Plata fácil y rápida: ¿cómo impactan las apuestas digitales en los colegios?

Estudiantes y docentes dialogan con la Agencia acerca de cómo la ludopatía digital se infiltra en las aulas y puede pasar de ser un juego a una adicción peligrosa.

Los sitios de juegos aparecen constantemente publicitados en, por ejemplo camisetas de fútbol o mediante personajes atractivos. Créditos: Argentina.gob.ar
Los sitios de juegos aparecen constantemente publicitados en, por ejemplo camisetas de fútbol o mediante personajes atractivos. Créditos: Argentina.gob.ar

José (16) es un alumno que asiste a un colegio de la zona sur del conurbano y que apostó en casinos online hasta que el juego se le fue de las manos. “Lo que me llama la atención es poder ganar dinero sin hacer nada ya que es un juego de azar. Al principio, le pedía plata a mi vieja o usaba lo que me daban para almorzar en el colegio. Mi mentalidad era: ese dinero lo apuesto, lo duplico y tengo para comer, para devolverle a mi vieja y una platita extra”, cuenta a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ. Y afirma: “El tema es que llegó un momento que no la pude devolver más y jugué varias veces hasta que pude hacerlo. Ahí dejé las apuestas”.

Cada vez son más los adolescentes y jóvenes que se adentran en prácticas que permiten ganar un ingreso extra de una manera rápida y fácil. Así, por ejemplo, algunos –estén en el colegio secundario o dando sus primeros pasos en la vida adulta– realizan apuestas digitales deportivas, en casinos o loterías; mientras que otros destinan su tiempo al trading (la compraventa de activos en el mercado financiero). Si bien no es un problema nuevo, la ludopatía o adicción al juego se tornó más compleja debido al fácil acceso a internet y las pantallas al punto tal de transformarse en un obstáculo al interior de las aulas que complica a docentes y estudiantes.

Una de las maneras de jugar y, en el mejor de los casos, multiplicar el dinero que arriesgan los jóvenes es a través de las apuestas digitales deportivas o mediantes casinos y loterías. Los sitios de juegos aparecen constantemente publicitados en, por ejemplo camisetas de fútbol o mediante personajes atractivos. Así, el sitio Bplay hace su promoción televisiva con Emiliano “Dibu” Martínez, y River y Boca son sponsoreados por Codere y Betsson, respectivamente.

Nicolás, profesor de dos escuelas secundarias de Bernal y Ezpeleta, expresa a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ: “Es un signo de época. Los pibes van a buscar trabajo y se les pide un montón de requisitos por un monto muy bajo. Entonces, estos sitios se vuelven una alternativa al prometer plata fácil y con sumas mayores a las que pueden ganar trabajando un día en, por ejemplo, McDonalds”.

Así como José, su compañero de escuela Joaquín (16) también participa en apuestas en un casino online que se puede descargar desde páginas de Google, links en historias de Instagram o desde Play Store. “Ahí apuesto de vez en cuando, pero cuando juega Boca apuesto siempre. Por ejemplo, paso $5 mil al casino y, si ganan, me pasan $25 mil a Mercado Pago, Modo o Cuenta DNI. Lo hago para poder comprarme cosas y no joder a mis viejos”, dice a la Agencia.

Un vicio naturalizado

Docentes de distintas escuelas afirman que la práctica de apuestas, sobre todo deportivas, se intensificaron en el último año y que los jóvenes lo toman como algo natural y cotidiano. “Son los mismos alumnos los que explican a un docente o a algún compañero, qué tipo de apuestas existen y cómo hacerlas. Hay desde apuestas de goles, jugadas o combinadas, esto es marcar el resultado de una serie de partidos”, detalla Nicolás. Y ejemplifica: “Si aciertan todo se llevan una cifra realmente grande. En algunos sitios dan $5 por cada peso que se apuesta. Si una persona pone $10 mil y gana, se lleva $50 mil, una cifra atractiva para ellos”. 

En línea con esto, Lautaro, docente de otra escuela secundaria de Quilmes, relata a la Agencia de Noticias Científicas: “Los alumnos llegan a las apuestas por los clubes de fútbol, youtubers, influencers o periodistas serios que no hacen nada para frenar el problema. Es realmente preocupante porque a las distracciones normales que hay en un aula con un teléfono, se le suma que ellos estén apostando en todo momento y pendientes de los resultados”.

Muchas veces, mientras los docentes explican, los jóvenes prestan atención a la plata que deben poner o incluso piden dinero prestado. Así, Lautaro manifiesta: “Es realmente muy fácil ingresar en ese mundo adictivo que ellos ven como un juego más: es ganar o perder. Sólo tenés que crear una cuenta, asociarla a Mercado Pago o alguna tarjeta y ya está”.

Y agrega: “Si bien los sitios no aceptan menores, la realidad es que se puede mentir la edad muy fácilmente”. Algo que no sorprende, la gran mayoría de los jóvenes alguna vez han mentido para ingresar a determinada red social. Evidentemente, los menores no son un tema que preocupa a los grandes magnates de la comunicación y las apuestas.


Últimas noticias de la sección Sociedad:



¿Te gustó esta noticia? ¡Compartila!

Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).