La contaminación plástica llegó a las áreas despobladas del Ártico
La fauna se ve afectada por la polución y el calentamiento global, que es tres veces más rápido en esta región que en el resto del planeta.
El plástico es uno de los materiales más utilizados y más duraderos del planeta. Cada año, entre 19 y 23 millones de toneladas métricas de estos residuos son volcados en los océanos. Según un estudio publicado en la revista científica Nature, la contaminación plástica alcanzó áreas sin actividad humana aparente en el Ártico e, incluso, en sus profundidades marinas. El equipo de investigación identificó de dónde provienen estos residuos y cuál es su impacto en la fauna local. También, indagó la asociación entre la presencia de plásticos y el cambio climático en esta región, donde el calentamiento global es tres veces más rápido que en el resto del planeta.
En el artículo “Contaminación plástica en el Ártico”, se identifican cuáles son las fuentes de esta polución. “Dado que gran parte del Ártico está escasamente habitado, se esperaría una entrada de contaminación plástica local relativamente baja”, sugiere el estudio. Sin embargo, los desechos provienen no solo del ámbito local, a través de la pesca, vertederos, actividad industrial en el mar y aguas residuales, sino también de otras zonas más distantes. Las concentraciones de plástico en esta región varían ampliamente, pero hay una mayor acumulación en ciertos puntos, que generalmente son similares a las de las regiones más densamente pobladas.
Gran parte de estos residuos provienen del Atlántico y del Pacífico Norte. A través de la circulación del aire como de las corrientes oceánicas y de la deriva del hielo marino, los plásticos –incluidos los fragmentados denominados ”microplásticos” y “nanoplásticos”– son transportados a esta región. Asimismo, los ríos cobran una gran importancia: si bien el océano Ártico representa el 1 por ciento del volumen oceánico del planeta, recibe el 10 por ciento de la descarga fluvial mundial.
El orígen de estos plásticos se le atribuye principalmente a la actividad marítima, como la exploración de hidrocarburos, la acuicultura y el turismo de cruceros. Asimismo, la pesca representa una gran preocupación para el equipo de investigación, que detalló algunos ejemplos. En las playas de Svalbard, al norte de Europa, los desechos plásticos de la pesca representaron del 27 al 100 por ciento de la basura. De la misma manera, los artículos reconocibles del Ártico euroasiático procedían de barcos de arrastre de Rusia, Escandinavia, Reino Unido, Islandia, Islas Feroe (Dinamarca), Países Bajos, Alemania, Italia, España, Canadá, Argentina, Brasil y EEUU. También, se han identificado desechos plásticos de uso doméstico, como telas, botellas, envases y bolsas de plástico.
En el artículo se aclara que no se posee suficiente información sobre el movimiento de estos plásticos al interior del Ártico, debido a las limitaciones que presenta la región a la hora de investigar. La lejanía, la falta de infraestructura y las condiciones ambientales funcionan como restricciones. El trabajo científico suele realizarse durante los meses de verano y en transporte como aviones, bases de investigación o buques polares. Sin embargo, la poca visibilidad, el hielo, las bajas temperaturas y la presencia de osos polares dificultan el trabajo.
Amenaza para el planeta
El plástico persiste en el medio ambiente por un largo período de tiempo, se calcula que tarda en degradarse entre cien y mil años. Su ingestión por parte de los organismos vivos puede traer consigo desnutrición, lesiones internas, inanición y muerte. Según el estudio, 131 especies de animales del Ártico se vieron afectadas por la ingestión, enredo y asfixia. Además, aquellas aves marinas que se alimentan en la superficie del mar son el grupo más vulnerable ante la acumulación de contaminación plástica.
Actualmente se registran pocas investigaciones acerca de los efectos ecológicos de los desechos plásticos en los ecosistemas árticos. En este sentido, el equipo de investigación plantea que se debe priorizar la comprensión de dichos efectos ya que “el Ártico es vulnerable a una combinación de muchos factores estresantes”. De hecho, en esta región, el cambio climático ya ha afectado a sus ecosistemas que se encuentran bajo un “estrés severo”.
Uno de los principales problemas es el derretimiento del hielo que, a su vez, libera microplásticos que fueron transportados de un lado a otro durante su congelamiento. La distribución de estos pequeños plásticos dificultan la disponibilidad de nutrientes y la turbidez de los hábitats naturales de las especies. El estudio concluye: “Es claro que se necesita con urgencia una mitigación eficaz para evitar un mayor deterioro de los ecosistemas y las comunidades del Ártico”.