Otras maneras de pasar las fiestas: los que prefieren estar en soledad

Para muchas personas esta elección permite disfrutar de momentos reflexivos y personales. Los pro y contra según un especialista.

Elegir pasar las fiestas en soledad puede ser una forma de autocuidado. Crédito: pngtree.

En la víspera de Navidad, Carlos miró su árbol iluminado. Este año, decidió pasarla solo. No por tristeza, sino por elección. Quería un respiro del bullicio festivo. Preparó su cena favorita, se acomodó en su sillón y encendió la tele. Cada programa le recordaba a las navidades pasadas, pero no sintió nostalgia. En cambio, sintió paz. Miró por la ventana, y sonrió. A las doce en punto, levantó su copa en un brindis silencioso y murmuró: “Feliz Navidad para mí”. Esa noche, descubrió el regalo de la soledad: la libertad de celebrar a su manera.

Las festividades suelen ser momentos de alegría, reuniones familiares y celebración, pero para algunos, la idea de pasar las fiestas en soledad puede ser una elección consciente. En diálogo con la  Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, Yago Franco, miembro del Colegio de Psicoanalistas, destaca diversas razones por las cuales las personas pueden optar por este camino aparentemente inusual. “Hay muchas causas para querer pasar las fiestas en soledad. Una, seguramente, es buscar ese momento de introspección, reflexión, descanso de tanta conexión y también escapar de una imposición de tener que compartir una fiesta con quienes no se desea”, dice.

Crédito: Masfe.
Refugio en la reflexión: Las festividades pueden ser un espacio para la introspección. Crédito: Masfe.

Además, en un mundo donde la conexión constante a través de la tecnología se convirtió en la norma, tomarse un tiempo lejos de las interacciones sociales puede ser un acto necesario para recargar energías y restablecer el equilibrio emocional. La saturación de conexiones puede generar una necesidad urgente de desconexión, y las festividades, a menudo marcadas por la presión social, pueden convertirse en una “fiesta obligada” que carece de autenticidad. 

Por otro lado, la elección puede estar vinculada a estados depresivos. En este contexto, serviría como un espacio seguro para enfrentar y gestionar las emociones sin la presión de tener que mostrar una fachada festiva. “Es esencial distinguir si esta tendencia es específica de las festividades o si refleja una dificultad más amplia en establecer lazos sociales, lo cual puede ser un signo de la fragmentación social en la que vivimos”, sugiere el especialista.

Atravesados por la política

El año en curso agrega un matiz especial a la decisión de pasar las fiestas en soledad. La situación socioeconómica angustiante que afecta a gran parte de la población puede intensificar la necesidad de buscar momentos de tranquilidad y reflexión. En este panorama, el aislamiento puede funcionar como una estrategia para mitigar la angustia generada por la situación económica. “La incertidumbre económica y las tensiones políticas que seguramente marcarán el año pueden influir en la forma en que las personas aborden las festividades. Además, las discusiones políticas candentes pueden agregar otra capa de complejidad y afectar la dinámica de las interacciones sociales durante las festividades”, enfatiza Franco.

Lo cierto es que la soledad no es para todos. Algunas personas pueden encontrarla difícil o incómoda. Pero para aquellos que la eligen, puede ser una fuente de fortaleza y satisfacción. No hay nada de malo en disfrutar de la propia compañía y brindar con uno mismo. ¡Chin chin!


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María Ximena Perez

Periodista, docente e investigadora. Doctora en Comunicación.