José ‘Pepe’ Mujica: “La vida es hermosa y vale la pena vivirla con causa”
En el marco de la entrega del Doctorado Honoris Causa, el expresidente uruguayo conversó sobre el significado de vivir y el rol de la juventud en la construcción colectiva.
Por Alfredo Alfonso*
José “Pepe” Alberto Mujica Cordano, expresidente de Uruguay, recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Quilmes. Con el análisis y la sabiduría que lo distingue, el hombre de 87 años reflexionó sobre la importancia del conocimiento como herramienta de avance social y el papel de las nuevas generaciones. A través de su optimismo como marca registrada, uno de los líderes de la integración regional del siglo XXI afirma: “Hay que apostar a que siempre habrá jóvenes capaces de jugar la aventura de vivir, de luchar por el conocimiento y de sembrar su vida detrás del sueño de construir un mundo un poquito mejor”.
-¿Hay lugar para el pensamiento crítico en América Latina?
-Si no hay lugar, hay que hacerlo. El pensamiento crítico sirve para corregir nuestros errores y hacer frente a nuestras deudas sociales, viviendo y aprendiendo. Vivir significa tropezar, equivocarse y aprender. Triunfar en la vida no es llegar a ningún lado, porque al final del viaje, el lugar donde llegamos es un pozo.
-Entonces, ¿qué significa triunfar?
-Es levantarse y volver a empezar cada vez que uno cae, es una actitud afirmativa frente a la vida. En la aventura de vivir, hay que tener el coraje de empezar de nuevo cada vez que uno fracasa, porque vinimos de la nada y vamos a la nada. La aventura es estar vivo, nada más y nada menos.
-¿Cuál sería el rol del conocimiento en el futuro?
-El conocimiento es la acumulación ordenada de la esperanza de los humanos como género. A la larga, es la expresión más fina de solidaridad de la especie. En realidad, todo el progreso que se acumuló en el transcurso de la civilización es el formidable capital que recibimos cuando nacemos y no nos damos cuenta. Desde aquellos que descubrieron el fuego y la rueda a los jóvenes que están trabajando en la biología molecular, hay toda una acumulación que nos permite avanzar y eso es obra de vivir en comunidad. Lástima que a veces no nos damos cuenta ni le damos el valor que tiene.
Probar, equivocarse y soñar
-Y los jóvenes de América Latina, ¿qué protagonismo tienen en ese futuro?
-Ser joven es el camino apresurado para ser viejo, es una antesala y tiene la hermosura de que el organismo anda bien. Probablemente, durante la juventud tomamos las decisiones con el cuerpo y luego la conciencia encuentra los argumentos. Nadie aprende por consejo, lo hace por fracasos y tropezones, no por lo que te dicen. Los jóvenes tienen que ver, probar, equivocarse y soñar.
-¿Con qué puede soñar la juventud en un contexto como el actual?
-El problema no es de la juventud en sí, sino de la época que nos toca vivir, porque ellos no tienen nada de qué enamorarse. Eso no es culpa de los jóvenes, es culpa de nuestro tiempo y nuestra época. La juventud necesita sueños, porque si no soñás cuando sos joven, estás condenado. Hay que apostar a que siempre habrá jóvenes capaces de jugar la aventura de vivir, de luchar por el conocimiento y de sembrar su vida detrás del sueño de construir un mundo un poquito mejor que aquel en el cual hemos nacido. Porque, si nos falta eso, nos falta la esperanza y nos quedamos sin sentido de la vida.
-Si tuviera que pensar qué le diría al Pepe Mujica que a los 26 años fue al paraninfo de la Universidad de la República y lo vio al Che presentado por Allende. ¿Cómo siente que pasó su vida?
-Mi vida es hermosa. Entre otras cosas aprendí que siempre se puede estar peor y que sin embargo se puede resucitar. Los humanos somos mucho más fuertes de lo que parecemos, no nos tenemos que tener lástima a nosotros mismos. Si los humanos antiguos fueran tan débiles como son muchos contemporáneos, no hubiéramos llegado hasta acá. La gente tiene mucha fuerza dormida adentro y, si se despierta y la sabe utilizar, es un torrente de energía. Es mucho lo que hay que hacer, pero es mucho lo que pueden hacer los jóvenes del mundo.
-¿Y qué falta para eso?
-Tienen más medios que nunca, pero deben tener coraje de vivir; no esperar a que le den todo arregladito, sino empezar una y mil veces porque lo imposible cuesta un poco más. Por eso tengo una visión crítica pero optimista a la vez, porque cuando llegue la muerte, si estoy despierto, le voy a decir ‘por favor señora, sirva otra vuelta que la vida es hermosa pese a todo’.
-Podría ser su legado…
-Esto lo dice un viejo que estuvo un montón de años tirado en un calabozo, la vida es hermosa y vale la pena vivirla con causa. Es lo que trato de contagiar a los muchachos: que tengan el coraje de cometer los errores de su tiempo.
*Rector de la Universidad Nacional de Quilmes