Una de terror: el vaciamiento del INCAA y el futuro del cine independiente

El gobierno suspendió el apoyo económico y no renovará contratos. Organizaciones convocan a manifestarse contra los despidos y en defensa de la cultura este jueves a las 17 en el Cine Gaumont.

Créditos: Qué digital
Créditos: Qué digital

Argentina amaneció bajo un cielo gris, y no solo por las alertas meteorológicas que abarcan varias provincias, sino por el comunicado que emitió el ministerio de Capital Humano en el que se anuncia un “proceso de reordenamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales”. Por medio de la resolución 16/2024, el gobierno suspendió el apoyo económico al INCAA, a las provincias y a CABA, no renovará los contratos que finalizan el próximo 31 de marzo ni financiará los festivales que permiten la difusión de producciones cinematográficas nacionales; además de dejar de pagar viáticos, horas extras y la contratación de telefonía móvil. Sumado a esto, recientemente Carlos Pirovano, titular del organismo, anunció el cierre del histórico Cine Gaumont y de las plataformas CineAr y CineAr Play, espacios destinados a proyectar películas nacionales. En este contexto, organizaciones convocan este jueves a las 17 horas a una concentración en el Cine Gaumont contra los despidos y en defensa de la cultura.

El desguace del INCAA está provocando la muerte del cine independiente que no está ligado a las grandes productoras ni plataformas extranjeras. Además, este organismo promueve festivales en cada una de las regiones del país y al sacar ese fomento, se está generando la muerte de las distintas miradas que existen en Argentina”, afirma Carlos Castro, documentalista y docente de la Tecnicatura en Producción Digital de la UNQ a la Agencia de Noticias Científicas de la misma casa de estudios.

Por su parte, Verónica De Cata, editora audiovisual y también profesora de dicha carrera, señala: “Es un golpe mortal para la industria cinematográfica nacional que genera miles de puestos de trabajo, se autofinancia con la recaudación del ENACOM y también con la de las entradas en las salas de cine. Contrario a lo que se dice, se trata de una industria que hace crecer la economía a través de, por ejemplo, los festivales que dinamizan el turismo, trabajan miles de personas y son puntos de encuentro e intercambio”.

El ataque que da el gobierno es por todos los frentes de manera simultánea: universidades, ciencia y cultura, lugares que son productores de sentido, de pensamiento crítico y transformadores de la realidad. “El cine es una construcción federal de nuestro acervo cultural y de un fomento que, a lo largo de los años, fue mejorando al intensificar narrativas y temáticas pensadas desde una lógica argentina. Desde esa perspectiva, a este gobierno no le puede interesar mucho que cada una de las regiones del país produzca cine ficcional, documental, con discusión política y con divulgación científica”, considera Castro.

Tal es así que Pirovano anunció recientemente que cerraría el histórico Cine Gaumont y las plataformas televisivas y digitales CineAr y CineAr Play, espacios que ponen a disposición del público películas nacionales de grandes productoras e independientes. En el caso del Cine, las entradas generales cuestan 400 pesos y existen descuentos; por otra parte, CineAr posee los estrenos al mismo precio y una extensa oferta gratuita de films nacionales actuales e históricos, funcionando también como un archivo cinematográfico.

Se busca destruir nuestra identidad, nuestro derecho a la pluralidad de voces y el acceso también a esa diversidad de miradas. No se intentan solucionar los problemas que hay sino romper algo que funciona, como el cine, y que mueve la economía al generar puestos de trabajo”, sostiene De Cata. 

Juventudes huérfanas

“Vivimos en un país bastante centralizado y con características unitarias. Al no tener un espacio de fomento que pueda darle las mismas oportunidades a todos, los profesionales que vengan quedarán con una sensación de orfandad muy grande que implica un camino mucho más dificultoso para insertarse en el mercado”, declara Castro ante la Agencia.

Y cierra: “Es una pena muy grande que las nuevas generaciones que vienen con una cabeza muy ligada a otras lógicas de producción mediadas por la tecnología o por la Inteligencia Artificial no puedan acceder a instancias de fomento. Estos espacios generan una identidad con nuestro país, un trabajo genuino y resultan en producciones que son premiadas en todos los festivales del mundo”.

Pergaminos y estatuillas

“Se terminaron los años en los que se financiaban festivales de cine con el hambre de miles de chicos”, cierra el comunicado sin contemplar, paradójicamente, que no renovar contratos implica dejar a familias enteras sin trabajo. En este contexto pareciera que tener una industria cinematográfica nacional no sirve de nada. Pero, ¿es tan así? El cine argentino es reconocido en todo el mundo; incluso, es de los pocos países que tiene varias películas nominadas al prestigioso premio Oscar.

Distintas organizaciones convocan a una concentración en defensa del cine nacional este jueves. Créditos: Unidxs por la cultura.
Diversas organizaciones convocan a una concentración en defensa del cine nacional este jueves. Créditos: Unidxs por la cultura.

De las películas que contaron con el apoyo del INCAA, ocho fueron candidatas a ese galardón: “La tregua”, “Camila”, “El hijo de la novia”, “Tango, no me dejes nunca”, “Relatos Salvajes”, “Argentina, 1985”, “La historia oficial” y “El secreto de sus ojos”, siendo estas dos últimas ganadoras del premio. También, el rubro Mejor Film Iberoamericano de los famosos premios Goya ponen en la cima a Argentina: de las 37 estatuillas otorgadas entre 1987 y 2023, 19 fueron para una película nacional.

No solo esto, sino que también la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica, que hoy corre el riesgo de ser privatizada o desaparecer, fue formadora de profesionales reconocidos como Juan Bautista Stagnaro (Camila), Fabián Bielinsky (Nueve Reinas) o Vanesa Ragone (El secreto de sus ojos), solo por nombrar algunos. 

De Cata manifiesta: “No nos van a callar, junto a los futuros cineastas y técnicos seguiremos haciendo cine desde los márgenes, como hemos hecho en otros momentos de la historia”.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).