El ajedrez de Milei y un horizonte de incertidumbre perpetua para las Universidades Nacionales

Desde la llegada del gobierno libertario, el sistema universitario argentino se encuentra en jaque. ¿Cuál será el futuro de este juego injusto?

Créditos: Unahur.
Créditos: Unahur.

Por Camila Basso*

A comienzos de semana, el vocero presidencial, Manuel Adorni, aseguró que las Universidades Nacionales recibirán un aumento del 270 por ciento del presupuesto. Sin embargo, la promesa de actualización no evitó el paro de los gremios docentes del jueves, ya que solo está contemplada para cubrir los gastos de funcionamiento y no un incremento para salarios, ni mejoras en otros aspectos como investigación y becas. Si nada cambia, las instituciones universitarias podrían estar en peligro de jaque mate. De hecho, la Universidad Nacional del Comahue ya suspendió las clases por falta de dinero para calefacción.

Pero la decisión, lejos de haber sido fundamentada por el reclamo de un millón de personas que marcharon el 23 de abril, fue estratégica y política. Y es que una semana atrás este mismo arreglo se había pactado únicamente para la Universidad de Buenos Aires. Para algunos sectores políticos, Emiliano Yacobitti —presidente del Comité de la Unión Cívica Radical y diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires— pactó el arreglo a cambio de apoyo de la UCR para la Ley Bases. Yacobitti, por su parte, negó las acusaciones en Radio Mitre.

Quien tiene clara esta desigualdad entre universidades es Juan Manuel Carballeda, docente e investigador en la UBA y en la Universidad Nacional de Hurlingham (UNAHUR). Para Carballeda, los de la UBA “se cortaron solos de alguna manera” con el acuerdo presupuestario. “Noto que la Unahur está más sucia porque se redujeron las cantidades de horas de limpieza, además ya no hay menú estudiantil. Muchos alumnos me han acercado currículums en búsqueda de trabajo y eso no me había pasado nunca. Además, están comentando que les cuesta trasladarse por los aumentos bestiales de los transportes. En la UBA todavía no sentí esas diferencias, son contextos distintos. Hurlingham es mucho más joven y no tiene forma de solventarse de otros modos, cosa que la UBA sí puede hacer”, detalla el investigador.

Carballeda da clases de Genética I en la UBA y de Introducción a la Biotecnología en la Unahur. En esta última, además, es investigador del Laboratorio de Virología. Aunque en sus asignaturas no hubo tanto impacto económico porque son teóricas, para la investigación “este año es absolutamente complicado, no tenemos certeza de nada. Por unos meses vamos a poder seguir investigando, pero no sabemos cómo se va a resolver.”

Carballeda también recalcó que el cese de actividades en la Unahur “sería una tragedia no solo por lo científico, sino por el rol social de la Universidad. Está en Villa Tesei, un barrio humilde que cambió gracias a ella. Se construyó donde antes había una fábrica incendiada abandonada y ahora es una casa de estudios a la que concurren 38 mil alumnos, entonces imagínate lo que sería cesar eso.”

Malabares para administrar la escasez

A 43 kilómetros de distancia, una situación similar ocurre en la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), otra institución joven construida sobre los restos de una fábrica abandonada y que transformó su entorno, permitiéndole a Bernal y sus vecinos crecer. Una de sus docentes e investigadoras es Lucrecia Del Federico. Ella forma parte del Laboratorio de Microbiología Molecular, donde se dedica a la investigación de la fermentación maloláctica de los vinos, es decir, el proceso por el cual obtienen sus sabores y texturas.

Del Federico con su ayudante de clase - Créditos: Camila Basso.
Del Federico con su ayudante de clase – Créditos: Camila Basso.

De igual forma que Carballeda, Del Federico y los demás investigadores de la UNQ tienen la partida complicada. Los insumos con los que se investigan son caros y la desactualización del dinero implica una pérdida enorme de capacidades. “La última compra que se hizo (con casi el último dinero de los subsidios para investigación) es un kit de extracción de ácido nucleico. Este proceso es la base para iniciar cualquier investigación de base molecular, no podes continuar sin este ácido. Compramos un kit de 100 reacciones que salió casi 500 mil pesos. Pero el día que se acaben estos insumos… Yo calculo que tenemos insumos para un cuatrimestre y medio más, siendo muy conservadores con los gastos. Y ni hablar de los equipos, la reparación es imposible de comprar”, explica.

Insumos no es lo único que el laboratorio de microbiología molecular está perdiendo. La academia exige a los investigadores que publiquen sus hallazgos en revistas de alta categoría con referato internacional, pero el costo de hacer esto ronda los 3 mil dólares. Del Federico aseguró que esto “es imposible pagarlo, aunque nos den un 50 por ciento de descuento. Y, además, en este momento preferimos usar el poco dinero que tenemos en insumos que te permitan seguir trabajando en vez de la publicación de resultados”.

Un viaje que se transformó en odisea

Reacomodar gastos y ajustar cuentas no solo se aplica a universidades del conurbano. A través de su cuenta de Twitter, Jorge Montanari —investigador del Conicet, profesor de la Unahur y licenciado en biotecnología de la UNQ— contó la odisea que sufrió para que una de sus becarias doctorales pudiera viajar a Francia en el marco de un proyecto internacional.

Tras años de esfuerzos, en 2023 el Laboratorio de Nanosistemas de Aplicación Biotecnológica de la Unahur logró que su proyecto de investigación sea aprobado en el programa Ecos-sud. Esto permitiría viajes a Francia y a Argentina, para trabajar con nanopartículas fototérmicas y compuestos antitumorales. Sin embargo, en un extenso hilo que se ha vuelto viral, Montanari cuenta cómo el gobierno libertario los dejó sin respuestas para llevar adelante los compromisos.

“¿Por qué es importante financiar esto?”, se preguntó el investigador en X, “porque hubo un compromiso asumido en la convocatoria, mucha gente trabajando en el tema para formular un proyecto con nota de excelencia. Además, porque hay una ley de financiamiento de la ciencia vigente y un presupuesto que, congelado a valores 2023 y está siendo subejecutado. Nunca en más de 20 años dentro del sistema científico me sentí tan ninguneado ni boludeado ni destratado”.

Para el Premio Nobel en Física Richard Feynman, aprender e investigar sobre física era semejante a aprender a jugar ajedrez solamente mirando un partido. Crees que entendés dónde se mueven las piezas hasta que algo nuevo, inesperado, ocurre. Pero, ¿se puede jugar al ajedrez si tu contrincante te ignora y tira el tablero al suelo?

El desfinanciamiento de las universidades nacionales argentinas es un ataque directo y claro con una bajada de línea política, reservando la ciencia y el conocimiento sólo a algunos pocos que puedan pagarlo. Y con una inflación interanual de casi 300 por ciento, es cada vez más difícil ganar la partida.

*Estudiante del Taller de Periodismo y Comunicación Científica (2024), Licenciatura en Comunicación Social-UNQ; y también del curso de Practicas de profesionalización periodística de la Agencia de noticias científicas.


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