De qué se trata el proyecto “Preservativo Para Vulvas”
La investigación busca prevenir la transmisión de enfermedades sexuales y garantizar el derecho a la salud y el goce de las personas del colectivo LGTBIQ+.
El proyecto de investigación “Preservativo para Vulvas”, desarrollado por científicas del Conicet y la organización activista homónima, ya recibió el primer desembolso por parte del programa “ImpaCT.AR Ciencia y Tecnología”. El trabajo parte de una necesidad: un preservativo para todos los cuerpos y prácticas sexuales. Tiene como objetivo el desarrollo de métodos profilácticos seguros para la prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) en todas las prácticas sexuales y, particularmente, en el de contacto genital entre vulvas. El proyecto busca contemplar el goce, promover la autonomía en el cuidado del cuerpo y garantizar el derecho a la salud integral de las mujeres cis, lesbianas, bisexuales, masculinidades trans, no binaries, intersex, y otras identidades.
En este trabajo participan la organización social “Preservativo Para Vulvas” (PPV), el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales de Conicet y la Universidad de Mar del Plata, y el Grupo de Estudios sobre Familia, Género y Subjetividades, del Centro de Estudios Sociales y Políticos. En la etapa de elaboración del proyecto, participaron investigadores del Conicet, distintas organizaciones sociales y los ministerios nacionales de Salud y de Mujeres, Géneros y Diversidad.
Al ser un grupo interdisciplinario, la investigación, según narran los protagonistas, resulta “muy enriquecedora” a todas las partes ya que articulan el trabajo de campo con el que se realiza en el laboratorio. Vera Álvarez, ingeniera y directora del grupo de investigación, comenta: “Cuando nos conocimos, empezamos a ver que teníamos miradas muy distintas porque algunas provenimos de la medicina y otras de la psicología o la ingeniería, y también se mezclaban saberes académicos con los populares que venían de organizaciones que trabajan directamente en la sociedad”.
Tras ser seleccionado en noviembre para el Desafío Nº53 del programa “ImpaCT.AR”, el grupo de investigación recibió en febrero el primer desembolso, cuyo financiamiento tiene una duración de tres años. Dicha iniciativa busca “promover proyectos de investigación y desarrollo destinados a brindar apoyo a organismos públicos en la búsqueda de soluciones a desafíos de interés público, que requieran del conocimiento científico o el desarrollo tecnológico para alcanzar su resolución, y así un efecto positivo en la sociedad”, según detalla el sitio web.
En la búsqueda de un preservativo inclusivo
Álvarez califica el proyecto de “ambicioso” ya que contempla distintos aspectos, no solo en lo que refiere a salud y goce sexual, sino también en lo relacionado con el mercado. Asimismo, habla de una demanda histórica del movimiento LGTBIQ+ y responde a una necesidad que no tiene que ver con el embarazo, sino con el intercambio de fluidos y las ETS. Este condón, inexistente en el mundo, va en la superficie y está pensado para la frotación de vulva con vulva, contrariamente al condón femenino que está destinado a una penetración. Sofía Helena Fontana, activista y vocera de la organización PPV, contó que, además de dicha carencia, “también, se observó la falta de información y capacitación en los consultorios, las escuelas y las casas sobre infecciones de transmisión sexual entre personas con vulva y la discriminación sistemática en el sistema de salud privado y público”.
Ante la ausencia de una prevención específica, las personas recurren a otros métodos, como cortar un preservativo peneano y abrirlo o ponerse distintas telas, lo cual resulta inseguro. Álvarez cuenta que “los ministerios de Salud y de Género registraron esta demanda y nosotras como investigadoras nos presentamos para responderla. Es importante porque tiene que ver con una cuestión de equidad e igualdad: antes eran dos géneros, ahora ya son muchos más y se deben contemplar sus derechos”. Fontana agrega que, desde la organización, se fomenta la “erotización del cuidado”. “El cuidado puede ser placentero y es bueno comunicarlo de esta manera, y no desde el miedo. Necesitamos que haya información, decidir cómo cuidarnos y que sea desde el erotismo”, explica.
La búsqueda para desarrollar un preservativo para todas las prácticas sexuales consta de varios pasos. La organización PPV lanzará una encuesta, en la que se busca dar cuenta de las diferentes prácticas sexuales que hay, los distintos métodos de prevención para cada una de ellas y los conocimientos del cuerpo. Actualmente, un comité de Bioética está analizando la seguridad y confidencialidad de los datos, así como la adecuación de las preguntas.
Unisex
Asimismo, el equipo comenzó a trabajar con Wondaleaf, el primer preservativo unisex del mundo. Este producto es importado y se puede utilizar tanto de manera interna como externa. Si bien no es específico para vulvas, puede usarse como tal ya que sirve para diferentes prácticas sexuales entre diferentes genitales. “En Argentina hay una gran diversidad de experiencias para el disfrute sexual y muchas veces no son las mismas en distintas partes del mundo por lo que debemos verificar si es útil aquí”, relata Álvarez. En este sentido, otro paso que se realizará es probar este preservativo a partir de un grupo de voluntarios. El cuestionario incluirá una pregunta para aquellas personas que deseen participar.
El proyecto también contempla cómo será su reproducción en Argentina. Se evalúa su producción en una empresa nacional, si se importa o si se debe hacer un nuevo diseño según las necesidades sociales. De resultar exitosa la investigación en el laboratorio y, luego su producción a escala industrial, el nuevo preservativo saldará la deuda con el colectivo LGBTIQ+ y contribuirá a la promoción de la igualdad en la salud y el disfrute sexual.