Los vascos y su polémica historia como pioneros en la caza de ballenas

Los experimentados navegantes de lo que hoy se conoce como País Vasco fueron los primeros que se aventuraron al Mar Cantábrico en el siglo XI. Así, mediante una actividad hoy prohibida, fortalecieron la economía del momento.

Los primeros registros de caza de ballenas en el País Vasco datan del siglo XI (imagen: Arrantzaleen Museoa, Bermeo, País Vasco).

El País Vasco es una comunidad autónoma española situada en las costas del Mar Cantábrico. Es en este escenario que se inició una actividad hoy prohibida: la caza de ballenas. Aunque cueste imaginarlo, esta práctica se inició en el siglo XI: la primera referencia escrita a la caza de ballenas es del año 1059 y habla de la venta de carne de este animal en el puerto de Baiona. El auge de esta práctica fue, sin embargo, hacia el siglo XIV, cuando los experimentados pescadores de la región se aventuraban en el mar con embarcaciones rudimentarias y lograban capturar a los enormes cetáceos gracias a sus arpones. Desde la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, te invitamos a hacer un recorrido por la historia de esta polémica actividad.

Una pregunta que puede surgir se vincula con conocer qué cazaban particularmente. La presa principal era la ballena vasca, que medía cerca de veinte metros y tenía mucha grasa, por lo cual una vez que moría flotaba. De ella podían extraerse muchos componentes beneficiosos que generaban grandes sumas de dinero. El principal interés era la grasa, que se empleaba como combustible de las lámparas que iluminaban a todo el continente europeo. Esta grasa era convertida en aceite y se conocía como saín, al arder iluminaba y no desprendía humo ni olor.

Por otro lado, estaba la carne que, si bien los españoles no la consumían, la salaban y se la vendían a los franceses. Quedaban los huesos que se usaban para hacer muebles y objetos de decoración y las barbas que se usaban en la confección de corsés y abanicos. La piel quedaba para la producción de suelas de zapatos. La comercialización de todos los productos derivados de la caza de las ballenas era una parte central de la economía vasca del momento.   

Al inicio, la caza se realizaba desde las costas. Los vigías avisaban de la presencia de ejemplares y los pescadores se lanzaban en sus botes o txalupas. Las embarcaciones eran tripuladas por alrededor de quince hombres, y, como se puede imaginar, era importante ser rápidos ya que el primero en clavar el arpón cobraba más cuando el animal se vendía. Hay que tener presente que las ganancias por la captura no quedaban para los pescadores, pues había que darle su parte (bastante grande) al gobierno y a la iglesia.

Con el avance de la caza, los ejemplares comenzaron a escasear y no hubo mas opción que ir a buscarlos al mar. Así fue que los vascos, grandes navegantes, llegaron primero al Mar del Norte, luego a Islandia y terminaron en las costas de Canadá. Hay incluso quienes afirman que fueron ellos quienes primero llegaron a América ya que existen documentos que hablan de una embarcación que salió de Baiona en 1412 con destino a Terranova. Aunque no hay registro antropológico de esta expedición, algunos vascos afirman que ellos les ganaron a Cristóbal Colón.

En 1901 se arponeó la última ballena en las costas vascas ya que, debido a la captura indiscriminada, los ejemplares casi habían desaparecido. No fue hasta 1986 que se prohibió la caza comercial en todo el planeta para permitir la recuperación de las poblaciones de estos grandes cetáceos.


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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas