La poliomielitis enciende las alarmas de vacunación en el mundo

El virus fue detectado en niños de Israel y Malawi que no estaban inmunizados. En Afganistán y Pakistán, la enfermedad sigue siendo endémica.

Un niño recibe la vacuna oral, también conocida como Sabin, que sirve para erradicar la polio salvaje. Créditos: Ministerio de Salud Pública de Tucumán
Un niño recibe la vacuna oral, también conocida como Sabin, que sirve para erradicar la polio salvaje. Créditos: Ministerio de Salud Pública de Tucumán.

En febrero de este año se confirmó un caso de polio en un niño de cinco años de Malawi y en los primeros días de marzo sucedió lo mismo con otro de cuatro años en Israel. Ninguno de los dos estaba vacunado contra esta enfermedad altamente contagiosa causada por el virus de la poliomielitis. Aunque gran parte de las infecciones por poliovirus no producen manifestaciones, entre cinco y diez personas de cada 100 pueden tener síntomas parecidos a los de la gripe. En uno de cada 200 casos, la polio destruye partes del sistema nervioso, ocasionando la parálisis permanente en piernas o brazos. Si bien no es común, el virus también puede atacar las partes del cerebro que ayudan a respirar, lo que puede provocar la muerte. A nivel mundial se registraron cinco casos en 2021. Por su parte, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) pidió aumentar la inoculación dado que en 2020 se registró el porcentaje más bajo de niños vacunados con las tres dosis desde 1994.

Israel había detectado su último caso de poliomielitis en 1989, mientras que en 1991, 2002 y 2013 había advertido sobre la circulación del virus pero en el ambiente y en aguas residuales. En el caso de Malawi, la última vez que se había detectado la enfermedad fue en 1992. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en 2020 la erradicación de la polio en África tras esperar cuatro años de la reaparición de un contagio en Nigeria.

Alejandro Castello, docente investigador en el Laboratorio de Inmunología y Virología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), sostiene que los casos de Malawi e Israel son distintos porque el primer caso está asociado al virus salvaje y el segundo se encuentra vinculado a la vacuna. Para detener a la polio en estado natural o salvaje, es necesaria la vacuna atenuada oral también conocida como Sabin. “Ahora bien, si la Sabin se recombina con otros virus, puede retomar las características de virulencia y generar una cepa relacionada con la vacuna. Estos casos se producen cuando hay poblaciones subvacunadas o hacinamiento en determinados lugares”. Por eso, en ambos casos es muy probable que los déficits de vacunación sean los que permiten que estos virus circulen.

Estas noticias llegan en medio de una alerta emitida por la OMS respecto a la inmunización en Ucrania donde en 2021 se registró un brote de poliomielitis, con dos casos de parálisis y un total de 21 personas en dos provincias. En febrero de este año se inició una campaña de vacunación dirigida a niños y niñas sin las tres dosis pero la invasión rusa frenó la medida.

La situación en América

El último caso confirmado de polio en el continente fue el 23 de agosto de 1991 en Perú. La enfermedad afectó a Luis Fermín Tenorio Cortez, un menor de tres años que vivía en Pichanaki, un pueblo que es parte de la Selva Central peruana. Tres años después, América fue certificada como libre de circulación del poliovirus salvaje.

Luis Fermín Tenorio Cortez fue la última víctima de poliovirus salvaje en todo el continente. Su imagen de 1991 es icónica a nivel internacional. Créditos: ARMANDO WAAK/OPS

Granada fue el primer país del continente en registrar su último caso de polio en 1955. Argentina detectó el último contagio en 1984, Brasil en 1989 y México en 1990. Según datos de la OPS, Venezuela tiene la cobertura de vacunación más baja contra el virus. En 2019, solo el 62 por ciento de los niños completó su esquema de inoculación. En contrapartida, Nicaragua y San Vicente y las Granadinas reportaron el 100 por ciento de los menores con las tres dosis contra la polio.

En febrero de 2022, el organismo pidió a los países de la región un esfuerzo mayor para vacunar a los niños contra la poliomielitis. En 2020, la inmunización con las tres dosis fue del 82 por ciento y representó el menor porcentaje desde la certificación como zona libre de polio en 1994. “Si las coberturas de vacunación no son superiores al 95% en cada municipio y cada comunidad, la polio puede volver a causar enfermedad paralítica y regresar a la región”, advierten desde el organismo.

Cómo se transmite

La polio viaja de persona a persona a partir de la materia fecal de un individuo infectado, que llega a la boca de otro individuo susceptible. Aunque en algunos casos la fuente de la infección puede ser el agua o alimentos contaminados con heces de personas infectadas, también puede transmitirse a partir de secreciones respiratorias. Dado que buena parte de las personas infectadas no presentan síntomas, las medidas de higiene necesarias para evitar la circulación pueden no ser tomadas en cuenta.

Si bien menores de 15 años no vacunados tienen más posibilidades de adquirir la poliomielitis, las chances aumentan todavía más en menores de cinco años. El riesgo de contagiarse crece cuando hay otras personas no inoculadas en el lugar que habita y las condiciones de higiene son malas. En caso de enfermarse, no existe un antiviral o medicamento que detenga la progresión de la parálisis.

Importancia de la vacunación

Para limitar la incidencia de poliomielitis, la única forma es vacunarse en forma completa con todas las dosis que hagan falta para detener la circulación del virus salvaje”, dice Castello. Sin embargo, la polio tiene un problema adicional al resto de las enfermedades prevenibles por vacunas. “La inmunización oral, si bien es muy eficiente evitando la infección por el virus salvaje, produce casos asociados al propio virus de la vacuna que recombina con otros agentes virales similares que proliferan en el intestino y  pueden producir una reversión a la virulencia”.

La OPS señala que en el continente se utilizan dos tipos de vacunas: la vacuna atenuada oral (OPV por sus siglas en inglés, también conocida como Sabin) y la vacuna inactivada inyectada (IPV por sus siglas en ingles, denominada habitualmente como Salk). La vacuna OPV contenía los tres tipos de poliovirus, 1, 2 y 3. Lentamente, los países están reemplazando la vacuna OPV por la vacuna IPV. En el caso de Argentina, en 1957 se comenzó a inmunizar con la OPV y, a partir de 1971, se realizaron operativos cada vez más masivos. Desde junio de 2020 –en un proceso que arrancó en 2016– se cambió la OPV por la IPV. Esta vacuna se compone de tres dosis: la primera a los dos meses de vida, la segunda a los cuatro y la tercera a los seis meses. A los cinco años de vida se aplica el único refuerzo de la IPV cuando ingresan a la escuela primaria.

Con esta migración de la vacuna oral a la inyectable en Argentina, Castello destaca que ya no hay posibilidad concreta de tener algún caso de vacuna asociado. “Cuando vos erradicaste de tu región la circulación del virus salvaje, podés empezar a migrar a la vacuna inyectable porque la Salk, al no producir inmunidad en la mucosa intestinal, permitiría que circule virus salvaje porque no tenés inmunidad de mucosa”.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.