¿Cómo dormir a un bebé en menos de 13 minutos? Científicos tienen la respuesta 

Investigadores japoneses realizaron un estudio con más de 20 niños de cero a siete meses. El mejor método para que se duerman fue permanecer ese lapso a upa.

Un bebé llora apoyado sobre su madre. Créditos: Etapa infantil
Un bebé llora apoyado sobre su madre. Créditos: Etapa infantil

Por instinto o por cultura, la mayoría de las personas pasean a los bebés que lloran para que se calmen. En este sentido, un estudio realizado por científicos del centro de investigación RIKEN Center for Brain Science de Japón, publicado en la revista Current Biology, reafirma este concepto y agrega una serie de pautas para que el niño o niña pueda quedarse dormido una vez que se tranquiliza. Así, proponen mecerlo a upa cinco minutos y, cuando ya se serenó, mantenerse de cinco a ocho minutos más sentado para que no se despierte una vez acostado. Con este método, el 65 por ciento de los niños se quedaron en la cuna tras haberse dormido.

El estudio se realizó con 21 bebés de cero a siete meses de edad y, en todos los casos, la persona que lo sostuvo fue la madre. Pese a que la muestra de la investigación no es grande, “proporciona una prueba de concepto de que el transporte infantil reduce considerablemente el llanto y potencialmente promueve el sueño”, sostienen los investigadores.  

Sin embargo, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, la médica pediatra Karina Gómez advierte: “Aunque la investigación no es concluyente porque la muestra es pequeña, no solo el transporte y la quietud previa al acostarse para consolarlo son las únicas variables. Se debe tener en cuenta la causa del llanto previo al sueño, la variable del ambiente y la madre en este caso”. 

Con protocolo 

Para la realización del estudio se utilizaron cuatro condiciones: la madre sostuvo al bebé y caminó; la madre sostuvo al bebé y se sentó; el infante fue puesto en una cuna; y el bebé se colocó en una cuna o cochecito móvil y se movió manualmente en un movimiento recíproco. 

De las sesiones realizadas con los bebés y sus madres, la más efectiva fue la primera opción. Así surgió el protocolo para bebés que lloran: “cargar cinco minutos, sentarse antes de acostarse de cinco a ocho minutos“. Incluso, se sugieren determinados movimientos y cuidados a la hora de realizarlo. 

“Para sostenerlo con seguridad, los cuidadores deben sujetar el cuerpo del bebé cómodamente a su propio cuerpo y sostener la cabeza de la criatura. La caminata de cinco minutos debe ser en un pasaje llano y despejado y a un ritmo constante, preferiblemente sin paradas o giros bruscos”, destaca la investigación.

El centro son las infancias

Existen muchos estudios y formas propuestas para intervenir en las conductas de sueño infantil. Una de ellas, que en la actualidad es muy criticada desde algunos sectores –pero todavía muy utilizada e incluso recomendada–, es el método Estivill; más conocido como ‘duérmete niño’. Presentada a mediados de la década del 90, esta rutina se basa en la espera progresiva. Es decir, dejar que el niño llore cada vez más minutos antes de ir a buscarlo.

Sin embargo, este método no respeta el sueño como parte de un proceso fisiológico y madurativo de los bebés. En el libro La revolución de la crianza, Vanina Schoijett sostiene que “el niño solo ha aprendido que llorar no tiene sentido alguno porque nadie acude para aliviar el dolor, el miedo y el desconcierto que siente cuando lo dejan llorar”. “El llanto prolongado se relaciona con trastornos posteriores de depresión, violencia, baja autoestima, ansiedad o síndrome de estrés postraumático”, afirma Schoijett.

A diferencia de la mayoría de las intervenciones conductuales para las dificultades del sueño infantil, este protocolo solo brinda alivio inmediato al llanto del bebé. Aunque los propios investigadores indican que no es concluyente, los próximos estudios deberán tener en cuenta otros parámetros como las comunicaciones verbales o no verbales con el bebé, la velocidad y frecuencia del movimiento, y si existe alguna modificación en la criatura cuando quien lo pasea no es la madre.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.