Las redes como ring: políticos y celebridades, entre el debate y el espectáculo
Personalidades de la cultura y del fútbol se posicionan a favor o en contra de los políticos de turno mientras combaten la desinformación y los ataques mediáticos.
Si en algún momento la política y la cultura aparentaron ser dos esferas separadas, en la actualidad se las ve más entrelazadas que nunca. Las redes sociales son el nuevo escenario donde los y las políticas se comunican con sus seguidores, al igual que los artistas, jugadores de fútbol, personalidades destacadas y el ciudadano común. Allí se dan varios posicionamientos y discusiones, que algunas son más serias pero otras parecen tener un rasgo de espectacularización. En este artículo, la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ indaga sobre algunos casos.
De manera reciente, el expresidente y actual candidato de Estados Unidos Donald Trump utilizó su red social Truth Social para decir que “odia” a Taylor Swift, luego que esta afirmara que votará a la demócrata y actual vicepresidenta Kamala Harris. Mediante Instagram, la cantante confesó que una IA dijo que ella apoyaba a Trump por lo que decidió “combatir la desinformación con la verdad”. Su voto, según detalló, se debe a la defensa de los derechos humanos, LGBTQ+ y de las mujeres.
“Las redes sociales son un lugar donde se exacerban no solo los crecientes niveles de polarización política, sino también la polarización afectiva, que se explica por la intensidad de nuestros apegos y nuestros odios. Es decir, involucra nuestros afectos más profundos y nos separa visceralmente de quienes percibimos en la otra vereda”, explica Natalia Aruguete, doctora en Ciencias Sociales y docente de la UNQ, a la Agencia de Noticias Científicas.
La investigadora detalla que uno de los principales mecanismos que encuentran ciertos actores (como políticos, mediáticos, influencers o celebridades) para manifestar sus intolerancias es a través de estrategias sistemáticas y orquestadas de ataque. “El objetivo es instalar la agenda y hacer un control poblacional de la conversación pública digital“, afirma.
Esto explica cómo este ida y vuelta de Swift y Trump en Instagram y Truth Social continuó en la red social X (ex Twitter), donde el escritor Stephen King publicó un tweet en el que defendió a la artista al decir que la ama y que su música lo hace feliz. Quien le contestó al reconocido escritor de historias de terror fue el dueño de la plataforma y abiertamente seguidor de Trump, Elon Musk, que de una manera irónica le preguntó cuál era su canción favorita de Swift. Algo que King respondió en otro tweet.
Aunque el enfrentamiento, que dejó al descubierto la posición de ambos respecto de la próxima elección presidencial, inició a través de la burla y la ironía, King continuó con su crítica hacia Trump y Musk y con su defensa por el partido demócrata.
El odio que dice sentir el candidato republicano hacia Swift y que desencadenó la discusión de King y Musk forma parte de la batalla cultural que libran los políticos. La principal estrategia de la ultraderecha consiste en elegir a alguien y convertirlo en el enemigo. Algo similar ocurrió en Argentina entre el presidente Javier Milei y la artista Lali, a quien le asignó la etiqueta de “Lali depósito” y acusó de robarse dinero. La cantante aprovechó Instagram y X para responderle al presidente y dejar en claro su postura respecto a la discusión política: “Siento que la asimetría de poder entre usted y los que ataca por pensar distinto y la información falsa vuelve a su discurso injusto y violento”.
“Confrontar con un enemigo que sea fácilmente detectable sirve para la estrategia de polarización dado que activa y energiza a los simpatizantes y se hace un división entre un ‘nosotros vs. ellos’”, analiza Aruguete. Y continúa: “El problema es cuando los que atacan identifican como enemigo a un personaje que despierta una simpatía muy generalizada en un amplio sector de la sociedad. Este tipo de estrategias puede generar disonancia cognitiva y las adhesiones pueden perder fuerza”.
Así, numerosos artistas y seguidores han salido a defender a Swift y Lali en sus respectivos momentos. A la vez, se generó una agenda pública mediática en la que otras personalidades públicas se pronuncian políticamente en las redes. Por ejemplo, los jugadores de la selección francesa de fútbol Marcus Thuram y Jules Kounde, que habían llamado a no votar a la ultraderecha (como Kylian Mbappé en una conferencia de prensa), festejaron la derrota electoral del partido extremista.
Del otro lado, están quienes utilizan las redes para defender el modelo político más conservador y hacer uso, tal como manifiesta Aruguete, del mecanismo de ataque para marcar la diferencia y la brecha política. Así como es el caso de Musk contra King, en Argentina numerosos famosos se pronuncian a favor del gobierno de Javier Milei (y también reciben críticas), como Alex Caniggia, Alfa (exjugador del reality Gran Hermano), Anamá Ferreira o el “Kun” Agüero. En otros medios, también se han posicionado personalidades como Guillermo Francella, Luis Brandoni o Susana Giménez.
El caso de Francella es uno de los más recientes y ha recibido múltiples críticas en las redes sociales por parte de colegas al defender un modelo que no prioriza la cultura, sector donde él se desarrolla desde muy jóven. En línea con lo que plantea Aruguete, el ataque a alguien que genera simpatía entre el público puede exacerbar las agresiones o disminuir las adhesiones. Mediado por la profundización de las emociones más viscerales en las redes sociales, están quienes siguen a los artistas, cualquiera sea su posicionamiento, y apoyan su pensamiento o quienes deciden distanciarse.