Un equipo científico demuestra que la yerba mate es quimiopreventiva y antitumoral
Sus estudios se realizaron en base al cáncer de colon y de mama. Una pista: el problema no es el vegetal sino la temperatura del agua.
El mate forma parte de las tradiciones y de la cultura popular de América del Sur desde hace siglos. Hace ya algunas décadas, distintas investigaciones publicadas en revistas científicas buscaron establecer una relación entre la yerba mate y el desarrollo del cáncer. A fines de febrero de este año, el debate se reavivó tras la publicación de una nota en el diario británico The Sun, donde asevera que tomar mate triplicaría el riesgo de contraer cáncer y lo asimila con fumar cien cigarrillos.
En este sentido, la Agencia de Noticias Científicas consultó con Rocío García y Hernán Farina, investigadores del Centro de Oncología Molecular y Traslacional de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) para profundizar en el asunto. Farina afirma que “este tipo de notas prenden en la comunidad pero no terminan de decir la información correcta” y agrega que “ese estudio se realizó en un país y ciudad en específico, cuya yerba se seca de una manera distinta a la de Argentina”.
La importancia del mate en la región es tal que, según el Instituto Nacional de Yerba Mate, el 2021 marcó un récord de consumo de la planta en la Argentina: se comercializaron 282,85 millones de kilos, lo que representa un aumento del 5,21 por ciento respecto de 2020. Además, fue declarado como “infusión nacional” por el Congreso en 2013, y se celebra su día todos los 30 de noviembre.
¿Como fumar cien cigarrillos?
En 2020, casi 10 millones de personas fallecieron de cáncer. Los tipos más comunes son los de mama, pulmón, colon y recto y próstata. Desde hace varias décadas, el mate es asociado eventualmente con distintos tipos de cáncer, como el de esófago y el de lengua. Una nota publicada en el diario británico The Sun sumó un nuevo capítulo a este debate. Allí se cita un estudio de 2008 publicado en la revista Cancer Epidemiology Biomarker and Prevention, que sugiere que el consumo de yerba mate aumenta las probabilidades de contraer cáncer, en especial de esófago, y lo asimila con fumar cien cigarrillos. Según la investigación realizada en Brasil, esto se debe a que la yerba mate contiene, en gran cantidad, una sustancia carcinógena llamada hidrocarburo policíclico aromático.
El investigador Hernán Farina afirma que la información que brinda la nota es incompleta. “En Brasil la yerba es ahumada, lo que incrementa la generación de sustancias que pueden ser cancerígenas. Los compuestos que tiene la yerba ahumada adrede no son los mismos que tiene la yerba en Argentina”, comenta el especialista. En coincidencia con esto, la doctora en Ciencia y Tecnología, Rocío García Lázaro, manifiesta que “la yerba mate no solo no genera cáncer, sino que ayuda a que no se expanda”.
Una llave contra el cáncer
En dos investigaciones publicadas en distintas revistas científicas (ver hacia el final de la nota), los especialistas indagaron la relación que había entre la yerba mate y el cáncer de mama y de colon. La elección de estos dos tumores se debe a que representan los más preponderantes en Argentina. En 2020, el cáncer de mama fue el de mayor de magnitud con 22.024 casos –y es el primero en mujeres–, seguido por el colorrectal con 15.895 casos. Los resultados fueron muy alentadores: en ensayos preclínicos, es decir en modelos celulares y animales, la yerba mate presentó efectos quimiopreventivos y antitumorales.
“Si bien ya existen informes sobre yerba mate en células, no hay antecedentes de que se haya investigado también in vivo, es decir, con animales”, comenta García. En un primer momento, los científicos vieron que, cuando las células tumorales de cáncer de colon y mama entraban en contacto con la yerba mate, su crecimiento era más lento y su adhesión y migración se veía restringida. Estos datos resultaron muy importantes a la hora de pensar el proceso conocido como “metástasis” que, en palabras de García, “es el gran problema que se presenta en la clínica”.
El siguiente paso fue observar cómo actuaba la yerba mate en animales, tanto a nivel preventivo como en tratamientos. El equipo de investigación armó dos grupos. Por un lado, cierta cantidad de animales tomaba agua y, por el otro, tomaban la infusión de yerba mate. Los resultados mostraron que el grupo de animales que tomaba “mate” presentaba un desarrollo del tumor más lento y tenían menos vasos sanguíneos. Esto es importante porque los tumores requieren de ellos para nutrirse y crecer. Asimismo, estos animales presentaban una expectativa de vida más larga.
Además hicieron ensayos en el plano “preventivo” del cáncer de colon. A través de la inducción de un agente químico que desarrolla la enfermedad a futuro, el equipo de investigación aprovechó ese tiempo “sin cáncer” para dar yerba mate a los animales y ver los efectos. García relata que “cuando apareció la enfermedad, era mucho más controlada e, incluso, algunos animales no llegaron a presentarla”. Si bien faltan ensayos aún, a partir de este estudio, el equipo de investigación sugirió que la yerba mate podría potencialmente prevenir el desarrollo de la enfermedad, así como también podría ayudar en su tratamiento, junto con quimioterápicos.
A la hora de cebar
Farina agrega que un factor muy importante a la hora de hablar de la relación entre el cáncer y el mate es la temperatura a la que se toma la infusión. “Cuando se empezó a separar la yerba mate de la infusión, se dieron cuenta que el agua caliente es lo que produce cáncer y no la yerba mate. Desde hace años, la temperatura a la que se toma esta bebida fue bajando de 85° a 72° porque el agua muy caliente puede producir lesiones y tener efectos cancerígenos”. De igual manera sucede en otras regiones del mundo donde se consumen alimentos muy calientes, como el arroz en Medio Oriente.
Lo planteado por Farina va de la mano con lo sugerido por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este determinó en 2016 que el consumo de bebidas muy calientes, probablemente, puede causar cáncer de esófago en los seres humanos. Además, aclaró que no se encontró evidencia concluyente con respecto al consumo de mate a temperaturas que no estén muy calientes. García sostiene: “Hay muchísimos estudios que demuestran que el problema es la temperatura del agua, y no el mate per sé. La yerba mate previene el cáncer en algunos aspectos”. El equipo de investigación busca nuevas líneas de investigación y profundizar sus descubrimientos, en especial en el cáncer de mama por su importancia en la vida de las mujeres. Farina abre la pregunta: “Sabemos que la yerba mate inhibe el tumor pero, ¿cómo lo hace?”.
El secreto en la selva
La yerba mate, científicamente conocida como Ilex Paraguariensis, es un árbol nativo de la Selva Paranaense. Con sus hojas y ramas, molidas y secas, se prepara la infusión conocida como “mate”. Originalmente, los guaraníes utilizaban las hojas del árbol como bebida, objeto de culto y moneda de cambio con otros pueblos. Caá en guaraní significa yerba, planta y selva. Los conquistadores aprendieron su uso y se encargaron de expandir su consumo por la región del Río de la Plata. Luego, los Jesuitas introdujeron el cultivo en las reducciones y misiones jesuíticas guaraníes y, de esa manera, la yerba mate se popularizó.
Ante el consumo de mate, no había distinciones de clases sociales, pero sí las había en la forma de tomarlo. Por un lado, la clase social más baja tomaba mate amargo en calabazas pintadas o recipientes de palo santo, mientras que, los más ricos solían agregarle azúcar o pastillas aromáticas y utilizaban recipientes adornados de plata y bombillas del mismo material.
Hablar de los Jesuitas es hablar del siglo XVII. En pleno siglo XXI, la costumbre del mate sigue más que vigente, y las investigaciones buscan derribar mitos y ratificar verdades de la infusión sudamericana.
Los artículos nombrados pueden leerse aquí:
– Actividad antitumoral in vitro e in vivo del extracto de Yerba Mate en modelos de cáncer de colon