Estudiar la vida a través de la muerte: ¿Usted le donaría su cuerpo a la ciencia?

La cesión de cadáveres para el estudio científico es una acción voluntaria que contribuye al desarrollo de la medicina y a la formación profesional en salud. Cómo se hace en Argentina.

Cuerpo siendo examinado. Créditos: Uniandes.
Cuerpo siendo examinado. Créditos: Uniandes.

El cuerpo humano nunca miente y, aunque pueda resultar extraño, puede cumplir con muchos propósitos científicos –y totalmente legales– después de la muerte. ¿Es posible, entonces, donarlo para que la ciencia lo estudie? ¿Qué implica este acto?

La donación del cuerpo a la ciencia es un acto voluntario y altruista mediante el cual la persona hace cesión de su cuerpo para que, una vez muerto, se destine a la docencia, la investigación y a la formación continuada en el ámbito de la salud. En  Argentina, hasta la década del 80, los cadáveres provenientes de la morgue judicial eran de personas “NN” o que no habían sido reclamadas, y el juez competente autorizaba su utilización para fines académico-científicos. El crecimiento curricular de las facultades de medicina, tanto públicas como privadas, incrementó la demanda de forma significativa; y la última modificación de la Ley de Trasplantes 26.066 establece que todas las personas pueden manifestar su deseo de que su cuerpo sea utilizado con fines académicos, para trasplante o ambos.

¿Qué sucede con el cuerpo de un donante?

Empeñado en romper tabúes y mitos sobre lo que pasa con estos cuerpos cuando llegan a la universidad, el doctor Martín Mazzoglio, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), dice a la Agencia de noticias científicas de la UNQ que, una vez que el cadáver ingresa a la Universidad, “se le sacan los jugos y la sangre, para ser morfolizado y luego disecado”. Según explica, disecar “implica abrir el cuerpo, sacar la grasa y empezar a ver cada una de las estructuras”.

Mazzoglio cuenta que, durante el primer año de la carrera de medicina, donde se estudian materias como anatomía e histología, hay cerca de 10 mil estudiantes que, divididos en distintas comisiones, trabajan con el cuerpo humano. Pero en la facultad, “hay déficit de cadáveres: son demasiados alumnos y los cuerpos no alcanzan”. En ese sentido, hay muchas facultades de medicina que se adaptan a las nuevas tecnologías y estudian la anatomía, con técnicas virtuales, en 3D. Sobre este punto, el docente de la UBA asegura: “Nuestra filosofía, lógica y pedagogía es dar la materia a través de la enseñanza con el cuerpo humano, como un método instruccional de aprendizaje, en el cual el estudiante tiene la posibilidad de verlo, abordarlo, tocarlo, investigarlo y explorarlo. Y eso, para nuestra concepción, es la forma más completa de poder aprender lo que es la anatomía humana”.

El “primer paciente” y el afrontamiento cadavérico

Según explica el especialista, la mejor forma de acercarse al estudio de la anatomía es a través de un cadáver: “Muchas técnicas quirúrgicas avanzadas se ensayan en cadáveres antes de comenzar a aplicarse en la práctica clínica, con lo que el valor de la donación de cuerpo es inestimable para los seres vivos”. 

Sin embargo, estudiar la vida a través de la muerte no es sencillo. Náuseas, fatiga, pérdida del apetito, cansancio o pesadillas, horror y ansiedad son algunos de los síntomas que muchos estudiantes experimentan las primeras veces que afrontan un cuerpo muerto para estudiarlo. En ciertos casos, estas reacciones desaparecen en un par de semanas. Pero en otros perduran al punto de convertirse en una limitante para cursar la carrera.

En esa línea, Mazzoglio detalla: “Si bien el estudio de la anatomía mediante el uso de material cadavérico y su posibilidad de experimentar la práctica de la disección es el recurso pedagógico más completo porque resalta la anatomía de estructuras en su contexto real, muchos estudiantes generan sentimientos heterogéneos y síntomas de estrés o ansiedad”. Y agrega: “Estas reacciones impactan en su adherencia con la materia, implicancia, rendimiento y hasta en la conformación de sus mecanismos defensivos que pondrán a juego en su vida profesional-asistencial y en relación médico-paciente futura”.

¿Cómo donar el cuerpo a la ciencia en Argentina?

En Argentina, la Ley de Trasplantes 26066 establece que todas las personas pueden manifestar el deseo de que su cuerpo sea utilizado con fines académicos, para trasplante o para ambos. En ese sentido, se considera donante a toda persona mayor de 18 años que haya manifestado su voluntad afirmativa o que no haya dejado constancia expresa de su oposición. La expresión de voluntad es personal e intransferible y se puede modificar en cualquier momento.

¿Cómo se hace?  De manera digital: se puede ingresar en el sitio web de Mi Argentina, al formulario “Manifestar mi voluntad de donar”, en la sección de Salud. Pero también se puede hacer de manera presencial, al momento de tramitar el Documento Nacional de Identidad o al concurrir al INCUCAI o a los organismos jurisdiccionales de ablación e implante de todo el país.

Si bien la muerte puede ser considerada una parte de la vida humana, sigue siendo, para muchos, un tema tabú. Sobre todo cuando se la relaciona con el uso de material cadavérico para la enseñanza y la investigación. A pesar de esto, lo cierto es que todas las escuelas de medicina del mundo estudian la vida a través de la muerte. Y el cuerpo humano, aunque no tenga vida, sigue siendo clave para el avance científico. Como sea, ¿usted donaría su cuerpo a la ciencia?


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.