Vacaciones de invierno: “La covid nos cambió la forma de hacer turismo”

En un récord absoluto, más de cinco millones de argentinos recorrieron el país durante el receso invernal. Marlene Pedetti, experta de la UNQ, busca explicar el fenómeno.

Turistas posan para la foto en una de las tarimas de las Cataratas del Iguazú. La ocupación hotelera fue del 93 por ciento. Créditos: Misiones Online

Según datos del Observatorio Argentino de Turismo (OAT), más de cinco millones de argentinos y argentinas viajaron por el país. Además de sobrepasar las cifras de 2021, la cantidad de personas que recorrió Argentina creció un diez por ciento con respecto al receso invernal de 2019, el último antes del inicio de la pandemia. Las provincias más visitadas fueron Jujuy, Salta, Catamarca, Santiago del Estero y Mendoza. A su vez, los destinos con más afluencia de gente fueron Puerto Iguazú, San Carlos de Bariloche, San Martín de los Andes, Villa Carlos Paz y Tandil.

En este contexto, el ministerio de Turismo y Deportes afirmó que más de 300 mil turistas usaron el PreViaje durante las vacaciones de invierno y 600 mil personas viajaron con Aerolíneas Argentinas. Desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informaron que el impacto económico superó los 147 mil millones de pesos.

Viajar después de la pandemia

Al igual que en otros aspectos de la vida, el turismo se vio modificado por la irrupción de la covid. Tras la difícil situación para el sector durante 2020 –uno de los más golpeados por el aislamiento social, preventivo y obligatorio– y la posterior recuperación a partir de 2021, este año las cifras marcan un crecimiento insoslayable.

Sin embargo, entre protocolos y medidas de bioseguridad, algunas prácticas turísticas se trastocaron. “La covid nos cambió la forma de hacer turismo. La gente ahora va a destinos cercanos, trata de ir en vehículo, salir al aire libre, estar en contacto con la naturaleza y no permanecer en lugares tan masivos con personas que no conoce”, destaca Marlene Pedetti, directora de la Licenciatura en Turismo y Hotelería de la Universidad Nacional de Quilmes, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.

Destinos de cercanía

El cierre de las fronteras a nivel mundial que impuso la pandemia; la pérdida de poder adquisitivo de muchos sectores, donde el costo del traslado es uno de los principales condicionantes a la hora de viajar; y la búsqueda de sitios más en contacto con la naturaleza y lo “auténtico”, provocaron la aparición de muchos sitios que están a 200 kilómetros o menos del Área Metropolitana de Buenos Aires, el gran emisor de turistas.

“En nuestro caso, municipios como 25 de Mayo, Roque Pérez, Saladillo, Lobos, Tapalqué y General Alvear, entre otros, generan viajes cortos. Además de escapar de la ciudad, la gente busca sitios amigables, con un ritmo más tranquilo que el de las grandes urbes, cuyos entornos no están tan intervenidos por la mano del hombre”, resalta Pedetti.

En este marco, una de las principales tendencias son las actividades al aire libre asociadas a experiencias rurales. Por eso, los destinos cercanos y de naturaleza para realizar cabalgatas, trekking y caminatas; o estar a la orilla de ríos o lagunas, se convirtieron en las nuevas atracciones turísticas para miles de personas.

Las dimensiones del ocio

En vacaciones, las personas intentan cortar sus rutinas y realizar cosas distintas de las que hacen habitualmente. Sin embargo, no todos tienen la posibilidad de viajar hacia otros sitios. Pese a ello, la recomendación es recrearse de alguna manera y salir de lo común. “Hay que realizar cosas que nos renueven y corten con lo que hacemos siempre. En este sentido, las funciones sociales del ocio son las tres D: diversión, descanso y desarrollo. La idea es que las personas realicen al menos una de las tres en su tiempo de descanso”, cierra Pedetti.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.