Calentamiento global: el Amazonas está contra las cuerdas y se acerca a un punto de no retorno

La situación es advertida por diversos equipos científicos que estudian las consecuencias del cambio climático sobre uno de los principales pulmones del planeta.

Los pescadores tiran redes en la cuenca del Amazonas (imágen: revista Science).

Científicos brasileros alertan sobre los avances del cambio climático y advierten que la selva amazónica podría llegar a un punto de no retorno. El estudio, publicado en la revista Nature al que la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ tuvo acceso, estima que para el 2050 podía desaparecer la mitad de este ecosistema, considerado como uno de los principales pulmones del planeta.

El trabajo, liderado por científicos de la Universidad Federal de Santa Catalina, señala que las alteraciones dependen del aumento de la temperatura y la disminución de las precipitaciones. Esto causa un profundo desbalance: se incrementan las sequías en las estaciones secas y, en paralelo, hacen lo propio las precipitaciones en las estaciones húmedas. Según el artículo, ya se sobrepasaron los niveles seguros de deforestación de la selva amazónica: el equipo de investigación establece el límite seguro en el 10 por ciento. En la actualidad, se superó el 13 por ciento y el punto de no retorno se ubica cerca del 20 por ciento.

Por otro lado, según un artículo publicado en los últimos días en la revista Science, en los últimos cuatro meses escasearon las lluvias en Manaos, una ciudad de dos millones de habitantes emplazada en el Amazonas. Lo común es que en junio se inicie la estación seca y esta no sea muy larga. Sin embargo, a mediados de octubre, el caudal de los ríos alcanzó el nivel más bajo observado desde que comenzaron los registros en 1902. Los cargueros que llegaban del Océano Atlántico, la principal línea de suministro de la ciudad, quedaron bloqueados por bancos de arena y las fábricas despidieron a sus trabajadores.

Para empeorar las cosas, la sequía coincidió con una serie de olas de calor: en septiembre y octubre las temperaturas en Manaos alcanzaron un máximo de 39° C, seis grados por encima de lo normal.

La biodiversidad se achica

Las condiciones extremas que se viven en Manaos son solo una parte de lo que ocurre en el corazón de la selva. Una investigación publicada en la revista Journal of Experimental Biology, llevada adelante por Jochen Schöngart, científico forestal del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (INPA), revela un desbalance hidrológico. Durante décadas, el nivel bajo del agua en la estación seca descendió aún más, mientras que el nivel alto en la estación de lluvias se incrementó. Este desbalance produce fuertes inundaciones y los investigadores afirman que los cambios se profundizarán gracias al calentamiento global.

Si la combinación de máximos y mínimos hidrológicos se convierte en la nueva norma, las consecuencias podrían extenderse a toda la cuenca del Amazonas, que alberga una enorme fracción de la biodiversidad del planeta.

Muchos animales se murieron, entre ellos, el tucuxi (Sotalia fluviatilis), un delfín de agua dulce.  Los cadáveres comenzaron a aparecer a finales de septiembre, luego de realizar necropsias y no encontrar evidencias de infecciones o toxinas, los científicos aseguran que la causa de las muertes es la temperatura elevada.

El delfín de rio, uno de los principales afectados. (Créditos: Argentina Ambiental).

El cambio climático también podría ser el culpable de las precipitaciones extremas que se han producido durante las estaciones húmedas, de las dieciocho inundaciones informados en Manaos desde 1902, la mitad ocurrieron a partir del 2000, en este período se incluyen las cuatro más grandes. En junio de 2021, el río alcanzó un nivel histórico en Manaos y obligó a las autoridades a construir nueve kilómetros de pasarelas sobre las calles.

Si bien el cambio climático encuentra sus orígenes en intervenciones realizadas por el ser humano, hay influencias naturales sobre la temperatura y las precipitaciones en el Amazonas. La más importante es la corriente del Niño-Oscilación del Sur, una fluctuación cíclica en las temperaturas superficiales en el Océano Pacífico. Cuando el Niño está en su fase cálida, desvía el aire húmedo que causa las precipitaciones en el Amazonas.

El impacto en la economía

El desbalance hidrológico tiene consecuencias también en las economías regionales. La pesca se complica ya que, con motivo de la sequía, los pesqueros comerciales comenzaron a internarse en el Amazonas y compiten con los pobladores. La agricultura también se complicó ya que se interrumpió la siembra y cosecha de yuca, uno de los cultivos comerciales más importantes de la zona. El calor es tan intenso que los agricultores no pueden trabajar la tierra.

Bruce Forsberg, un ecologista que estudia el Amazonas desde los años ochenta dice que se verán cosas peores. Él y un equipo de científicos brasileños y estadounidenses han modelado cómo el calentamiento debido a un aumento continuo de las emisiones de combustibles fósiles afectaría los caudales de los ríos. Según sus cálculos, casi todas las cabeceras del Amazonas en los Andes descargarán entre un veinte y un cincuenta por ciento más de agua para finales de siglo, lo que sugiere graves inundaciones en Manaos y gran parte del resto de la región.

Forsberg también explica que este tipo de situaciones extremas afectarán al sur de Brasil y otras partes de Sudamérica porque las condiciones en la cuenca del Amazonas influyen en los patrones de lluvia en miles de kilómetros a la redonda.


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Nadia Chiaramoni

Licenciada en biotecnología. Doctora con mención en ciencias básicas y aplicadas