Acumuladores compulsivos: cuando la casa no está en orden

La colección excesiva de objetos y la incapacidad de desecharlos puede generar angustia personal, dificultades familiares o sociales y problemas de salud pública.

Los acumuladores alteran sus interacciones sociales para evitar que alguien les diga que deben deshacerse de cosas. Crédito: Zapping

Cuando Débora sale de su casa presta atención a cada objeto que encuentra en el día a día porque lo considera determinante para subsistir. De hecho, cuando los observa, intenta entender cuál es la razón que la obliga a tomarlos y llevarlos a su hogar. En su vida, no cabe la posibilidad de deshacerse de ellos porque le angustia pensar que no los va a tener cuando los necesite. Adapta sus actividades al nuevo espacio que habita e intenta organizar cientos de elementos: lava los platos en la única canilla que está descubierta, camina por senderos improvisados y come sobre montañas de objetos que, en ocasiones, son iguales a la altura del lugar. Al mismo tiempo que su casa se humedece y se llena de polvo y moho, su aspecto físico se deteriora. Sus vecinos la juzgan y la señalan como alguien diferente. Se aísla. Deja de hablar con las personas y prefiere pasar el tiempo recogiendo más objetos o en su casa conviviendo con los que ya tiene.

Aunque se trate de un caso extremo, la historia de Débora puede dar una idea del dramatismo de este comportamiento. Como ocurre con la mayoría de las conductas humanas, el hecho de guardar y coleccionar objetos puede variar desde normal y adaptativa hasta excesiva o patológica. Se define como un fenómeno complejo y es considerado como un trastorno cuando la excesiva acumulación de objetos, enseres, basura o su incapacidad para eliminar lo considerado inútil o aparentemente sin valor, interfiere en el desarrollo normal de la persona, causándole un significativo estrés. El grado del desorden y la magnitud de la ocupación de los espacios habitables es el factor más claro para manifestar el grado de deterioro de estas personas.

El trastorno por acumulación fue incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría, un documento aceptado por los profesionales para el diagnóstico de este tipo de desórdenes. Según la publicación, la característica principal de una persona con este trastorno es su dificultad persistente para descartar o separar posesiones, independientemente de su valor real, producida por la necesidad de guardar objetos y la angustia asociada con desecharlos.

¿Cuáles son las complicaciones?

Este tipo de conducta compulsiva puede causar múltiples complicaciones, entre ellas, tener un mayor riesgo de caídas, lesiones o riesgo de quedar atrapado en medio de artículos que se dan vuelta o se caen, conflictos familiares, soledad y aislamiento social, condiciones insalubres que ponen en riesgo la salud, riesgo de incendio, desempeño deficiente en el trabajo y problemas legales, como un desalojo.

Una mirada desde el psicoanálisis

En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, Sergio Zabalza, especialista en clínica psicoanalítica, aporta su mirada sobre este comportamiento: “Uno se constituye a partir de los objetos. Por eso cuando perdemos un objeto, en muchas oportunidades, nos angustiamos. Esto demuestra la importancia que tienen los objetos en la constitución psíquica del cuerpo”. 

En ese sentido, explica que hay un síntoma que en cada sujeto es singular, que se traduce en acumulación de objetos. “Los orígenes de un síntoma como la acumulación pueden ser muy distintos, las causas varían según cada sujeto” .

El tratamiento

A menudo, la persona que acapara compulsivamente no entiende que al negarse a deshacerse de parte de sus posesiones está dificultando su propia vida. Por eso, el tratamiento puede resultar muy complicado, ya que quienes desarrollan este patrón no suelen tener conciencia de tener un problema y por lo general rechazan toda ayuda exterior, vinculada con abandonar sus hogares o deshacerse de sus pertenencias. En ese sentido, son las familias y los allegados los que buscan ayuda. 

Según Zabalza, el psicoanálisis ofrece que el sujeto hable y, a partir de hablar, pueda encontrar los resortes subjetivos que sostienen ese empuje a la acumulación. “El horizonte del tratamiento es poner en forma a ese síntoma de manera que no afecte la vida del sujeto. Es decir, quien tiene un departamento de un ambiente lleno de objetos, quizá puede empezar a acumular archivos en la computadora, con lo cual de esa manera, la vida se le torna más sencilla que teniendo todo el departamento lleno de objetos”.

Si bien no se conoce forma de prevenirlo, recibir tratamiento al primer indicio de que hay un problema, puede ayudar a evitar que empeore.


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.