El plástico, otra vez: su degradación contribuye a la acidificación de los océanos

Según un estudio, la descomposición de este material disminuye el pH del agua y perjudica la vida marina. Se trata de una de las principales amenazas para el ecosistema.

La degradación plástica induce una disminución del pH del agua de mar. Créditos: Agencia SINC
La degradación plástica induce una disminución del pH del agua de mar. Créditos: Agencia SINC

Un estudio liderado por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona reveló que la degradación de plásticos disminuye hasta 0,5 unidades el pH del mar. Al descomponerse, los plásticos liberan ácidos orgánicos y dióxido de carbono (CO2) que contribuyen a la acidificación de los océanos y afectan así al ecosistema marino. Esto, junto con la contaminación de plásticos, constituyen dos de las amenazas principales a las que se enfrentan los océanos.

Además, el estudio define que la radiación solar también favorece a la acidificación. Al estar a la intemperie, los plásticos sufren distintos cambios durante su degradación, que van desde rayones y cambios físicos hasta alteraciones en su composición química y estructura. En ese sentido, algunos compuestos químicos de los plásticos se desprenden y se disuelven en el agua –lo que se conoce como lixiviación–, lo que hace que se altere el pH y se acelere la acidificación. 

La disminución del pH es potenciada por la radiación solar y es inducida por la liberación de ácidos orgánicos y la producción de CO2. Créditos: Gráfico extraído del estudio
La disminución del pH es potenciada por la radiación solar y es inducida por la liberación de ácidos orgánicos y la producción de CO2. Créditos: Gráfico extraído del estudio

Océanos y CO2

Ahora bien, ¿qué es el pH y cómo debe funcionar? El doctor en Biología Luis Cappozzo explica a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ que el “potencial hidrógeno” indica el grado de neutralidad, acidez o alcalinidad que tiene una solución. 

“El pH neutro del agua es 7 y, en el caso de los océanos, si bien varía de mar en mar, el pH promedio es alrededor de 8. En el último siglo, a partir de los cambios provenientes de la Revolución Industrial, el aumento de gases de efecto invernadero en el aire y el consecuente cambio climático, los océanos absorben más dióxido de carbono del que pueden procesar”, detalla el doctor en Biología. 

Además del CO2 atmosférico, los mares absorben también dióxido de carbono y ácidos orgánicos provenientes de los plásticos. Según el estudio, hasta 13 millones de toneladas de plástico acaban en el océano anualmente e, incluso, otro artículo ha demostrado que este material ya ha llegado hasta áreas despobladas del Ártico. Asimismo, el artículo indica que desde la Revolución Industrial la acidez en los mares ha aumentado en un promedio de 0,1

¿Por qué es un problema?

La disminución del pH en los océanos altera la vida marina. Cappozzo declara que “los ecosistemas están adaptados a tener un pH levemente alcalino (por encima de 7). Si esto disminuye, se modifica el ecosistema y hay organismos que no son tolerantes a grandes cambios de variables ambientales, como es el caso del pH”. 

Para ejemplificar, una de las consecuencias es la reducción de iones de carbonato, que son utilizados por algunos organismos calcificadores para construir y mantener sus caparazones o esqueletos de carbonato de calcio. Si el PH disminuye demasiado, las conchas de mar y los esqueletos pueden disolverse.

Los humanos, el eslabón inicial y final

No sólo no son ajenos sino que los humanos son el eslabón inicial y el eslabón final de la cadena plástica: ellos lo producen y más tarde lo consumen puesto que los microplásticos ya han llegado a los alimentos y el agua potable. La estabilidad de los ecosistemas marinos y terrestres es más que necesaria para que el planeta, y por ende la vida humana, pueda seguir funcionando. 

Tal como plantea una consigna de los movimientos ambientalistas, “no hay planeta B”, así que es hora que los gobiernos tomen verdaderas cartas en el asunto.


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Luciana Mazzini Puga

Licenciada en Comunicación Social (UNQ).