Magdalena Lisinska: “La gente necesita respuestas fáciles a preguntas difíciles y las derechas hacen eso”

La investigadora polaca, especialista en la última dictadura argentina, visitó la Universidad Nacional de Quilmes. Malvinas, Crimea y extremas derechas.

Es la quinta vez que Magdalena Lisinska visita Argentina y la primera que visita la UNQ. Créditos: Magalí Sánchez
Es la quinta vez que Magdalena Lisinska visita Argentina y la primera que visita la UNQ. Créditos: Magalí Sánchez

Se puede comparar de manera bastante fácil el caso de Crimea con el caso de Malvinas, pero nadie lo hace. En Europa es obvio que Crimea debería ser devuelto a Ucrania porque fue robada por los rusos. No importa que la gente que vive en Crimea preferiría ser parte de Rusia, porque no son nativos de ese territorio. Es lo mismo que pasa con Malvinas“, dice Lisinska.

La magister en Estudios Latinoamericanos y doctora en Ciencia Política visitó la Universidad Nacional de Quilmes para dar una charla sobre las múltiples dimensiones de la Guerra de Malvinas. La actividad fue organizada por el Programa de Cultura de la Secretaría de Extensión y la Unidad de Investigación y Extensión sobre Estado, Ciudadanía y Familia (ECiFa). En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ, la investigadora y docente de la Universidad Jagiellonica de Cracovia, se impresiona sobre el debate público en torno a Malvinas y reflexiona sobre la ola de extrema derecha que impacta en ambos lados del Océano Atlántico.

-¿Por qué Argentina?

-Cuando vine al país por primera vez me di cuenta que el tema de la última dictadura es muy visible y discutido en el espacio público. Todavía hay juicios a los violadores de derechos humanos, hay inscripciones en paredes, madres que siguen reclamando, abuelas que siguen buscando a sus nietos y es muy interesante. Comparado con Polonia, país que pertenecía la Unión Soviética, no tenemos tanta discusión sobre nuestra transformación democrática.

-¿Y por qué Malvinas en particular?

-En mi doctorado estudiaba relaciones internacionales y estudios latinoamericanos, así que escribí sobre la política exterior de la última dictadura, en particular sobre cómo el nacionalismo de los militares influyó en su política exterior. Investigué varios casos y el de Malvinas me pareció el más interesante por sus causas de origen y porque también influye en el presente.

-¿Cuáles son las causas?

-En general, cuando se habla de las causas de Malvinas, siempre se mencionan los argumentos de presión social, que los militares decidieron recuperar a las Islas por la fuerzas para desviar a la gente de la falta de democracia, del empeoramiento de las condiciones de vida y de las consecuencias negativas del plan económico de Martínez de Hoz.

-Usted destaca que los militares no tenían un plan para llevar adelante el conflicto bélico. ¿Cómo es eso?

-Los militares no pensaban que iban a ser condenados por la comunidad internacional, no pensaban que el Reino Unido podía responder de manera militar, no se preparaban para la guerra sino para la ocupación, y no había ningún plan de guerra preparado antes del desembarco. Un plan, que se puede leer entre los documentos desclasificados, consiste en un manuscrito muy corto y escrito de prisa después del desembarco. Es obvio que no tenían ninguna estrategia.

Como te ven te tratan

-¿Se habla de la Guerra de Malvinas y del reclamo argentino en Europa?

-No se habla mucho del caso ni se presenta la perspectiva argentina; hay un trabajo enorme para hacer fuera del país. Cuando menciona a las Malvinas, solo se refiere a la guerra y no se entiende por qué son tan importantes para Argentina. En Europa faltan perspectivas para entender el conflicto y el reclamo. Allá, cuando se habla de Malvinas en realidad se habla de Falklands y la perspectiva dominante es la británica. La mayoría de la información disponible, que es muy poca, básicamente describe la guerra. La gente no sabe por qué Argentina sigue reclamando pese a la finalización de la dictadura y el conflicto bélico.

-¿Cuáles son los argumentos que sostienen esa mirada?

-Se habla mucho del referendo realizado en marzo de 2013, que fue organizado en las Islas. Con una participación muy alta, casi el 100 por ciento votó a favor de mantener la situación actual. Entonces, se repiten las razones británicas que enarbolan la autodeterminación de los pueblos. Si no se conoce la historia, no se puede hacer nada contra eso.

-Es curioso cómo se utiliza en Europa la autodeterminación de los pueblos porque a veces se defiende y a veces se ataca.

-Lo que identifiqué hace un tiempo es que se puede comparar de manera bastante fácil el caso de Crimea con el caso de Malvinas, pero nadie lo hace. En Europa es obvio que Crimea debería ser devuelto a Ucrania porque fue robada por los rusos. No importa que la gente que vive en Crimea preferiría ser parte de Rusia, porque no son nativos de ese territorio. Es lo mismo que pasa con Malvinas. En el caso de Crimea, nadie habla sobre la autodeterminación de los pueblos porque se habla de violación de derechos humanos. Sin embargo, es muy analógico con lo que pasa en Malvinas.

-¿Se puede esperar algún gesto de la Unión Europea después de la salida del Reino Unido?

-La verdad es que Unión Europea no tiene mucho interés con el caso Malvinas, a pesar del Brexit, porque los países europeos también tienen sus propias colonias. No van a reclamar el colonialismo como un problema porque son una parte del mismo.

Una ola peligrosa

-Uno de los lemas de la dictadura era Dios, Patria y Familia. Ahora se repitió con Bolsonaro en Brasil y también lo utilizan las derechas más virulentas tanto en América del Norte como en Europa. ¿Qué análisis realiza al respecto?

-En Argentina, los militares se presentaron como los salvadores y los únicos responsables de resolver los problemas de la patria. En la actualidad hay una ola neofascista que aparece no solo en Europa sino también en América Latina. Es muy peligroso porque quieren monopolizar el espacio público, los símbolos y tienen su única visión de lo que es correcto e incorrecto. Es algo muy triste y lo peor es que ese tipo de gente gana elecciones en cada vez más países.

-¿Por qué volvió o nunca se fue esta expresión fascista y por qué toma tanta visibilidad?

-Porque la gente necesita respuestas fáciles a preguntas difíciles, y las derechas más extremas hacen eso: dan respuestas muy cortas, muy fáciles, saben exactamente a qué enemigos nombrar y presentan el mundo como blanco y negro. Creo que hay personas que quieren ese tipo de respuestas porque el mundo cada vez es más y más complicado y cada vez tenemos más problemas.


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Nicolás Retamar

Redactor. Docente y licenciado en Comunicación Social.