con organismos públicos, municipios y provincias, sino que también se relaciona con empresas privadas en temas ligados a la producción, la navegación, los pronósticos y el agua potable. “El agua es un componente transversal de cualquier actividad humana. En Argentina tenemos partes en las que escasea y otras en las que sobra. Qué mejor que contar con una institución que ponga el conocimiento al servicio de estas problemáticas”, destaca Re.

