La escritura y la lectura tienen su lugar en la pantalla chica

Estudiantes de la UNQ presentaron “Arde”, un documental que narra la necesidad de volver a contar historias.

Créditos: Ezequiel Iglesias.

En tiempos de individualismo recalentado, lo colectivo refresca. Sobre todo, porque a menudo queda la sensación de que ya no hay demasiado lugar para las solidaridades grupales. Arde, en este sentido, es un espacio singular donde personas con diferentes trayectorias se reúnen de manera periódica a leer y a escribir. Un club de lectura que desborda, un escenario de diálogo, de puesta en común, de creación y construcción. Un taller gratuito, abierto y nómade, que transcurre en centros culturales, bares, casas y teatros.

Estudiantes de la Tecnicatura Universitaria en Producción Digital de la Universidad Nacional de Quilmes, realizaron el producto audiovisual que narra la experiencia del colectivo y fue presentado en el canal Información Periodística (IP). Además, también será proyectado en el Centro Cultural Nueva Uriarte el sábado 3 de febrero a las 19 (Palermo, CABA).

Apenas 12 minutos de documental bastan para conocer a fondo un paisaje emergente de “escritura y rancheo”. Como advierte uno de los gestores en el audiovisual, Arde puede definirse como “un grupo humano donde lo que prima es el poder compartir de manera respetuosa la experiencia literaria. Fomentar un proceso artístico; es la pluralidad de voces sin la necesidad de que haya una bajada de línea teórica”.

“Kandinski dijo que ‘Toda obra de arte es hija de su tiempo’. Creo que este documental es un ejemplo de esa frase, en un contexto donde se intenta imponer lo individual sobre lo colectivo y donde todo se piensa en términos de mercantilización”, señala a la Agencia de noticias científicas de la UNQ, Ezequiel Iglesias, referente del proyecto. Luego continúa: “Para nosotros, narrar lo que sucede en Arde fue una necesidad de recordar que somos seres sociales, y también de mostrar esa cosa mágica que surge en los espacios de autogestión”.

Arde demuestra que las ganas de compartir todavía son posibles; y el equipo de estudiantes de la UNQ tuvo la virtud de comunicar de manera concreta cómo esa posibilidad puede transformarse en realidad.  

Monos que (se) cuentan historias

El hecho de volver a contar historias constituye una de las principales actividades que convirtió a los humanos, efectivamente, en humanos. “Contar historias es importante porque las historias representan un pilar de la cultura. Nos permiten mostrar realidades y transmitir ideas o pensamientos. Todas las personas tenemos la necesidad de expresar lo que nos pasa”, reflexiona Iglesias.

En el presente, contar y contarse también se reedita como base de la socialización, como gesto de resistencia en un presente de vértigo que parece deshilacharse. Porque no hay tiempo o, para ser justos, sí hay tiempo aunque no lo suficiente para ser compartido.

documental "Arde"
Créditos: Ezequiel Iglesias.

En Arde sus participantes se reúnen, quizás con un vino y algo para picar de por medio, y leen sus producciones en voz alta. Se expresan, construyen opiniones valiosas sobre los textos de los demás. En pleno capitalismo: intercambian y no dinero. Un colectivo que se reúne sin cobrar entradas, en donde todos son bienvenidos. ¿La condición? Que quieran disfrutar del arte de y para todos y todas.

El documental exhibe una producción sencilla, luminosa, con testimonios de personas que disfrutan al repasar sus primeros contactos con la lectura y la escritura. En el medio, sonrisas que recuerdan recuerdos, afectos, cariños pasados y presentes. Porque quien cuenta, también quiere; el arte se vuelve chicle, punto en común y punto de fuga: “Escribir siempre fue un mecanismo de supervivencia, una manera de que no fuera tan intenso todo”, confirma una de las participantes de Arde que se muestra en el audiovisual.

“Este proyecto fue el trabajo final para la materia Taller de documental. Quiero resaltar la manera que Carlos Castro, nuestro profesor, tiene de enseñar y de transmitir sus conocimientos. Es el resultado de un trabajo en equipo y lo hicimos muy rápido: aunque tuvimos muy poco tiempo para escribir, rodar y posproducir, lo que más me gustó tiene que ver con hacerlo con otros”. Cuando Iglesias dice ‘equipo’, refiere a Lisette Singlande, Victoria Scarrone y Florencia Gómez, otros estudiantes con ideas que arden en la UNQ.


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