Científicas construyen humedales artificiales para tratar desechos cloacales
El objetivo es reducir la contaminación que produce su vertido en ríos y arroyos. Un fenómeno que daña el agua disponible para la pesca, la recreación y el consumo.
Un equipo científico del Centro de Investigaciones y Transferencia del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires construye humedales artificiales para tratar el material de las aguas residuales en la localidad bonaerense de Morse, partido de Junín. Aunque se trata de un ensayo piloto, la información y los resultados obtenidos servirán para realizar uno lo suficientemente grande que responda a la demanda de todos los habitantes.
“El éxito del ensayo dependerá de la cantidad de sólidos, nutrientes y demás contaminantes que queden retenidos en los filtros y no queden en el agua que sale. Si vemos que los valores comparados experimentan una reducción de más del 50 por ciento, estamos ante resultados prometedores y ante una primera limpieza de los líquidos cloacales que es tan difícil de depurar”, explica Romina Schiaffino, científica del Centro y docente de la Universidad Nacional del Noroeste de Buenos Aires (UNNOBA).
Por ahora, la investigación solo se realiza con los contenidos de algunos camiones atmosféricos. Los efectos de los humedales artificiales variarán según el tipo de clima y el tipo de desechos cloacales que se prueben. El Centro que lleva adelante el trabajo depende del Conicet, la Universidad Nacional de San Antonio de Areco (UNSAdA) y la UNNOBA, junto con el municipio de Junín.
Piletas filtradoras
Esta tecnología conocida como “Lecho de Secado con Plantas” consiste en piletones construidos con ladrillos y cemento impermeabilizados cuyas dimensiones dependen de la cantidad de desechos cloacales que ingresan y se tratan. En la parte superior, el humedal artificial posee una capa de arena y por encima se colocan plantas acuáticas que llevan el nombre de “macrófitas”, que son aquellas que se encuentran en lagunas, estanques o ríos. Por debajo lleva una capa porosa filtrante conformada por piedras de diferentes tamaños.
Debajo de las distintas capas, los piletones tienen caños con agujeros que reciben los líquidos que se infiltran de los lodos que se encuentran en la parte superior. “Cada lecho que construimos recibe una vez por semana los lodos de los camiones atmosféricos. El agua se infiltra y sale por los caños, mientras que los sólidos se acumulan y se deshidratan en la superficie del humedal. Además, cada semana nos mandan al laboratorio muestras de lo que lleva el camión y de aquello que sale de los humedales para comparar las características”, cuenta la investigadora.
En este sentido, los objetivos consisten en reducir los sólidos provenientes de las descargas cloacales al separar el agua de los lodos, disminuir las concentraciones de los elementos químicos y otros microorganismos patógenos en el agua y, en última instancia, analizar las características físicas y microbiológicas de los sólidos acumulados al final del ensayo.
Una cloaca alternativa
En la actualidad, Morse no posee red colectora cloacal ni planta depuradora. Las aguas residuales de cada domicilio se vierten en pozos absorbentes (también conocidos como pozos ciegos) que son vaciados periódicamente con camiones atmosféricos. Según los datos del último censo nacional realizado en 2022, el 86,5 por ciento de Junín se encuentra conectado a la red cloacal pública. Sin embargo, la localidad de Morse se encuentra dentro del 14,5 por ciento restante.
Por eso, la comunidad de dos mil habitantes vierte las aguas residuales en pozos ciegos. Todos los días, los camiones atmosféricos recolectan aproximadamente seis mil litros de desechos. Estos agujeros representan un tratamiento simple de las aguas residuales que suelen encontrarse en zonas alejadas del sistema de alcantarillado de las ciudades. La parte líquida de los residuos que acaban allí se filtra por la tierra mientras que los sólidos quedan en el suelo hasta descomponerse.
Después de cierto uso, los pozos se impermeabilizan por los restos químicos de grasas y jabones que allí se depositan y deben ser vaciados con mayor frecuencia, a la vez que se necesitan construir otros nuevos. En el caso de Morse, como en otros lugares del país, los camiones atmosféricos llevan el contenido hacia plantas de tratamiento que no están diseñadas para recibirlos o se vacían en ríos o arroyos. Las consecuencias abarcan la contaminación de los suelos, aguas, ríos y napas que afectan su uso para actividades recreativas como la pesca, el riego o el agua de consumo.
Ensayo que promete
Los humedales artificiales representan una tecnología que fue muy utilizada durante las décadas de 1970 y 1980 en otras partes del mundo como Estados Unidos y Europa, pero no fue así en Sudamérica. En caso de que el ensayo obtenga buenos resultados, esta experiencia podría servir como antecedente para las demás zonas rurales o alejadas de la red cloacal del país.
Al respecto, Schiaffino detalla: “El objetivo a futuro es implementar esta tecnología a escala para cubrir el saneamiento de los líquidos cloacales de Morse y no solo el contenido de algunos camiones atmosféricos. Asimismo, también buscamos que el proyecto tenga una segunda etapa donde se limpia el agua que sale de los humedales artificiales para que tenga cada vez menos contaminantes”. La primera etapa del proyecto fue impulsada y financiada junto a la Fundación Bunge y Born, quienes organizaron el concurso Aguas Claras 2022, para apoyar ideas-proyecto que conecten la ciencia con problemáticas reales del agua.
La nota originalmente fue publicada en Página 12.