Cumbre climática en Azerbaiyán: los países ricos no ponen la plata y los pobres piden justicia
En esta nueva edición, las discusiones giran en torno al financiamiento para combatir las consecuencias del calentamiento global.
2024 se perfila como el año más caluroso de la historia. Mientras los países más ricos son los mayores responsables del cambio climático, los países más afectados y con menos emisiones exigen justicia climática y denuncian que “el Norte global no tiene prisa por concretar el financiamiento necesario”. De hecho, el secretario general de la ONU advirtió que la brecha entre las necesidades de adaptación y la financiación podría alcanzar hasta 359 mil millones de dólares al año en 2030. En este marco, algunas naciones y organizaciones llamaron a boicotear la COP29. A su vez, en las afueras del edificio donde se realiza el evento, diferentes grupos reclaman desde mayores esfuerzos para frenar el cambio climático hasta el fin del colonialismo, la guerra y el genocidio.
“Dejemos de lado la idea de que la financiación de la lucha contra el cambio climático es caridad. Una nueva y ambiciosa meta de financiación de la lucha contra el cambio climático beneficia a todos los países, incluidos los más grandes y ricos. Pero no basta con acordar un objetivo. Debemos trabajar más para reformar el sistema financiero mundial y dar a los países el espacio fiscal que tan desesperadamente necesitan”, destacó Simon Stiell, secretario ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, durante el discurso de apertura de la COP29.
Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, remarcó que “los ricos causan el problema, los pobres pagan el precio más alto”. “Oxfam (una organización global que busca acabar con la pobreza y la injusticia) descubre que los multimillonarios más ricos emiten más carbono en una hora y media que una persona promedio a lo largo de su vida. Todos los países deben hacer su parte y el G20 debe tomar la iniciativa. Son ellos los mayores emisores, con mayores capacidades y responsabilidades. Deben aunar sus conocimientos tecnológicos, y los países desarrollados deben apoyar a las economías emergentes”, sostuvo durante su presentación.
Bajo las órdenes del gobierno actual y después de la salida de Diana Mondino de la cancillería por votar a favor del fin del bloqueo a Cuba, la comitiva de Argentina que llegó a la capital de Azerbaiyán es mínima y ningún funcionario de alto rango viajó hasta allí.
Billetes y promesas
La COP29 es la principal cita sobre cambio climático a nivel mundial y reúne a líderes políticos, empresariales y de la sociedad civil. Para esta edición, uno de los propósitos es realizar acuerdos en torno al financiamiento que requiere la lucha contra el cambio climático. Mientras que el objetivo es superar los 100 mil millones de dólares anuales que se fijaron en 2015, Guterres advirtió que la brecha entre las necesidades de adaptación y la financiación podría alcanzar hasta 359 mil millones de dólares al año en 2030.
En este contexto, Celeste Saulo (la argentina que está al frente de la Organización Meteorológica Mundial) afirmó que 2024 va camino a ser el año más caluroso de la historia. “Las lluvias y crecidas sin precedentes, la rápida intensificación de los ciclones tropicales, los mortíferos episodios de calor, la sequía implacable y los devastadores incendios forestales que hemos visto este año en distintas partes del mundo son, lamentablemente, nuestra nueva realidad y un anticipo del futuro”, agregó en conferencia de prensa.
Aunque las naciones deben reducir el 42 por ciento de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero antes de 2030, los GEI alcanzaron un máximo histórico de 57,1 gigatoneladas en 2023. Ante este panorama, algunos países realizaron nuevas promesas. Por ejemplo, Brasil –quien será anfitrión en la COP30– planea reducir sus emisiones en un 67 por ciento hasta 2035, en comparación con 2005. Por su parte, sin dar precisiones, Hungría busca disminuirlas en un 50 por ciento.
Voces por la justicia
Así las cosas, donde los países más ricos son los más responsables del calentamiento global y los que menores consecuencias sufren, el resto de las naciones pide por justicia climática y reclama por una distribución justa de los recursos económicos que permitan enfrentar futuras crisis. En este concierto, distintas voces se alzan para reclamar por sus derechos.
“Hoy en día, la cuestión no es si la transición energética se producirá, sino si será lo suficientemente justa e inclusiva. Nos estamos alejando de los combustibles fósiles, pero vemos que otros países siguen extrayendo y utilizando carbón”, cuestionó la presidenta de las Islas Marshall en la Cumbre.
En esta línea, el presidente de Irak resaltó que “se debe prestar especial atención a los países en desarrollo, donde la crisis climática amenaza la seguridad alimentaria, hídrica, sanitaria y pública”. Por su parte, el máximo mandatario de Togo pidió soluciones individualizadas para cada realidad en los países de África.
Varias protestas, un sitio
Si bien puertas adentro hay diferentes líderes que se expresan contra la situación actual, en las afueras de la cumbre se realizan distintas protestas con consignas diferentes. Una de ellas es contra el colonialismo y su impacto en los países de África.
“En los debates sobre políticas climáticas globales, los poderes que las provocan se dedican a distraer la atención de los verdaderos problemas. Sin embargo, los responsables del cambio climático, y no las víctimas, son quienes establecen las reglas”, remarcó la activista ecológica camerunesa Elisabeth Mokogo-Bama, una de las impulsoras de la protesta, en diálogo con la prensa local.
Por otro lado, activistas ambientales de Suiza, Canadá y Reino Unido se manifestaron contra la minería en aguas profundas y la caza de ballenas en Noruega. Asimismo, además de justicia climática, un grupo de personas exhibió una bandera que pedía “levantarse contra la guerra y el genocidio”.